'Lanzada' fatal a 300 kilómetros por hora en un polígono anexo a Cobo Calleja

Las imágenes en el polígono de La Cantueña (Fuenlabrada) son estremecedoras. Un joven, de entre las decenas que se agolpan a ambos lados de la calzada para presenciar una 'lanzada' ilegal, capta con su móvil el momento crítico: dos coches avanzan en paralelo a una velocidad endiablada para medirse en una sola recta, cuando el más adelantado, un Ford Focus de color gris, choca contra un Audi A3 azul metalizado que avanza mucho más despacio en la dirección opuesta. Tal es la magnitud del impacto, que este último vehículo sale despedido hacia el arcén llevándose por delante a varios de los espectadores. La carrera al más puro estilo 'Fast & Furious' roza la tragedia. «Ay, ay, ay… Me cago en su puta madre», grita uno de los presentes, nada más ocurrir el siniestro. Los dos turismos están, literalmente, reventados; y la multitud se arremolina en torno a ellos sin saber muy bien qué hacer. «Vámonos, vámonos», dice otro, presa del pánico ante lo que acaban de presenciar. Hasta el lugar, una zona desértica a esas horas de la madrugada, aledaña a Cobo Calleja, se desplazan de inmediato los facultativos del Summa 112. Los bomberos de la Comunidad tienen que excarcelar del coche al herido más grave, un menor de 16 años, intubado en el lugar y trasladado en estado crítico al Hospital 12 de Octubre. Los otros tres afectados por la colisión, varones todos de entre 20 y 25 años, también son conducidos a distintos centros hospitalarios, donde ingresan como potencialmente graves aquejados de diversos traumatismos. Ahora, cuatro días después (los hechos tuvieron lugar a la 1 de la mañana del pasado sábado), la Policía Local de Fuenlabrada mantiene abierta una investigación, en la que la revisión de las cámaras de seguridad del polígono, la declaración de los testigos identificados y el análisis de las huellas de frenado se antojan clave para la depuración de responsabilidades. Los agentes podrían imputar a los implicados por delitos de conducción temeraria, lesiones graves y organización de eventos ilegales, además de imponer propuestas de sanción a los asistentes que animasen a la práctica de este tipo de carreras. Cabe recordar que el Código Penal recoge penas de prisión de dos a cinco años, multas de 12 a 24 meses y retirada del carné de seis a diez años para aquellas personas que conduzcan con «manifiesto desprecio por la vida de los demás». A grandes rasgos, las fuentes policiales consultadas coinciden en el perfil de los participantes: hombres, de muy corta edad, y que no suelen acudir a estas 'KDD' (quedadas, en el argot) bajo los efectos del alcohol y las drogas. Dentro del mundillo, los expertos distinguen dos niveles, los aficionados, que «tunean un poco el coche» y les gusta correr; y los más profesionales, «que bajan la amortiguación del vehículo para reducir la resistencia aerodinámica y que este no haga barca al tomar las curvas más rápidas». O dicho de otro modo, cuanto más pegado vaya el turismo al suelo, más adherencia y más posibilidades de ganar. Las convocatorias se realizan por mensajería instantánea, sobre todo las más clandestinas, aunque también están las que se publicitan en redes sociales de forma oficial, con cartelería propia y advertencias de facilitar la matrícula en caso de registrarse infracciones. En la región existen puntos marcados en rojo para estas prácticas, polígonos industriales como el ya citado de la Cantueña o el de San Fernando de Henares (donde en los últimos días se han registrado aglomeraciones similares), el aparcamiento del estadio Wanda Metropolitano o la zona más alejada al vecindario del nuevo desarrollo de El Cañaveral. Y ya con el escenario elegido, son varias las modalidades que pueden surgir: las lanzadas, carreras que no necesariamente transitan de un punto A a un punto B y cuyo objetivo es alcanzar los 300 kilómetros por hora (u otra velocidad acordada) antes que el oponente; los derrapes, acciones encaminadas a dibujar el trompo más largo, generalmente en rotondas o espacios algo más abiertos; y los cortes de inyección, más ruidosos que peligrosos si se compara con las dos anteriores. El riesgo, no obstante, aumenta cuando los pilotos corren en un «circuito urbano» improvisado, como el dibujado hace años entre el coliseo del Atlético de Madrid y la localidad de Coslada. Como si aquello fuera un videojuego, los organizadores no fijaban un recorrido concreto, lo que daba libertad a los conductores para elegir su camino siempre que cruzaran por los puntos intermedios marcados.

