La carrera por controlar el Colegio de Arquitectos de Madrid, caramelo político del urbanismo, arranca con dudas y fango

Empieza la cuenta atrás para saber qué candidaturas apuestan por liderar a 11.000 colegiados y subir a la cúpula de un órgano clave, con mano para concursos o licencias municipales. Las elecciones del COAM llegan entre acusaciones, líos burocráticos y una incógnita: ¿podrá presentarse el actual presidente? Los colegios profesionales no son solo agrupaciones entre miembros de un mismo sector, que se coordinan para decidir sobre sus intereses comunes o regular sus recursos y maneras de proceder. Especialmente en los últimos meses, para Madrid se han convertido en una trinchera desde la que influir en determinadas áreas de la sociedad. Ocurrió con la sanidad durante la reciente –y aún latente– disputa entre candidatos por presidir el órgano de los médicos madrileños. Una vez más, las tensiones o acusaciones cruzadas vuelven a dispararse casi como un fiel reflejo ante una nueva fecha: el 27 de mayo. Es el día en el que se celebrarán las elecciones para elegir al futuro decano del Colegio de Arquitectos de Madrid, el COAM, y una de las primeras incógnitas a despejar será si el actual presidente, Sigfrido Herráez, podrá volver a presentarse sin interferencias. Este viernes abrieron el período para presentar las candidaturas. En cinco días, las propuestas recibidas deberán ser analizadas a fin de comprobar que todo discurre de acuerdo a sus estatutos. Si se detecta algún error en el proceso, los aspirantes tendrán hasta el 30 de abril para subsanarlo o aportar la documentación necesaria. Ese mismo día, el miércoles que viene, se anunciarán oficialmente los postulantes definitivos y comenzará la carrera por el control del Colegio de Arquitectos de Madrid. El presidente, que aspira a revalidar, accedió al cargo en 2020 y al término de una legislatura casi completa: había ganado una moción de censura contra su predecesora, Belén Hermida, de la que surgió Herráez como nuevo líder para el próximo año y medio. Al concluir el mandato comenzó uno propio y exclusivo después de ganar las elecciones, en el que oficialmente sería su segundo período al frente del COAM. Y he aquí el quid de la cuestión. Los estatutos del colegio establecen que cualquier dirigente deberá ostentar el cargo, como máximo, durante dos legislaturas. Una vez que concluya ese plazo no podrá volver a presentarse. El asunto ha estado en el foco de la polémica, pues quienes defienden la legitimidad de Herráez apuntan a que el primero de esos mandatos no llegó a completarse porque ya estaba casi terminado. En cambio, sus detractores y también entre los posibles aspirantes a arrebatarle el puesto señalan que esa no es la interpretación correcta y discuten su candidatura. Por lo demás, hay requisitos comunes a cualquier aspirante. En ningún caso podrán ostentar a la vez un cargo político ni pertenecer a una organización del estilo, por ejemplo. Tampoco deben ocupar un alto rango en la administración por puestos de libre designación, ni ser funcionarios por los servicios especiales o emplearse por cuenta ajena del COAM. Este periódico se ha puesto en contacto con Sigfrido Herráez, que también fue concejal con el PP y presidió la EMV (Empresa Municipal de Vivienda), para preguntarle por la supuesta incompatibilidad de su candidatura con las normas estatutarias. Él ha preferido no hacer declaraciones hasta las elecciones. “Es ahí donde nos mediremos al final”, ha recalcado al otro lado del teléfono, mostrándose seguro de que su perfil terminará encajando en el proceso. La conversación se produjo un día antes de abrir el plazo de inscripción, y pocas horas después de que el diario La Razón publicara un artículo recogiendo críticas internas que hablaban de nepotismo en el Colegio. La noticia mencionaba unas cartas intercambiadas entre colegiados, en las que expresaban sus preocupaciones por un presidente al que consideraban “parcial” y en la que se señalaba el parentesco entre uno de los candidatos rivales, Jesús San Vicente, con el presidente de la mesa electoral, Luis de la Rica. Somos Madrid ha podido leer ese escrito, con fecha reciente, en el que un integrante del organismo llega a pedir la dimisión del dirigente actual, al que acusa de “enturbiar el proceso electoral”. Más allá de todo esto, la verdadera cuestión es qué pasará con la candidatura de Sigfrido Herráez. Las normas del organismo establecen que cada legislatura se extenderá por tres años y un mismo perfil no podrá estar al frente durante más de dos de ellas; es decir, seis años en total. El presidente ha permanecido en el cargo por cuatro años y medio, teniendo en cuenta que accedió después de una moción de censura. Y ese es el principal argumento que esgrimen sus defensores: si se presentara y ganara, acabaría mandando durante más de siete años y rebasaría el límite estatutario. No obstante, todo quedará en manos de los organismos internos y, tal vez si se requiriera, de la Justicia. Sin embargo, la previs

