Los ricos se gastan millones en hogares sin tanta tecnología: ahora quieren casas tontas
Mientras las grandes compañías tecnológicas han logrado que llenemos nuestros hogares de dispositivos inteligentes, una nueva corriente está ganando terreno entre las viviendas de los más adinerados. Frente al concepto de hogar conectado, ahora muchos millonarios optan por lo que se conoce como “casas tontas”. Y no, no se trata de una invención reciente. Varios profesionales dedicados al diseño de viviendas exclusivas, de esas que pocos pueden permitirse, confirman que está surgiendo una clara tendencia contraria a la de hace unos años. Los más ricos ya no desean que todo esté automatizado. Mientras gran parte de la población se enorgullece de haber incorporado la domótica en su hogar —como subir las persianas desde el móvil o controlar el frigorífico a distancia—, quienes cuentan con grandes fortunas están dando un giro total. Hoy en día, muchos de ellos prefieren viviendas sencillas, libres de tecnología invasiva. El detox de la tecnología. Es algo que cuenta Holly Hunt, diseñadora de interiores de casas de lujo, a Town & Country: “A menudo oímos a nuestros clientes decir que no quieren una casa más inteligente que ello”. En el mercado de las grandes fortunas. Existe una tendencia que apuesta por la desintoxicación tecnológica y digital. Los ejemplos que fueron... en pasado. Y es que, frente a tendencias que ya se han visto anteriormente —como el caso de Sofía Vergara, quien mostraba con orgullo tener todos los electrodomésticos de su hogar interconectados— o el de Bill Gates y su famosa mansión Xanadu 2.0, mencionada por Business Insider, donde cada invitado recibía un dispositivo que permitía a la casa reconocerlo y adaptar automáticamente la iluminación, la temperatura y la música según sus preferencias, la domótica sigue ganando protagonismo como símbolo de confort y personalización tecnológica. En Xataka Smart Home Houston, tenemos un problema. El hogar conectado no sirve de nada cuando este aparato que todos tenemos en casa falla Ahora las grandes fortunas buscan justo lo contrario: casas "tontas". La de Holly Hunt no es la única opinión parecida. Otra experta como Gillian Flynn, agente inmobiliaria de Pacific Sotheby's, Gillian Flynn, afirma en declaraciones a The Hollywood Reporter que ahora los ultrarricos prefieren alejarse de estas casas hiperconectadas: “Hubo una época en que atraer a un comprador de alto nivel significaba tener pantallas planas en casi todas las habitaciones, incluidas las áreas exteriores. Sin embargo, en el mercado actual, excesivamente automatizado, el exceso de tecnología puede ser un gran desincentivo”. Según la experta en este tipo de casas de gama alta, India Alexandra, de la consultora inmobiliaria The Moder House, en declaraciones a Financial Times: “Hay elementos de las casas inteligentes que algunos compradores encuentran atractivos porque aportan comodidad, control y eficiencia. Pero, sin duda, tenemos clientes que prefieren vivir en casas con tecnología más sencilla y tradicional vinculada a placeres sencillos: darse un baño largo, encender el fuego, cocinar a fuego lento”. Según la especialista, el hogar se ha convertido en un espacio donde refugiarse del constante bombardeo tecnológico del día a día. En lugar de seguir apostando por la automatización, las personas con grandes fortunas ahora valoran más disponer de un entorno libre de pantallas y dispositivos, un lugar donde poder desconectar por completo del mundo digital: “La gente lleva una vida ajetreada, y una casa suele ser un refugio de la tecnología que, de otro modo, domina la vida”. Han visto antes los problemas Las personas con un alto poder adquisitivo han detectado algo que muchos apenas estamos empezando a notar: el uso excesivo de la tecnología puede acarrear incompatibilidades y está sujeto a una obsolescencia programada. Cuando este enfoque se aplica al entorno doméstico, provoca que las viviendas envejezcan mal y pierdan funcionalidad con el paso del tiempo. Según George Carrillo, director ejecutivo del Consejo Hispano de la Construcción en declaraciones al portal inmobiliario Realtor, “los datos muestran que aproximadamente el 57 % de los propietarios de viviendas con dispositivos inteligentes enfrentan problemas de compatibilidad, lo que hace que la gestión de un hogar conectado se centre menos en la facilidad y más en la resolución de problemas. La tecnología inteligente no siempre es tan sencilla como se anuncia”. En Xataka Smart Home Una casa conectada no es verdaderamente inteligente si le faltan estos sensores para controlar todo sin hacer nada En la misma línea de abandono del smart-home van las declaraciones de Carrie Livingston, diseñadora de interiores de Beverly Hills, que comentaba a The Hollywood Reporter algo llamativo: sus clientes estaban cansados de sus sistemas do

Mientras las grandes compañías tecnológicas han logrado que llenemos nuestros hogares de dispositivos inteligentes, una nueva corriente está ganando terreno entre las viviendas de los más adinerados. Frente al concepto de hogar conectado, ahora muchos millonarios optan por lo que se conoce como “casas tontas”.
Y no, no se trata de una invención reciente. Varios profesionales dedicados al diseño de viviendas exclusivas, de esas que pocos pueden permitirse, confirman que está surgiendo una clara tendencia contraria a la de hace unos años. Los más ricos ya no desean que todo esté automatizado.

