Las vacunas, siempre mejor en el mismo brazo
A la hora de vacunarse, la mayoría de las personas prefieren un brazo frente al otro. Esta decisión, que en principio parece baladí, tiene mayor importancia de lo que se pensaba. Según un equipo de científicos australianos el hecho de administrar una vacuna de refuerzo en el mismo brazo que la dosis inicial puede desencadenar una respuesta inmunitaria más rápida y eficaz. El hallazgo, publicado en la revista ' Cell ', podría transformar las estrategias de vacunación en el futuro. El estudio demostró que, al vacunar en el mismo lugar, unas células inmunitarias especializadas llamadas macrófagos se activan en los ganglios linfáticos cercanos, preparando el terreno para que los linfocitos B de memoria respondan con mayor eficiencia ante un refuerzo. «Se trata de un descubrimiento fundamental sobre cómo el sistema inmunitario se organiza para defendernos mejor», explica el profesor Tri Phan, director del Programa de Inmunología de Precisión del Instituto Garvan de Investigación Médica y el Instituto Kirby de la UNSW de Sídney y coautor principal del estudio. Anthony Kelleher, director del Instituto Kirby y también coautor principal, destaca el enfoque único del estudio: «Desglosamos la biología compleja en ratones y luego confirmamos los resultados en humanos, directamente en el ganglio linfático donde se genera la respuesta vacunal». Cuando se administra una vacuna, el antígeno se filtra a través de los ganglios linfáticos, que actúan como «campos de entrenamiento» inmunitarios. Investigaciones previas ya indicaban que las células B de memoria permanecen en el ganglio más cercano al lugar de la inyección. Utilizando tecnología avanzada de imagen intravital, los científicos observaron que estas células se posicionan junto a macrófagos locales, preparados para actuar más rápidamente si el refuerzo se administra en la misma zona. «Los macrófagos no solo eliminan patógenos y células muertas, sino que también coordinan respuestas vacunales más rápidas y eficaces en los ganglios linfáticos cercanos», señala Rama Dhenni, coautor del estudio. Para validar los hallazgos en personas, se realizó un ensayo clínico con 30 voluntarios que recibieron la vacuna de ARNm contra el COVID-19 de Pfizer-BioNTech. Veinte de ellos recibieron el refuerzo en el mismo brazo, mientras que los otros diez lo recibieron en el brazo opuesto. «Quienes recibieron ambas dosis en el mismo brazo generaron anticuerpos neutralizantes contra el SARS-CoV-2 más rápidamente, ya en la primera semana tras el refuerzo», explica Alexandra Carey-Hoppé , coautora del estudio. Además, sus anticuerpos demostraron ser más eficaces contra variantes como Delta y Ómicron. Aunque a las cuatro semanas ambos grupos alcanzaron niveles similares de anticuerpos, Mee Ling Munier subraya la importancia de la protección temprana: «En plena pandemia, esas primeras semanas de inmunidad acelerada pueden ser cruciales para frenar la propagación del virus». Más allá del COVID-19, los investigadores ven un enorme potencial en estos hallazgos. « Si logramos replicar o potenciar la interacción entre células B de memoria y macrófagos, podríamos diseñar vacunas más potentes que requieran menos dosis de refuerzo», concluye el profesor Phan. Este avance abre nuevas vías para optimizar las campañas de vacunación y mejorar la respuesta global ante futuras pandemias. Sin embargo, Jaime Jesús Pérez Martín, experto en Salud Pública y presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV), critica que el estudio hable de «eficacia vacunal prevista» basándose en títulos de anticuerpos, ya que actualmente no se puede predecir la eficacia frente al COVID solo con estos datos. Y, añade a SMC, aunque aporta novedades inmunológicas, «su relevancia práctica es limitada». Así, se refiere a otros estudios, como el publicado en ' The Journal of Clinical Investigation ' que han mostrado resultados contradictorios y más sólidos estadísticamente (por su tamaño), lo que evidencia que el tema aún carece de pruebas concluyentes. Además, destaca que «una mayor respuesta inmunitaria no siempre implica mejor protección clínica».
