Leandro Santoro lanzó la campaña porteña alejado de la impronta peronista, con mensajes a Milei y a Macri
El candidato opositor abrió la competencia en un club de Parque Chas con dardos para el gobierno nacional y también para la administración de la ciudad
El color de los carteles ploteados es verde. Dicen: “Es ahora Buenos Aires”. Tienen un símbolo como de un corazón que se forma con la letra S y apenas una línea abajo del viejo azul. No hay otras banderas más que las argentinas. Es la nueva cara del peronismo porteño, que decora este mediodía de abril y de otoño el galpón de fútbol del Club Saber de Parque Chas, donde se hace la presentación de Leandro Santoro, que encabeza la lista de ese espacio para la elección legislativa porteña del 18 de mayo.
“La campaña la dirigimos desde la ciudad de Buenos Aires”, dice a LA NACION el senador Mariano Recalde, histórico dirigente capitalino del kirchnerismo, consultado sobre cuán involucrada está la expresidenta Cristina Kirchner en esta carrera electoral. “No es bueno anticiparse, pero estamos muy confiados de que tenemos la chance. Estamos concentrados en ganar esta elección”, acota el líder camporista, que probablemente competirá para renovar su banca de la Cámara alta en los comicios nacionales de octubre.
La contraparte, atomizada, con Silvia Lospennato, de Pro, y Manuel Adorni, de La Libertad Avanza (LLA), a la cabeza, agitan la posibilidad de que los K se queden con la Ciudad, con miras de seducir a un electorado que hace años al peronismo le es esquivo.
Los que andan por acá no lo gritan aunque la ilusión desborda, detrás de la estrategia que trazó Juan Manuel Olmos, de llegada a todas las vertientes y ubicado en el lugar 11 de la lista. Las encuestas lo dan primero a Santoro en uno de los terrenos más complicados para esta fuerza opositora, que logró aglutinar a la mayoría de las terminales detrás del radical que abreva en el entorno del kirchnerismo desde hace años. Está todo dado. Pero no hay que adelantarse al tiempo porque, dicen, es tirano.
En el centro de la cancha de fútbol cinco de cerámicos dejaron el lugar para el candidato. Y alrededor colocaron sillas de plástico que ocupan en su mayoría jubilados de parte de los 48 barrios de la Ciudad que Santoro ya visitó en el último año. Entran con bastones, andadores, boinas, gorras de clubes, lentes colgados con una tirita al cuello y puestos. Uno sí vino arropado por la bandera del Partido Justicialista. Otro grupo, ya sentado, posa con los dedos en V para una foto. Santoro entra por un pasillo con bajo perfil, pese a ser la figura principal de este mitin y a las arengas de la locutora. El resto de su lista se mezcla entre la gente. El segundo más aplaudido: Alejandro “Pitu” Salvatierra.
“Queríamos estar con los jubilados y jubiladas porque son los más perjudicados por las políticas económicas de Javier Milei y por el abandono de Jorge Macri”, arranca su discurso Santoro, para ubicarse políticamente. “Este período de abandono y de crueldad los tiene a los jubilados y jubiladas como principales víctimas", indica, con dos palabras que formarán parte de su línea las próximas semanas.
Hay un momento en que el candidato cuestiona la “represión” de las fuerzas federales durante las marchas de los miércoles por los jubilados en el Congreso. “Celebran recortes y algunos mezquinos desalmados justifican la represión a señoras adultas”, dice para levantar al auditorio, en un dardo a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y marca: “Algunos actúan como si nunca les va a tocar ser jubilados. Hoy el imperativo moral en la Argentina es que cada uno piense en sí mismo. Y si ese es el imperativo moral, este candidato y este espacio no vamos a ser indiferentes. Si está de moda el individualismo, no cuenten con nosotros”.
En un segundo tramo de su puesta, Santoro insta a los jubilados a que lo acompañen con “rebeldía” para sumar adeptos a su proyecto político. “Les voy a pedir que me acompañen a recorrer los barrios a llevar este mensaje, como van los miércoles al Congreso. Vamos a buscar un equilibrio entre el mérito y el sacrificio, y la responsabilidad social. Necesito que me acompañen porque ustedes recuerdan la Argentina de la movilidad social ascendente”, indica.
Pese a las banderas kirchneristas solapadas en esta elección, desde el público gritan que fue “gracias a Néstor y a Cristina”. Santoro escucha. “En esta campaña, la intención va a ser interpelar a distintos sectores que tal vez no piensan como nosotros”, dice y en eso recalca el “esfuerzo de militantes radicales que creyeron en una democracia con sentido social”. Sin embargo, la ovación viene después, cuando exclama ante este público: “¡Cómo no nos vamos a sentir orgullosos de ser el espacio político que la tiene a Eva Perón como bandera de dignidad!”. El momento más peronista de la jornada.
Siempre en esa línea, pide ir “a buscar a todos con absoluta generosidad y sensibilidad”, y con un discurso “amplio e incluyente”.
“Es ahora el momento. Es ahora, ciudad de Buenos Aires, el momento de ganarle al abandono y a la crueldad. Ahora, Buenos Aires, a seguir la lucha”, arenga para terminar. Se escucha de fondo la canción El amor es más fuerte, interpretada por Eruca Sativa. Nada de marchas. Nada de cánticos. Nada del Toro que fue símbolo de su campaña anterior.
Minutos después, en diálogo con LA NACION, Santoro evita mostrarse ganador. “La elección está muy pareja, está para cualquiera de los tres espacios más importantes. Creo que se define en los últimos diez días, de ninguna manera pienso que la tengo ganada”, dice, en un intento de poner paños fríos a su entorno, porque él se muestra tranquilo.
Convencido de que ya ordenó al peronismo y de que tiene que buscar que lleguen a sus huestes otros sectores para armar una “gran coalición social”, aprovecha para chicanear a sus contrincantes. “Yo no soy extranjero en la Ciudad. No es que bajo a hacer campaña al distrito. Cualquiera me ve, soy un tipo normal, hago la vida de cualquiera... No es que me tomo el subte con una cámara o voy a hacer las compras con un celular filmándome de atrás, o que tengo que estudiar los temas de la Ciudad porque soy de la Provincia y me trajeron importado. Estoy en el padrón, voy a votar, la gente me conoce y hasta los que no nos votan nos reconocen eso, que somos personas que vivimos en la Ciudad y es el tiempo de los que viven en la Ciudad”, dice.
Analiza también que a Pro “se le desarmó la coalición” y que los socios se fueron para no “hacerse cargo de la derrota” ante este “fin de ciclo” del macrismo, que va por su año 17 de gestión. De Adorni, mientras, remata: “Utilizan la Ciudad como un experimento, vienen a defender los intereses partidarios para garantizar que Milei sea el único referente”.
Al igual que Recalde, Santoro insiste con que la dirigencia histórica nacional del PJ no tiene “ninguna” injerencia en la campaña local y que tampoco lo afecta la disputa encarnizada del kirchnerismo en la Provincia entre Cristina Kirchner y Axel Kicillof.
Mientras su equipo ya se prepara para reforzar las caminatas en la zona oeste, Santoro promete: “Voy a darle dos vueltas más a la Ciudad, a pasar dos veces más por las 15 comunas”. Le quedan 37 días.