Lo ha dicho Isabel Díaz Ayuso, dando categoría oficial a tan eficaz razonamiento: “Desde que gobierna Pedro Sánchez, todo es un caos”. El patio ciudadano, ansioso de certezas, recibe con ganas la rotundidad en sus políticos y un segundo lunes de desconcierto, con colapso ferroviario en pleno retorno del puente de mayo, tras el del apagón, era una perita en dulce a la que la presidenta de la Comunidad de Madrid no se podía resistir.

Pasa de todo, y poco bueno. La impresión de que la acumulación de sucesos inesperados, sean meteorológicos, provocados o fortuitos, ha de tener un culpable sobre quien descargar nuestra ira lleva tiempo instalándose en el vecindario, pero en los últimos tiempos ha cogido carrerilla alimentada por interesados agitadores. Ya no es sólo la ultraderecha, nutriendo el descontento ciudadano con el rechazo al extranjero, al diferente, al intercambio y a las políticas de integración como responsables de los desastres sino también la tradicional derecha nacional la que tira piedras contra la credibilidad del sistema y la confianza en su capacidad de protección.

"No se trata de escurrir el bulto pero tampoco de lanzarlo tal cual como una bomba para poder erigirse sobre los escombros"

Desde la inicial insistencia en la repetición de elecciones hasta el "todo es un caos con Pedro Sánchez" el PP viene transitando un peligroso camino minando la legitimidad del Gobierno y la de sus socios parlamentarios. Entre el 'España se hunde' y el 'España se rompe' Feijóo y los suyos aporrean con la amenaza del colapso democrático y la llegada de la autocracia. Mientras tanto, van a votar 'no' este jueves al decreto antiaranceles, que pretende ayudar a los sectores perjudicados, porque no incluye una prórroga de vida para las centrales nucleares.

El caos y la incertidumbre en el comercio mundial es Trump quien lo siembra. Y el caos y el miedo de un apagón eléctrico generalizado, aún no sabemos, pero es el Gobierno quien debe identificar culpables y depurar responsabilidades para que no vuelva a ocurrir. No se trata de escurrir el bulto pero tampoco de lanzarlo tal cual como una bomba para poder erigirse sobre los escombros.

Ya en 2007 Naomi Klein, en su libro 'La doctrina del shock', adelantaba lo que denominó "el auge del capitalismo del desastre" como mecanismo de dominación. Habrá que estar muy despiertos para que los insistentes caos que nos acosan hoy no nos aturdan hasta el shock, incapaces de discernir quién, de verdad, los provoca.