La actual capacidad del barranco del Carraixet no protege a Valencia de inundaciones por el norte
El caudal está diseñado con una capacidad de 1.250 metros cúbicos por segundo que no hubiera soportado la avalancha del 29 de octubre

La ciudad de Valencia se salvó de las inundaciones provocadas por la dana de hace seis meses en la mayor parte de su trama urbana, salvo en las pedanías de La Torre, Castellar-Olivera y Horno de Alcedo que sufrieron las consecuencias del desbordamiento de los barrancos de la cuenca del Poyo causando 17 víctimas mortales. El Plan Sur que se construyó para desviar el cauce del río Turia desde el interior de la ciudad hasta una circunvalación por el oeste de Valencia salvó la riada que llegó desde el interior por el Turia sin llegar a sobrepasar su capacidad de unos 4.500 metros cúbicos por segundo. El barranco del Carraixet, por el norte, no hubiera podido brindar la misma protección.
La obra del nuevo cauce del Turia se abordó después de la riada de 1957 que anegó casi todos los barrios de la ciudad y en la dana del 29 de octubre se reveló como una conducción muy eficaz. Blindó toda la parte oeste y sur de Valencia (la parte este es la que linda con el mar) pero la gran incógnita es saber qué hubiera pasado si las grandes avenidas de agua hubieran llegado desde el norte.
Los expertos que han ido desfilando por la comisión de la dana habilitada en el Senado coinciden en señalar que Valencia no está preparada por ese flanco con el barranco del Carraixet, cuyo cauce no hubiera podido contener una avenida como la que soportó el nuevo cauce del Turia, la del barranco del Poyo, o la del río Magro.
10 ó 15 kilómetros decisivos
El episodio de lluvias torrenciales se situó de manera caprichosamente estática en la tarde del 29 de octubre en el interior de la provincia –en la parte más cercana a la ciudad– en dirección oeste. Si esta depresión se hubiera trasladado apenas unos kilómetros más hacia el norte (entre 10 y 15 según los expertos) la cuenca receptora de la gran avenida de agua hubiera sido la que confluye en el barranco del Carraixet que es el gran blindaje de la ciudad por esa zona.
El caudal de diseño del Carraixet es, después de su última ampliación, de 1.250 metros cúbicos por segundo para un período de retorno de 500 años en régimen permanente. El barranco del Poyo, para contextualizar esta capacidad, tiene unos 800 metros cúbicos de capacidad pero llegó a soportar entre 2.500 y 3.500 metros cúbicos por segundo, según las fuentes consultadas. Mínimo el doble, en cualquier caso, de lo que el Carraixet podría 'tragar' en un episodio de la temida gota fría.
En su recorrido de 42 kilómetros desde Marines y Olocau este barranco recoge las aguas de la Sierra Calderona en su vertiente sur y va recibiendo aportes del barranco de Pedralbilla para proseguir su recorrido hacia Bétera con un cauce de 100 metros de anchura y recibir también los barrancos de Cirer y Náquera.
La Huerta Norte
En la parte ya de la llanura que conforma la Huerta Norte de Valencia, el Carraixet atraviesa los términos de Moncada, Alfara del Patriarca, Foyos, Vinalesa (donde se incorpora el barranco del Palmaret Alt), Benifaraig, Carpesa, Bonrepós i Mirambell, Tavernes Blanques y finalmente Alboraya, que linda con el norte de la capital del Turia. Todas estas poblaciones tienen la dificultad de encontrarse prácticamente al nivel del mar y por lo tanto con problemas de evacuación del agua en grandes y súbitas avenidas.
Como en el caso del Poyo, el Carraixet registra crecidas rápidas y violentas por su fuerte pendiente como sucedió en el año 1949 y en 1957 cuando su caudal superó los 1.300 metros cúbicos por segundo (más que su capacidad actual) y provocó inundaciones en las citadas poblaciones y también en la tercera ciudad de España.
En peligro
El presidente de la Federación de Contratistas de Obras de la Administración de la Comunitat Valenciana, José Luis Santa Isabel, explicó en el Senado que si los 780 litros caídos en Turís, se hubieran registrado en el entorno de la sierra Calderona "la ciudad de Valencia habría estado en peligro" por lo que urgía a hacer obras hidráulicas y ampliación de las que que existen para encauzar las aguas.
También el catedrático de Ingeniería Hidráulica y Medio Ambiente de la Universidad Politécnica de Valencia, Juan Bautista Marco, defendía la misma visión y explicaba que "la dana se situó en un lugar que no es frecuente. Si se hubiese desplazado 10 kilómetros al norte, hubiésemos tenido agua en Valencia hasta Blasco Ibáñez (céntrica avenida de la ciudad)».
Sensores y red mallada
La falta de sensores que midan el caudal que en un momento dado pasa por los barrancos ha sido muy criticada tras la dana del 29 de octubre y se exige una mayor red de información y alerta. También es común la exigencia de limpieza de los cauces que se mantiene desde hace años con escasa respuesta de la Confederación Hidrográfica del Júcar. El temor de los alcaldes de las localidades que recorre el Carraixet es grande porque el cambio climático ha acelerado la recurrencia de estos fenómenos meteorológicos.
José Luis Santa Isabel aportó su solución que depende de la voluntad de los políticos pero que durante las últimas décadas no ha sido atendida: conectar los diversos cauces. "Pensé que habría dinero de los PERTE para obras hidráulicas. En Francia y Alemania los cauces están interconectados. Hay una red mallada. Hay que conectarlos para poder balancearlos en función de cómo evolucionan los cauces". Y lamenta la falta de obras porque "el agua no hace daño por sí sola si no por la fuerza cinética y las obras hubieran frenado la velocidad".