José Ramón Arribas: “España debería tener la ambición como país de lograr un Premio Nobel en ciencia”
Investigación soniamoreno Jue, 15/05/2025 - 08:00 Entrevista José Ramón Arribas ha estado en la primera línea de tres de las grandes crisis sanitarias de nuestro tiempo: el VIH, el ébola y la covid. Su trayectoria quedó marcada por los primeros años de la epidemia del sida, que explotó cuando comenzaba como médico internista. Pero también fue decisivo que, mientras ampliaba su formación en Estados Unidos, asistiera a la gestación de los primeros tratamientos eficaces frente a una enfermedad mortal. Esa experiencia directa de un extraordinario avance médico le confirmó el valor de la investigación, en especial, de la básica, en el contexto clínico; y es un modelo por el que siempre ha luchado. Por ello, se muestra rotundo al afirmar que la investigación ha de estar presente en los grandes hospitales. “Del diálogo entre investigadores básicos e investigadores clínicos salen descubrimientos estupendos”, afirma. Su trayectoria es una de las merecedoras del Premio Admirables de 2025 en la categoría de Investigación, que se ha entregado dentro del 33 aniversario de Diario Médico, junto a su publicación hermana, Correo Farmacéutico, en una gala celebrada con la colaboración de AbbVie, Bidafarma, Daiichi Sankyo Oncology y Pfizer. El jefe de Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario La Paz, en Madrid; profesor titular en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), y director del Grupo de investigación en SIDA y Enfermedades Infecciosas en IdiPAZ, instituto sanitario del que también fue el primer director científico, reflexiona en esta entrevista sobre la posibilidad real de lograr la transmisión cero del VIH; el avance en la comprensión del envejecimiento, y la preparación frente a futuras pandemias, entre otras cuestiones, y sin ocultar su vocación: “Sé que soy afortunado: me encanta lo que hago". Pregunta. ¿Cómo llegó a las enfermedades infecciosas? Respuesta. Estudié Medicina Interna, porque fui alumno del doctor Eduardo Vázquez, en el Hospital Clínico, y me fascinaba lo que hacía. Así que hice el MIR y escogí Medicina Interna en La Paz con la idea de seguir sus pasos. Pero estamos hablando de finales de los 80… Casi la mitad de los pacientes en la planta eran personas con VIH. Esa realidad me marcó profundamente. Alguien dijo que el VIH cambiaría la medicina, y en mi caso también cambió mi trayectoria; vi que era algo a lo que merecía la pena dedicarse. Terminé la residencia y me aceptaron para hacer el fellowship en la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Barnes en la Universidad Washington, un centro estupendo, la Harvard del Medio Oeste. Estuve entre el 93 y el 96. Justo antes de que empezáramos con la terapia antirretroviral de alta eficacia. Era también el final de una época muy oscura de la infección por VIH, sin tratamientos eficaces. Hacía clínica y también investigación, en la unidad de ensayos clínicos de los ACTG [AIDS clinical trials group]. Ahí vivimos los primeros ensayos con inhibidores de proteasa, que culminaron en 1996, y ha sido una de las intervenciones terapéuticas más importantes en medicina. Carlos Macaya: "Me he rodeado de los mejores, y orgulloso de que brillen con luz propia", Carmen Ayuso: "Sin especialidad de Genética, será muy difícil ordenar los servicios y asegurar la formación de los profesionales", Eduard Vieta: "El concepto de Psiquiatría de precisión no requiere el premio Nobel, pero es muy importante" P.¿Hubo algún caso, alguna situación que le marcara especialmente en aquella época?R. Lo que nos ha marcado a todos los que hemos hecho investigación "La terapia antirretroviral nos marcó: pocas veces puedes cambiar el curso de una enfermedad mortal en cuestión de semanas" P.