Los más aptos

En el prólogo de Los últimos días de Pompeya, Bulwer-Lytton comenta que la ocurrencia de su inmortal personaje Nydia, la florista ciega, se debe a que cuando...

May 1, 2025 - 06:32
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Los más aptos

En el prólogo de Los últimos días de Pompeya, Bulwer-Lytton comenta que la ocurrencia de su inmortal personaje Nydia, la florista ciega, se debe a que cuando el guía turístico que le acompañó a su visita por la Campania habló de las terribles tinieblas tras la erupción del Vesubio, él pensó que en esas circunstancias los ciegos poseerían una cierta ventaja para orientarse por la ciudad a oscuras.

Durante el apagón del 28 de abril recordé a menudo esa frase de 1834; los mejor adaptados, los que menos ansiedad padecieron durante esas horas, fueron aquellos a los que a menudo ridiculizamos por su falta de interés en la tecnología, los que viven libres de la consulta al móvil cada pocos minutos y han mantenido fuera de su poder fagocitador el reloj, la agenda, la calculadora, la linterna, la cámara, los contactos. Aquellos acostumbrados a quedar en el bar sin llamarse, a la rutina de lugares y gentes, a olvidarse el teléfono en casa y a que su ocio no dependa de una pantalla encendida.

El único pueblo de España que continuó su vida con apacible aburrimiento fue Oseja de Sajambre, en Picos de Europa. Hartos de sobrevivir sin luz durante las nevadas y los temporales de viento de los inviernos eternos de esa zona de León, sus habitantes poseen una central ‘en isla’ que les permitió continuar ajenos al caos, los apagones y las neveras goteantes.

Quienes vieron cómo sus tejados cubiertos de paneles solares no les servían de nada están tomando buena nota de ese sistema: muchos de ellos desconocían esa posibilidad. Más complicado será que quienes vivimos con todo (nuestro trabajo, nuestros desplazamientos, nuestra red social viva y lejana) anclado a esa frágil línea que es la electricidad entendamos que resulta saludable el que demos pasos atrás. Un solo día es suficiente para marcar el miedo en la memoria, pero no basta para casi nada más.