Abr 28, 2025 - 05:47
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La carrera por controlar el Colegio de Arquitectos de Madrid, caramelo político del urbanismo, arranca con dudas y fango

La carrera por controlar el Colegio de Arquitectos de Madrid, caramelo político del urbanismo, arranca con dudas y fango

Empieza la cuenta atrás para saber qué candidaturas apuestan por liderar a 11.000 colegiados y subir a la cúpula de un órgano clave, con mano para concursos o licencias municipales. Las elecciones del COAM llegan entre acusaciones, líos burocráticos y una incógnita: ¿podrá presentarse el actual presidente?

Los colegios profesionales no son solo agrupaciones entre miembros de un mismo sector, que se coordinan para decidir sobre sus intereses comunes o regular sus recursos y maneras de proceder. Especialmente en los últimos meses, para Madrid se han convertido en una trinchera desde la que influir en determinadas áreas de la sociedad. Ocurrió con la sanidad durante la reciente –y aún latente– disputa entre candidatos por presidir el órgano de los médicos madrileños. Una vez más, las tensiones o acusaciones cruzadas vuelven a dispararse casi como un fiel reflejo ante una nueva fecha: el 27 de mayo. Es el día en el que se celebrarán las elecciones para elegir al futuro decano del Colegio de Arquitectos de Madrid, el COAM, y una de las primeras incógnitas a despejar será si el actual presidente, Sigfrido Herráez, podrá volver a presentarse sin interferencias.

Este viernes abrieron el período para presentar las candidaturas. En cinco días, las propuestas recibidas deberán ser analizadas a fin de comprobar que todo discurre de acuerdo a sus estatutos. Si se detecta algún error en el proceso, los aspirantes tendrán hasta el 30 de abril para subsanarlo o aportar la documentación necesaria. Ese mismo día, el miércoles que viene, se anunciarán oficialmente los postulantes definitivos y comenzará la carrera por el control del Colegio de Arquitectos de Madrid. El presidente, que aspira a revalidar, accedió al cargo en 2020 y al término de una legislatura casi completa: había ganado una moción de censura contra su predecesora, Belén Hermida, de la que surgió Herráez como nuevo líder para el próximo año y medio. Al concluir el mandato comenzó uno propio y exclusivo después de ganar las elecciones, en el que oficialmente sería su segundo período al frente del COAM. Y he aquí el quid de la cuestión.

Los estatutos del colegio establecen que cualquier dirigente deberá ostentar el cargo, como máximo, durante dos legislaturas. Una vez que concluya ese plazo no podrá volver a presentarse. El asunto ha estado en el foco de la polémica, pues quienes defienden la legitimidad de Herráez apuntan a que el primero de esos mandatos no llegó a completarse porque ya estaba casi terminado. En cambio, sus detractores y también entre los posibles aspirantes a arrebatarle el puesto señalan que esa no es la interpretación correcta y discuten su candidatura.

Por lo demás, hay requisitos comunes a cualquier aspirante. En ningún caso podrán ostentar a la vez un cargo político ni pertenecer a una organización del estilo, por ejemplo. Tampoco deben ocupar un alto rango en la administración por puestos de libre designación, ni ser funcionarios por los servicios especiales o emplearse por cuenta ajena del COAM. Este periódico se ha puesto en contacto con Sigfrido Herráez, que también fue concejal con el PP y presidió la EMV (Empresa Municipal de Vivienda), para preguntarle por la supuesta incompatibilidad de su candidatura con las normas estatutarias. Él ha preferido no hacer declaraciones hasta las elecciones. “Es ahí donde nos mediremos al final”, ha recalcado al otro lado del teléfono, mostrándose seguro de que su perfil terminará encajando en el proceso.

