El pontificado de Francisco ha marcado un antes y un después en la gestión económica del Vaticano. Desde su elección en 2013, ha impulsado una serie de reformas estructurales y financieras con el objetivo de modernizar la administración vaticana, combatir la corrupción y garantizar la sostenibilidad económica de la Santa Sede. Estas reformas, que aún están en curso, son fundamentales para transformar una estructura históricamente opaca y fragmentada en un sistema más transparente, eficiente y alineado con la misión evangelizadora de la Iglesia. El Papa escribió a los cardenales el 16 de septiembre del año pasado destacando que, a pesar de las dificultades y de las tentaciones de inmovilidad ante el cambio, en los últimos años se habían logrado muchos...
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