La UE es el Papa

Hasta los antieuropeístas de derechas miran a Bruselas con la esperanza de que excomulgue a Sánchez

May 5, 2025 - 04:24
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La UE es el Papa

El próximo miércoles, 7 de mayo, comienza el cónclave para la elección del sucesor del Papa Francisco, el sucesor 266º de San Pedro. La verdad es que la Iglesia lo necesita, no se entiende sin Papa al frente. Otra cosa es si lo necesita la res publica europea.

Al menos, el presidente Sánchez no. Al fin y al cabo, su legitimidad dependen del orden constitucional español y de las urnas que, a la vista de lo que dicen las encuestas, no le son tan desfavorables. Los 120 escaños están en su mano. La oposición tiene, sobre el papel, una mayoría exigua que terminará desvaneciéndose en el último momento, como en julio de 2023, si sigue tan cobarde y tan llorona. Sólo la desacreditación moral del presidente podría hacerle perder las elecciones. Así que hasta los antieuropeístas de derechas miran a la UE con la esperanza de que excomulgue a Sánchez. Que diga ya no eres uno de los nuestros y que, en último término, si no acepta la misma, envíe tropas en forma de falta de apoyo financiero a España para doblegar al nuevo hereje.

Las fuerzas de la UE en forma de falta de fondos si no acepta el apercibimiento, reconoce el error y enmienda, serían la segunda andanada. Esta ya sería, muy probablemente, irresistible. Si la resiste no le quedaría más remedio que el cisma. El Spainxit

El Papa era un poder moral exterior al poder político basado en la auctoritas que le daba ser el único habilitado para definir lo verdad, lo justo y lo injusto, lo bueno y lo malo, Una excomunión papal rompía el deber de obediencia del gobernado, permitía la rebelión fiscal, por tanto. Hoy, la excomunión del Papa no generaría esos efectos. Más bien al contrario, reforzaría a Sánchez que no deja de presidir un gobierno revolucionario, en la definición del gran Dalmacio Negro.

Pero la excomunión europea es otra cosa. Sánchez no aguantaría la de la UE. Todo el fundamento moral de su autoridad temporal sobre un espacio concreto, España, se tambalearía. Las fuerzas de la UE en forma de falta de fondos si no acepta el apercibimiento, reconoce el error y enmienda, serían la segunda andanada. Esta ya sería, muy probablemente, irresistible. Si la resiste no le quedaría más remedio que el cisma. El Spainxit. En esto podría ayudarle hasta parte de la derecha pillada entre dos fuegos: sus ganas de hacerle caer y su antieuropeísmo militante, fruto del nacionalismo que no del patriotismo.

Pedro Sánchez no tiene como Enrique VIII un Canal de la Mancha para defenderle en la Era de la Comunicación de la invasión exterior, que hoy tomaría la forma de desinversión, pero sí nobles y confesores menos aguerridos que Santo Tomás Moro o el Duque de Norfolk para agitarle al pueblo. Aún así, el presidente, no cabe duda, que teme al papa de Bruselas, como Enrique VIII temía al de Roma. Tal vez incluso más.

¿De qué sirve un principado si no lo puedes sostener? El Senado no es territorio seguro y veintitrés puñaladas le esperan, porque no menos son los ultrajados que temen su acumulación de poder

Pero Pedro, como Macbeth, ha escuchado las palabras de las tres brujas que le anticiparon que sería secretario general, cuando aún no lo era, y aún más. ¿Cuánto más? Ya es mucho pero no suficiente. No tanto para su ambición como para su seguridad. ¿De qué sirve un principado si no lo puedes sostener? El Senado no es territorio seguro y veintitrés puñaladas le esperan, porque no menos son los ultrajados que temen su acumulación de poder. Necesita más poder porque no habrá un Marco Antonio siquiera para defender su legado. Sólo Bruselas y esos españoles bastardos que son los portugueses, ¿pues no quieren ahora un informe independiente? ¿independiente de quién?, se interponen en la seguridad del que no tiene enemigo a su altura.

Así que no, no le presten atención al cónclave. De allí saldrá elegido un anciano sacerdote, sin dinero, sin divisiones (Stalin dixit) y, lo que es peor, sin la autoridad necesaria en el mundo moderno para excomulgar la mentira y el latrocinio. Presten atención a Bruselas, donde unos Borgia, ejemplo de nada, no pueden permitir que un Savonarola de las renovables se lleve todo por delante.