Lo que está en juego si no actuamos urgentemente

En los últimos meses, la comunidad científica argentina se enfrenta a desafíos significativos que amenazan la estabilidad y continuidad de un sistema que ha costado décadas construir. Los recortes presupuestarios, la suspensión de convocatorias a becas y la falta de recursos para continuar con investigaciones en curso están afectando gravemente la capacidad del sector para generar avances clave en áreas como la salud, la energía, el ambiente y la tecnología. Según un reciente informe del Grupo de Estudios de Presupuesto y Ciencia, entre noviembre de 2023 y marzo de 2025, los salarios del personal científico han experimentado una pérdida del 34 % de su poder adquisitivo, lo que pone en riesgo la permanencia de muchos profesionales dentro del sistema.La falta de financiamiento no solo dificulta la sostenibilidad de grupos de trabajo consolidados, también ha generado que muchos investigadores se vean forzados a reconsiderar su vocación científica al no poder sostenerse con salarios que no reflejan su formación ni trayectoria. Becarios posdoctorales, altamente capacitados corren el riesgo de quedar fuera del sistema, y muchos ya han tomado la difícil decisión de abandonar la carrera científica. A pesar de los esfuerzos personales para paliar la situación, un sistema de financiamiento predecible y sostenido es fundamental para mantener la infraestructura necesaria para el progreso en la ciencia.El impacto de esta crisis no solo pone en peligro la continuidad de proyectos estratégicos, también dificulta la captación de nuevas generaciones de científicos. En un contexto donde los jóvenes investigadores enfrentan serias incertidumbres en cuanto a su futuro profesional, la posibilidad de retener y atraer talento se ve considerablemente reducida. ¿Cómo esperar que los futuros investigadores se embarquen en una carrera científica si no pueden contar con las condiciones mínimas necesarias para desarrollarse profesionalmente?A esto se suma el hecho de que muchos proyectos de investigación reconocidos por su excelencia, que han superado evaluaciones rigurosas, se encuentran actualmente paralizados por la falta de recursos. La ciencia argentina, que ha demostrado un gran potencial en diversas áreas, enfrenta hoy una grave carencia de insumos básicos, lo que limita su capacidad para continuar generando soluciones innovadoras.El impacto de la falta de apoyo a la ciencia no se limita a la esfera académica. Tiene profundas implicancias en el desarrollo del país, ya que la investigación científica es la base sobre la que se construyen políticas públicas eficaces, se impulsan innovaciones tecnológicas y se responde a los desafíos sanitarios y sociales que afectan a la población. Un sistema científico sólido es clave para el bienestar social y el desarrollo económico.La ciencia argentina ha demostrado, una y otra vez, su capacidad para generar conocimiento transformador, su compromiso con la salud pública y su capacidad de respuesta ante emergencias sanitarias. No obstante, para seguir avanzando, se requiere un marco institucional que respalde de manera efectiva a los investigadores y brinde la seguridad necesaria para que puedan desarrollar su labor con el compromiso y la pasión que caracteriza a la comunidad científica.Invitamos a las autoridades, al sector privado y a la sociedad en su conjunto a reflexionar sobre el valor de la ciencia como un activo estratégico para el futuro del país. Es momento de construir consensos que fortalezcan el sistema científico y aseguren un camino sólido hacia el progreso y la innovación. Porque sin ciencia, no hay futuro.Doctora en Ciencias Biomédicas; investigadora independiente de Conicet y directora del Laboratorio de Dolor en Cáncer del Instituto de Investigaciones en Medicina Traslacional (Conicet–Universidad Austral)

May 12, 2025 - 04:50
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Lo que está en juego si no actuamos urgentemente

En los últimos meses, la comunidad científica argentina se enfrenta a desafíos significativos que amenazan la estabilidad y continuidad de un sistema que ha costado décadas construir. Los recortes presupuestarios, la suspensión de convocatorias a becas y la falta de recursos para continuar con investigaciones en curso están afectando gravemente la capacidad del sector para generar avances clave en áreas como la salud, la energía, el ambiente y la tecnología. Según un reciente informe del Grupo de Estudios de Presupuesto y Ciencia, entre noviembre de 2023 y marzo de 2025, los salarios del personal científico han experimentado una pérdida del 34 % de su poder adquisitivo, lo que pone en riesgo la permanencia de muchos profesionales dentro del sistema.

La falta de financiamiento no solo dificulta la sostenibilidad de grupos de trabajo consolidados, también ha generado que muchos investigadores se vean forzados a reconsiderar su vocación científica al no poder sostenerse con salarios que no reflejan su formación ni trayectoria. Becarios posdoctorales, altamente capacitados corren el riesgo de quedar fuera del sistema, y muchos ya han tomado la difícil decisión de abandonar la carrera científica. A pesar de los esfuerzos personales para paliar la situación, un sistema de financiamiento predecible y sostenido es fundamental para mantener la infraestructura necesaria para el progreso en la ciencia.

El impacto de esta crisis no solo pone en peligro la continuidad de proyectos estratégicos, también dificulta la captación de nuevas generaciones de científicos. En un contexto donde los jóvenes investigadores enfrentan serias incertidumbres en cuanto a su futuro profesional, la posibilidad de retener y atraer talento se ve considerablemente reducida. ¿Cómo esperar que los futuros investigadores se embarquen en una carrera científica si no pueden contar con las condiciones mínimas necesarias para desarrollarse profesionalmente?

A esto se suma el hecho de que muchos proyectos de investigación reconocidos por su excelencia, que han superado evaluaciones rigurosas, se encuentran actualmente paralizados por la falta de recursos. La ciencia argentina, que ha demostrado un gran potencial en diversas áreas, enfrenta hoy una grave carencia de insumos básicos, lo que limita su capacidad para continuar generando soluciones innovadoras.

El impacto de la falta de apoyo a la ciencia no se limita a la esfera académica. Tiene profundas implicancias en el desarrollo del país, ya que la investigación científica es la base sobre la que se construyen políticas públicas eficaces, se impulsan innovaciones tecnológicas y se responde a los desafíos sanitarios y sociales que afectan a la población. Un sistema científico sólido es clave para el bienestar social y el desarrollo económico.

La ciencia argentina ha demostrado, una y otra vez, su capacidad para generar conocimiento transformador, su compromiso con la salud pública y su capacidad de respuesta ante emergencias sanitarias. No obstante, para seguir avanzando, se requiere un marco institucional que respalde de manera efectiva a los investigadores y brinde la seguridad necesaria para que puedan desarrollar su labor con el compromiso y la pasión que caracteriza a la comunidad científica.

Invitamos a las autoridades, al sector privado y a la sociedad en su conjunto a reflexionar sobre el valor de la ciencia como un activo estratégico para el futuro del país. Es momento de construir consensos que fortalezcan el sistema científico y aseguren un camino sólido hacia el progreso y la innovación. Porque sin ciencia, no hay futuro.

Doctora en Ciencias Biomédicas; investigadora independiente de Conicet y directora del Laboratorio de Dolor en Cáncer del Instituto de Investigaciones en Medicina Traslacional (Conicet–Universidad Austral)