¿Qué lecciones extrajo de ese modelo de trabajo?R. La importancia de que un hospital universitario investigue. En EEUU no se concibe un hospital de "En un hospital universitario de tercer nivel, el clínico debe hacer investigación" P.La vacuna del VIH sigue siendo esquiva, ¿hay esperanza?R. Es una pregunta que muchos pacientes me hacen. Yo empecé a oír aquel soniquete de que en 5 "La investigación en la vacuna ha sido decepcionante, es un problema muy complejo de resolver; sin embargo, la PrEP es un éxito rotundo" P.Vivió la crisis del ébola y la covid-19, ¿considera que el sistema sanitario español está hoy mejor preparado para afrontar una nueva emergencia san "Globalmente, no creo que estemos mucho mejor preparados para una nueva pandemia" P. Hoy, ¿qué le motiva?R. La verdad es que me encanta lo que hago, sé que soy afortunado, porque nunca he tenido sensación de venir a trabajar. Y teng El jefe de Medicina Interna de La Paz es también un investigador de relevancia internacional en patología


José Ramón Arribas ha estado en la primera línea de tres de las grandes crisis sanitarias de nuestro tiempo: el VIH, el ébola y la covid. Su trayectoria quedó marcada por los primeros años de la epidemia del sida, que explotó cuando comenzaba como médico internista. Pero también fue decisivo que, mientras ampliaba su formación en Estados Unidos, asistiera a la gestación de los primeros tratamientos eficaces frente a una enfermedad mortal. Esa experiencia directa de un extraordinario avance médico le confirmó el valor de la investigación, en especial, de la básica, en el contexto clínico; y es un modelo por el que siempre ha luchado.
Por ello, se muestra rotundo al afirmar que la investigación ha de estar presente en los grandes hospitales. “Del diálogo entre investigadores básicos e investigadores clínicos salen descubrimientos estupendos”, afirma. Su trayectoria es una de las merecedoras del Premio Admirables de 2025 en la categoría de Investigación, que se ha entregado dentro del 33 aniversario de Diario Médico, junto a su publicación hermana, Correo Farmacéutico, en una gala celebrada con la colaboración de AbbVie, Bidafarma, Daiichi Sankyo Oncology y Pfizer.
El jefe de Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario La Paz, en Madrid; profesor titular en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), y director del Grupo de investigación en SIDA y Enfermedades Infecciosas en IdiPAZ, instituto sanitario del que también fue el primer director científico, reflexiona en esta entrevista sobre la posibilidad real de lograr la transmisión cero del VIH; el avance en la comprensión del envejecimiento, y la preparación frente a futuras pandemias, entre otras cuestiones, y sin ocultar su vocación: “Sé que soy afortunado: me encanta lo que hago".
Pregunta.
¿Cómo llegó a las enfermedades infecciosas?
Respuesta.
Estudié Medicina Interna, porque fui alumno del doctor Eduardo Vázquez, en el Hospital Clínico, y me fascinaba lo que hacía. Así que hice el MIR y escogí Medicina Interna en La Paz con la idea de seguir sus pasos. Pero estamos hablando de finales de los 80… Casi la mitad de los pacientes en la planta eran personas con VIH. Esa realidad me marcó profundamente. Alguien dijo que el VIH cambiaría la medicina, y en mi caso también cambió mi trayectoria; vi que era algo a lo que merecía la pena dedicarse. Terminé la residencia y me aceptaron para hacer el fellowship en la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Barnes en la Universidad Washington, un centro estupendo, la Harvard del Medio Oeste. Estuve entre el 93 y el 96. Justo antes de que empezáramos con la terapia antirretroviral de alta eficacia. Era también el final de una época muy oscura de la infección por VIH, sin tratamientos eficaces. Hacía clínica y también investigación, en la unidad de ensayos clínicos de los ACTG [AIDS clinical trials group]. Ahí vivimos los primeros ensayos con inhibidores de proteasa, que culminaron en 1996, y ha sido una de las intervenciones terapéuticas más importantes en medicina.