La conversación se produjo un día antes de abrir el plazo de inscripción, y pocas horas después de que el diario La Razón publicara un artículo recogiendo críticas internas que hablaban de nepotismo en el Colegio. La noticia mencionaba unas cartas intercambiadas entre colegiados, en las que expresaban sus preocupaciones por un presidente al que consideraban “parcial” y en la que se señalaba el parentesco entre uno de los candidatos rivales, Jesús San Vicente, con el presidente de la mesa electoral, Luis de la Rica. Somos Madrid ha podido leer ese escrito, con fecha reciente, en el que un integrante del organismo llega a pedir la dimisión del dirigente actual, al que acusa de “enturbiar el proceso electoral”.

Más allá de todo esto, la verdadera cuestión es qué pasará con la candidatura de Sigfrido Herráez. Las normas del organismo establecen que cada legislatura se extenderá por tres años y un mismo perfil no podrá estar al frente durante más de dos de ellas; es decir, seis años en total. El presidente ha permanecido en el cargo por cuatro años y medio, teniendo en cuenta que accedió después de una moción de censura. Y ese es el principal argumento que esgrimen sus defensores: si se presentara y ganara, acabaría mandando durante más de siete años y rebasaría el límite estatutario. No obstante, todo quedará en manos de los organismos internos y, tal vez si se requiriera, de la Justicia.

Sin embargo, la previsión al otro lado del campo es que su candidatura ni siquiera pasará el primer filtro para presentarse. “Tanto él [Herráez] como varios miembros que repetirán en su junta directiva incumplen los requisitos por afrontar su tercera legislatura. Y eso lo dejan claro los estatutos”. Esta vez habla Jesús San Vicente, el candidato a decano de Nexo COAM, otra lista que este viernes ha presentado sus avales para medirse con la cúpula actual. Fueron los segundos con más votos en las elecciones de 2022, y su principal aspirante basa sus afirmaciones en un artículo muy concreto de los estatutos internos: el 30.5. Textualmente, dice así: “En caso de acceder un nuevo miembro a la Junta de Gobierno [...], el período en que desempeñe el cargo no será tenido en cuenta a efectos de la reelección en el caso de acceder en el último año de la legislatura”. Sigfrido Herráez accedió al poder tras la moción de censura a finales de 2020 y los siguientes comicios fueron a mediados de 2022, sobrepasando ese periodo de 365 días.

A ese argumento se aferran principalmente sus opositores y también en Nexo COAM, cuyo candidato ha querido puntualizar las acusaciones publicadas en prensa y desmentir que tenga un vínculo de consanguineidad con un miembro de la Mesa Electoral. “Esta persona [Luis de la Rica] no es mi tío, es un tío político de mi mujer por estar casado con alguien de su familia, pero incluso esa relación es de segundo grado”, matiza San Vicente, que considera probado que no existe un “conflicto de intereses” porque además “ha fallado en mi contra en otras ocasiones, no entiendo por qué eso cambiaría ahora”.

Llevan cuatro años y medio sin invitar a los colegiados a sus propios eventos, aunque sean ellos los que paguen la factura

Su rival es muy crítico con la gestión de Sigfrido Herráez al frente del Colegio, y la resume como un “acercamiento a los grandes tiburones inmobiliarios” que “le aleja de los arquitectos que ejercemos por cuenta propia”. A su modo de ver, el actual presidente del órgano colegiado ha cometido “una imprudencia” al presentarse sabiendo que, más allá de las supuestas incompatibilidades que se plantean, ha estado “utilizando políticamente al COAM” desde que llegó. “Antes teníamos puestos específicos, como el del director de la Oficina de Concursos, que tradicionalmente hacíamos mediante una oferta pública y él ha colocado a perfiles con muchos intereses. Estoy seguro: es una forma de hacer lobby”, se reafirma.