Mientras gran parte de la población se enorgullece de haber incorporado la domótica en su hogar —como subir las persianas desde el móvil o controlar el frigorífico a distancia—, quienes cuentan con grandes fortunas están dando un giro total. Hoy en día, muchos de ellos prefieren viviendas sencillas, libres de tecnología invasiva.
El detox de la tecnología. Es algo que cuenta Holly Hunt, diseñadora de interiores de casas de lujo, a Town & Country: “A menudo oímos a nuestros clientes decir que no quieren una casa más inteligente que ello”. En el mercado de las grandes fortunas. Existe una tendencia que apuesta por la desintoxicación tecnológica y digital.
Los ejemplos que fueron... en pasado. Y es que, frente a tendencias que ya se han visto anteriormente —como el caso de Sofía Vergara, quien mostraba con orgullo tener todos los electrodomésticos de su hogar interconectados— o el de Bill Gates y su famosa mansión Xanadu 2.0, mencionada por Business Insider, donde cada invitado recibía un dispositivo que permitía a la casa reconocerlo y adaptar automáticamente la iluminación, la temperatura y la música según sus preferencias, la domótica sigue ganando protagonismo como símbolo de confort y personalización tecnológica.
Ahora las grandes fortunas buscan justo lo contrario: casas "tontas". La de Holly Hunt no es la única opinión parecida. Otra experta como Gillian Flynn, agente inmobiliaria de Pacific Sotheby's, Gillian Flynn, afirma en declaraciones a The Hollywood Reporter que ahora los ultrarricos prefieren alejarse de estas casas hiperconectadas: “Hubo una época en que atraer a un comprador de alto nivel significaba tener pantallas planas en casi todas las habitaciones, incluidas las áreas exteriores. Sin embargo, en el mercado actual, excesivamente automatizado, el exceso de tecnología puede ser un gran desincentivo”.
Según la experta en este tipo de casas de gama alta, India Alexandra, de la consultora inmobiliaria The Moder House, en declaraciones a Financial Times: “Hay elementos de las casas inteligentes que algunos compradores encuentran atractivos porque aportan comodidad, control y eficiencia. Pero, sin duda, tenemos clientes que prefieren vivir en casas con tecnología más sencilla y tradicional vinculada a placeres sencillos: darse un baño largo, encender el fuego, cocinar a fuego lento”.
Según la especialista, el hogar se ha convertido en un espacio donde refugiarse del constante bombardeo tecnológico del día a día. En lugar de seguir apostando por la automatización, las personas con grandes fortunas ahora valoran más disponer de un entorno libre de pantallas y dispositivos, un lugar donde poder desconectar por completo del mundo digital: “La gente lleva una vida ajetreada, y una casa suele ser un refugio de la tecnología que, de otro modo, domina la vida”.
Han visto antes los problemas
Las personas con un alto poder adquisitivo han detectado algo que muchos apenas estamos empezando a notar: el uso excesivo de la tecnología puede acarrear incompatibilidades y está sujeto a una obsolescencia programada. Cuando este enfoque se aplica al entorno doméstico, provoca que las viviendas envejezcan mal y pierdan funcionalidad con el paso del tiempo.
Según George Carrillo, director ejecutivo del Consejo Hispano de la Construcción en declaraciones al portal inmobiliario Realtor, “los datos muestran que aproximadamente el 57 % de los propietarios de viviendas con dispositivos inteligentes enfrentan problemas de compatibilidad, lo que hace que la gestión de un hogar conectado se centre menos en la facilidad y más en la resolución de problemas. La tecnología inteligente no siempre es tan sencilla como se anuncia”.
En la misma línea de abandono del smart-home van las declaraciones de Carrie Livingston, diseñadora de interiores de Beverly Hills, que comentaba a The Hollywood Reporter algo llamativo: sus clientes estaban cansados de sus sistemas domóticos valorados en más de 100.000 dólares. “No encontraban ni un solo interruptor de luz en toda la casa. La esposa se quejaba de que cada vez que se levantaba por la noche, su marido veía su camino iluminado mientras iba de la cama al baño”.
Usando los clásicos pulsadores y no sensores. Frente a sistemas de detección que activan las luces cuando no es necesario y que en otros casos hacen que la casa permanezca a oscuras aunque sus clientes estaban dentro, Livingston optó por eliminar todo el sistema domótico y colocar un simple interruptor.
Privacidad, un plus

Y no se trata únicamente de reducir la dependencia tecnológica, sino también de proteger la privacidad. Se han documentado numerosos casos en los que la falta de privacidad está directamente relacionada con sistemas de domótica o vigilancia instalados en los hogares, un aspecto que también genera inquietud entre quienes poseen grandes patrimonios.
Cualquier elemento que esté conectado a la red, es susceptible de ser hackeado, algo que preocupa de forma notable a la clase más pudiente. Es lo que cuenta a Financial Times, Leonie Tanczer, profesora asociada en seguridad internacional y tecnologías emergentes.
Empresas de ciberseguridad como Kaspersky advierten sobre los riesgos que presentan los dispositivos conectados, especialmente por su vulnerabilidad ante posibles ataques informáticos. Ceder el control de cámaras y sistemas domóticos equivale, en términos de seguridad, a entregar las llaves de la casa.
Otro inconveniente es la recolección constante de datos por parte de estos aparatos. Electrodomésticos como aspiradoras, lavadoras, frigoríficos, aires acondicionados o televisores, al estar siempre conectados a Internet, registran hábitos y rutinas del usuario.
Frente a esto, muchos optan por hogares sin tecnología inteligente. Para algunos millonarios, el auténtico lujo reside en vivir en una casa sencilla, sin automatismos, donde funciones básicas como encender una luz se realizan de forma manual, alejándose de ecosistemas digitales que consideran invasivos.
Imagen de portada | Wiki15 Canton y Amazon
Vía | Xataka
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La noticia
Los ricos se gastan millones en hogares sin tanta tecnología: ahora quieren casas tontas
fue publicada originalmente en
Xataka Smart Home
por
Jose Antonio Carmona
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