Los jemeres rojos, el maoísmo radical que un 17 de abril de 1975 inició una era sangrienta

Querían crear una sociedad atea y homogénea, y un hombre nuevo comunista y campesino.

Abr 17, 2025 - 05:58
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Los jemeres rojos, el maoísmo radical que un 17 de abril de 1975 inició una era sangrienta

Se cumple medio siglo del inicio de una de las mayores pesadillas que tomaron forma en el siglo XX (y eso que se vieron y sufrieron muchas). Este 17 de abril se cumplen 50 años del triunfo de los jemeres rojos en Camboya. Liderados por Pol Pot, los miembros del Partido Comunista de Kampuchea dirigieron durante casi cuatro años un régimen de terror que, se calcula, causó el genocidio de unos dos millones de personas.

Nacieron como una guerrilla y en 1951 ya eran el Partido Comunista de Camboya (Kampuchea para ellos). El país vivió una guerra civil entre 1970 y 1975, un escenario lateral de aquel conflicto que perdieron los Estados Unidos en Asia. En 1970, el rey de Camboya fue depuesto por un golpe de estado llevado a cabo por el militar Lol Nol, quien proclamó la República Khemer, una dictadura apoyada por EEUU.

Tras cinco años de guerra, el 17 de abril de 1975, Phnom Penh, la capital de Camboya, cayó en manos de los jemeres rojos, que fundaron la Kampuchea Democrática. Ese mismo día, obligaron a los cerca de tres millones de habitantes de la ciudad a desalojarla.

A la una de la madrugada, con las calles ya vacías, cortaron el suministro de agua. Luego volaron el edificio del banco nacional, quemaron todo el papel moneda, requisaron todos los vehículos y cerraron todos los hospitales. Tras entrar en Phnom Penh, los jemeres rojos proclamaron el Año Cero de una nueva era.

Un hombre nuevo: de sueño a pesadilla

Aquel movimiento radical maoísta lo habían fundado intelectuales educados en Francia. Querían purificar la sociedad camboyana y crear un hombre nuevo inspirado en los valores del maoísmo. Debía ser comunista, campesino y no estar contaminado por los valores capitalistas o individualistas.

Aquellos maoístas enfebrecidos de pureza vestían su uniforme de camisa y pantalón negros, con pañuelo de cuadros negros y rojos. Su sueño, que tornó en pesadilla, era lograr una sociedad atea y homogénea suprimiendo todas las diferencias étnicas, nacionales, religiosas, raciales, de clase y culturales.

Para lograr su soñado ideal, los jemeres rojos querían ruralizar el país. De modo que vaciaron las ciudades, no sólo la capital. Fue así que organizaron la deportación de la población urbana al campo para, en realidad, controlarla mejor y cerraron las escuelas.

Camboya, un inmenso campo de trabajos forzados

La purga estaba en marcha. Saloth Sar, más conocido por su alias Pol Pot, construyó un Estado totalitario eliminando sistemáticamente toda oposición. De su mano, Camboya se convirtió en un inmenso campo de trabajos forzados donde el hambre y las epidemias hicieron estragos. Opositores e intelectuales fueron detenidos, torturados y asesinados.

En apenas tres años y ocho meses, acabaron con la vida de entre una quinta parte y un tercio de la población camboyana. Se habla del genocidio de entre 1,5 y 2,2 millones de personas, en su mayoría de las minorías vietnamita y musulmana cham.

Los jemeres rojos instauraron un sistema socioeconómico basado en los principios de la autarquía y la militarización de las comunidades. Las elecciones, en las que sólo participaban campesinos y miembros del partido, estaban en gran medida amañadas, y en realidad todo el poder se concentraba en manos del Angkar ("organización", en camboyano), el consejo revolucionario dirigido por Pol Pot.

1979, caída y huida a las montañas

Al intentar acabar con la minoría vietnamita, los maoístas camboyanos acabaron provocando su propia caída. En diciembre de 1978, el país fue invadido por el ejército vietnamita, que expulsó a los jemeres rojos en tres semanas. Derrocados en enero de 1979, Pol Pot y sus compañeros continuaron librando una estéril guerra de guerrillas desde las montañas hasta finales de la década de 1990.

Pol Pot murió en 1998. Poco después, lo poco que quedaba de aquel grupo de comunistas enajenados perdió la mayoría de sus fuerzas y el control de la zona fronteriza de Anlong Veng. Quedó allí toda esperanza de volver a desempeñar un papel político importante en Camboya.

Un poco de Justicia tantos años después

En 2018, los dos máximos líderes de los jemeres rojos aún vivos entonces fueron condenados a cadena perpetua al ser hallados culpables de genocidio contra vietnamitas y la comunidad musulmana cham. Esa fue la sentencia de las Cámaras Extraordinarias en la Corte de Camboya, auspiciadas por la ONU y Camboya en 2006 para juzgar a altos cargos de los jemeres rojos.

Se consideró culpables de genocidio y crímenes contra la humanidad al ideólogo del régimen, Nuon Chea, de 92 años, y al "Hermano Número Dos" o jefe del Estado Kampuchea Democrática, Khieu Samphan, de 87. Ambos cumplían cadena perpetua desde 2014 por crímenes de lesa humanidad por la evacuación forzosa de Phnom Penh en abril de 1975.

Fue la primera vez que un tribunal internacional reconoció como genocidio algunos de los crímenes cometidos por el movimiento dirigido por Pol Pot. En 2010, ese mismo tribunal condenó a cadena perpetua a Kaing Guek Eav, conocido como Duch, quien dirigió un centro de torturas de los jemeres rojos en la capital de Camboya.