A la hora de vacunarse, la mayoría de las personas prefieren un brazo frente al otro. Esta decisión, que en principio parece baladí, tiene mayor importancia de lo que se pensaba. Según un equipo de científicos australianos el hecho de administrar una vacuna de refuerzo en el mismo brazo que la dosis inicial puede desencadenar una respuesta inmunitaria más rápida y eficaz. El hallazgo, publicado en la revista ' Cell ', podría transformar las estrategias de vacunación en el futuro. El estudio demostró que, al vacunar en el mismo lugar, unas células inmunitarias especializadas llamadas macrófagos se activan en los ganglios linfáticos cercanos, preparando el terreno para que los linfocitos B de memoria respondan con mayor eficiencia ante un refuerzo. «Se trata de un descubrimiento fundamental sobre cómo el sistema inmunitario se organiza para defendernos mejor», explica el profesor Tri Phan, director del Programa de Inmunología de Precisión del Instituto Garvan de Investigación Médica y el Instituto Kirby de la UNSW de Sídney y coautor principal del estudio. Anthony Kelleher, director del Instituto Kirby y también coautor principal, destaca el enfoque único del estudio: «Desglosamos la biología compleja en ratones y luego confirmamos los resultados en humanos, directamente en el ganglio linfático donde se genera la respuesta vacunal». Cuando se administra una vacuna, el antígeno se filtra a través de los ganglios linfáticos, que actúan como «campos de entrenamiento» inmunitarios. Investigaciones previas ya indicaban que las células B de memoria permanecen en el ganglio más cercano al lugar de la inyección. Utilizando tecnología avanzada de imagen intravital, los científicos observaron que estas células se posicionan junto a macrófagos locales, preparados para actuar más rápidamente si el refuerzo se administra en la misma zona. «Los macrófagos no solo eliminan patógenos y células muertas, sino que también coordinan respuestas vacunales más rápidas y eficaces en los ganglios linfáticos cercanos», señala Rama Dhenni, coautor del estudio. Para validar los hallazgos en personas, se realizó un ensayo clínico con 30 voluntarios que recibieron la vacuna de ARNm contra el COVID-19 de Pfizer-BioNTech. Veinte de ellos recibieron el refuerzo en el mismo brazo, mientras que los otros diez lo recibieron en el brazo opuesto. «Quienes recibieron ambas dosis en el mismo brazo generaron anticuerpos neutralizantes contra el SARS-CoV-2 más rápidamente, ya en la primera semana tras el refuerzo», explica Alexandra Carey-Hoppé , coautora del estudio. Además, sus anticuerpos demostraron ser más eficaces contra variantes como Delta y Ómicron. Aunque a las cuatro semanas ambos grupos alcanzaron niveles similares de anticuerpos, Mee Ling Munier subraya la importancia de la protección temprana: «En plena pandemia, esas primeras semanas de inmunidad acelerada pueden ser cruciales para frenar la propagación del virus». Más allá del COVID-19, los investigadores ven un enorme potencial en estos hallazgos. « Si logramos replicar o potenciar la interacción entre células B de memoria y macrófagos, podríamos diseñar vacunas más potentes que requieran menos dosis de refuerzo», concluye el profesor Phan. Este avance abre nuevas vías para optimizar las campañas de vacunación y mejorar la respuesta global ante futuras pandemias. Sin embargo, Jaime Jesús Pérez Martín, experto en Salud Pública y presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV), critica que el estudio hable de «eficacia vacunal prevista» basándose en títulos de anticuerpos, ya que actualmente no se puede predecir la eficacia frente al COVID solo con estos datos. Y, añade a SMC, aunque aporta novedades inmunológicas, «su relevancia práctica es limitada». Así, se refiere a otros estudios, como el publicado en ' The Journal of Clinical Investigation ' que han mostrado resultados contradictorios y más sólidos estadísticamente (por su tamaño), lo que evidencia que el tema aún carece de pruebas concluyentes. Además, destaca que «una mayor respuesta inmunitaria no siempre implica mejor protección clínica».
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