Luto en España: Fallece trágicamente Mario de la Mano

Trágico suceso. De vez en cuando, hay muertes que van más allá del círculo cercano y alcanzan a toda una comunidad. Son pérdidas que sacuden por su inesperada aparición, pero sobre todo, por el vacío simbólico que dejan. Fallecimientos que afectan incluso a quienes nunca trataron en persona al ausente, pero lo sintieron cercano a ... Leer más

May 15, 2025 - 21:12
 0
Luto en España: Fallece trágicamente Mario de la Mano

Trágico suceso.

De vez en cuando, hay muertes que van más allá del círculo cercano y alcanzan a toda una comunidad. Son pérdidas que sacuden por su inesperada aparición, pero sobre todo, por el vacío simbólico que dejan. Fallecimientos que afectan incluso a quienes nunca trataron en persona al ausente, pero lo sintieron cercano a través de su trabajo, su voz o su mirada única sobre el mundo.

Cuando una figura pública muere, sobre todo una cuya labor ha formado parte del imaginario colectivo durante años, el duelo adquiere un matiz especial. No se trata solo de la persona, sino de lo que representaba para muchos. De su forma de contar la vida, de acompañar a las audiencias, de hacer suya una parte del tiempo compartido en una pantalla.

El pasado miércoles 14 de mayo, la televisión española perdió a uno de sus narradores más personales y queridos. El periodista de RTVE Mario de la Mano, rostro clave detrás del emblemático programa Cachitos de hierro y cromo, falleció a los 59 años por causas que no han trascendido hasta el momento. La noticia la dio a conocer el propio equipo del programa, a través de un emotivo comunicado en redes sociales.

Un autor de televisión con alma de archivo.

“Mario no solo dirigía el programa. Lo pensaba, lo soñaba, lo remataba. Tenía un sentido del humor afilado y una manera única de entender la televisión: con dedicación por el archivo, por la música y por los detalles que nadie más veía. Hoy el rótulo se escribe solo: Mario, gracias por todo. Nos vemos en la siguiente cinta”, escribieron sus compañeros de Cachitos en una despedida que resume el cariño y el respeto que inspiraba.

Bajo su dirección, Cachitos dejó de ser un simple contenedor musical para convertirse en un fenómeno cultural. Los rótulos ingeniosos que acompañaban las actuaciones musicales pasaron a ser marca registrada del programa y reflejo directo del ingenio de Mario. Su talento no estaba solo en lo técnico, sino en la sensibilidad para captar el tono exacto, el giro irónico, el guiño que hacía cómplice al espectador.

Pero su legado no se limita a los rótulos que tantos han compartido y comentado. De la Mano también dejó huella durante dos décadas en El escarabajo verde, el magazine medioambiental de RTVE, donde comenzó como redactor y terminó dirigiendo el espacio entre 2008 y 2017. Gracias a su liderazgo, el programa se consolidó como un referente del periodismo ambiental en España.

Un título siempre a la altura.

Sus antiguos compañeros, visiblemente afectados, compartieron también unas palabras que lo retratan de cuerpo entero: “Es fácil pensar en Mario como alguien que tenía un don con la palabra y lo demostraba analizando al detalle los guiones de sus redactores o dando, a menudo, con un título acertado cuando a nadie se le ocurría ninguno que fuera suficientemente atractivo”.

La mirada de Mario de la Mano era aguda, irónica y profundamente humana. Sabía reírse del absurdo, encontrar poesía en un archivo polvoriento y construir relatos donde otros solo veían datos. Era ese tipo de profesional que hacía parecer sencillo lo difícil, que sabía convertir un fragmento de cinta en memoria colectiva.

En tiempos donde la televisión tiende a lo inmediato, su trabajo recordaba la importancia de la pausa, del contexto, de la profundidad. El hueco que deja es técnico, sí, pero también profundamente emocional. Como esos programas que se quedan en la memoria no por lo que contaban, sino por cómo te hacían sentir mientras lo contaban.

Hasta la próxima cinta.

Pocos profesionales logran dejar una impronta tan nítida como la suya, sin necesidad de protagonismo. Mario era, según quienes lo conocieron, el tipo de líder que construía sin ruido, que pensaba antes de hablar y que trabajaba con la certeza de que los detalles son los que hacen la diferencia. No necesitó un gran foco, pero lo que creó iluminó a muchos.

Hoy, su ausencia se siente entre quienes compartieron redacción, archivo o plató con él. Pero también entre espectadores que, sin saberlo, habían hecho de su mirada parte de su rutina. Quedan sus cintas, sus rótulos y su forma de mirar. Y sobre todo, queda la sensación de que, en efecto, el siguiente rótulo se escribe solo.