Esta teoría es compartida por otra candidata a las elecciones. Elena Sarabia fue propuesta por la anterior decana, Belén Hermida, para un puesto de nueva creación en el decanato y ya ocupó un alto rango en la cúpula del COAM en un mandato anterior. Ahora presenta a su grupo, Renovación + Humana, a la Junta de Representantes porque apoyará a San Vicente en su carrera por la de Gobierno. Comparte con él la visión de que el presidente actual ha excluido a los arquitectos de sus iniciativas pese a que “eran los colegiados los que estaban pagando la factura”, remarca Sarabia.

En su caso, e incluso habiendo ocupado anteriores cargos en la dirección, asegura no haber sido invitada “a ninguno de los eventos que ha realizado el colegio en los últimos cuatro años y medio”. Es más, sostiene que los inscritos tuvieron que “colarse” en la presentación de los Nuevos Desarrollos del Sureste, un acto multitudinario en su propia sede. “Solo invitan a consejeros o concejales, incluso a los de distrito, pero a nosotros no nos miran”, denuncia la arquitecta.

Qué candidaturas pueden presentarse y cómo será la votación

Para considerarse un solicitante válido, basta con recopilar 20 avales firmados por colegiados inscritos en el centro electoral del COAM. Esos colegiados podrán votar a cuantas listas deseen, salvo que alguna de ellas contenga su propio nombre. Cada opción deberá ir acompañada por un catálogo de cinco posibles suplentes para completar su cúpula si fuera necesario. Otro aspecto fundamental de este proceso electoral es que se deciden dos órganos de coordinación distintos, pero complementarios entre sí: la Junta de Gobierno y la Junta de Representantes.

Un candidato a decano del COAM –es decir, el principal aspirante a presidir la Junta de Gobierno– no tendrá por qué presentarse en paralelo a dirigir la de Representantes. En cierto modo, ambas entidades funcionarían respectivamente como el Ejecutivo de Sol (sede de la Comunidad de Madrid) y la Asamblea de Vallecas (el parlamento regional), solo que a pequeña escala. Todas las propuestas tendrán que ir acompañadas de un programa electoral que plasme sus planes para el colegio, y presentarse por escrito en el Registro General del COAM. Los componentes de cada lista deberán comprometerse a aportar al menos 30 días antes de las elecciones cualquier documentación extra que se requiera, a resolver en los días posteriores a su reclamación.

Hay causas definidas por las que una propuesta puede ser invalidada, aunque otras están más en discusión. Quedarán fuera aquellas en las que el número de candidatos no coincida con el de miembros de la Junta de Gobierno y sus suplentes (o no se asocien estos a su cargo ni coincidan con colegiados reales); también las que carezcan de suficientes avales o se ajusten a alguna de las incompatibilidades que establece el artículo 51 del estatuto colegial.

Sigfrido Herráez, decano del Colegio de Arquitectos de Madrid

En lo que a implicación electoral se refiere, la participación que se recuerda en los últimos comicios fue reducida. De los 10.800 colegiados que había entonces en Madrid votaron solo 2.216 arquitectos... y aun así fue un 20% más que en las elecciones previas. Sin embargo, lo que se cuece en el seno de estos órganos profesionales tiene repercusiones más allá de sus fronteras. En la polémica reforma de la plaza del Dos de Mayo, en el centro de la ciudad, el COAM valoró junto al Ayuntamiento de Madrid las candidaturas y planteó las bases del concurso, cuyo ganador terminó siendo descalificado al provocar reclamaciones de otros participantes acusándole de incumplir las normas: su proyecto planteaba girar hacia un lado la estatua principal de la plaza, cuando teóricamente era inamovible.

A las puertas de la campaña electoral para renovar (o no) la cúpula del colegio de arquitectos, las previsiones son de tormenta. En los próximos días se conocerán los nombres finales que se disputarán el decanato, y se establecerán distintas rutas para dominar la Junta de Gobierno o la de Representantes. Las turbulencias que parecen presentarse en el camino, salpicado por dudas y fango, recuerdan a la montaña rusa que aún vive el Icomem, el Colegio de Médicos de Madrid. El ganador de las elecciones, Tomás Merina, también fue vetado poco antes de tomar posesión y eso desencadenó un bloqueo interno además de una larga batalla judicial. Aún dura, y los arquitectos esperan no repetir este enredado escenario.

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