May 8, 2025 - 04:48
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'Lanzada' fatal a 300 kilómetros por hora en un polígono anexo a Cobo Calleja
Las imágenes en el polígono de La Cantueña (Fuenlabrada) son estremecedoras. Un joven, de entre las decenas que se agolpan a ambos lados de la calzada para presenciar una 'lanzada' ilegal, capta con su móvil el momento crítico: dos coches avanzan en paralelo a una velocidad endiablada para medirse en una sola recta, cuando el más adelantado, un Ford Focus de color gris, choca contra un Audi A3 azul metalizado que avanza mucho más despacio en la dirección opuesta. Tal es la magnitud del impacto, que este último vehículo sale despedido hacia el arcén llevándose por delante a varios de los espectadores. La carrera al más puro estilo 'Fast & Furious' roza la tragedia. «Ay, ay, ay… Me cago en su puta madre», grita uno de los presentes, nada más ocurrir el siniestro. Los dos turismos están, literalmente, reventados; y la multitud se arremolina en torno a ellos sin saber muy bien qué hacer. «Vámonos, vámonos», dice otro, presa del pánico ante lo que acaban de presenciar. Hasta el lugar, una zona desértica a esas horas de la madrugada, aledaña a Cobo Calleja, se desplazan de inmediato los facultativos del Summa 112. Los bomberos de la Comunidad tienen que excarcelar del coche al herido más grave, un menor de 16 años, intubado en el lugar y trasladado en estado crítico al Hospital 12 de Octubre. Los otros tres afectados por la colisión, varones todos de entre 20 y 25 años, también son conducidos a distintos centros hospitalarios, donde ingresan como potencialmente graves aquejados de diversos traumatismos. Ahora, cuatro días después (los hechos tuvieron lugar a la 1 de la mañana del pasado sábado), la Policía Local de Fuenlabrada mantiene abierta una investigación, en la que la revisión de las cámaras de seguridad del polígono, la declaración de los testigos identificados y el análisis de las huellas de frenado se antojan clave para la depuración de responsabilidades. Los agentes podrían imputar a los implicados por delitos de conducción temeraria, lesiones graves y organización de eventos ilegales, además de imponer propuestas de sanción a los asistentes que animasen a la práctica de este tipo de carreras. Cabe recordar que el Código Penal recoge penas de prisión de dos a cinco años, multas de 12 a 24 meses y retirada del carné de seis a diez años para aquellas personas que conduzcan con «manifiesto desprecio por la vida de los demás». A grandes rasgos, las fuentes policiales consultadas coinciden en el perfil de los participantes: hombres, de muy corta edad, y que no suelen acudir a estas 'KDD' (quedadas, en el argot) bajo los efectos del alcohol y las drogas. Dentro del mundillo, los expertos distinguen dos niveles, los aficionados, que «tunean un poco el coche» y les gusta correr; y los más profesionales, «que bajan la amortiguación del vehículo para reducir la resistencia aerodinámica y que este no haga barca al tomar las curvas más rápidas». O dicho de otro modo, cuanto más pegado vaya el turismo al suelo, más adherencia y más posibilidades de ganar. Las convocatorias se realizan por mensajería instantánea, sobre todo las más clandestinas, aunque también están las que se publicitan en redes sociales de forma oficial, con cartelería propia y advertencias de facilitar la matrícula en caso de registrarse infracciones. En la región existen puntos marcados en rojo para estas prácticas, polígonos industriales como el ya citado de la Cantueña o el de San Fernando de Henares (donde en los últimos días se han registrado aglomeraciones similares), el aparcamiento del estadio Wanda Metropolitano o la zona más alejada al vecindario del nuevo desarrollo de El Cañaveral. Y ya con el escenario elegido, son varias las modalidades que pueden surgir: las lanzadas, carreras que no necesariamente transitan de un punto A a un punto B y cuyo objetivo es alcanzar los 300 kilómetros por hora (u otra velocidad acordada) antes que el oponente; los derrapes, acciones encaminadas a dibujar el trompo más largo, generalmente en rotondas o espacios algo más abiertos; y los cortes de inyección, más ruidosos que peligrosos si se compara con las dos anteriores. El riesgo, no obstante, aumenta cuando los pilotos corren en un «circuito urbano» improvisado, como el dibujado hace años entre el coliseo del Atlético de Madrid y la localidad de Coslada. Como si aquello fuera un videojuego, los organizadores no fijaban un recorrido concreto, lo que daba libertad a los conductores para elegir su camino siempre que cruzaran por los puntos intermedios marcados.