Chile podría perder el árbol más viejo del mundo por una nueva carretera
En el corazón del sur de Chile vive un árbol que ha resistido 5.400 años de historia. Su nombre es Gran Abuelo, y es más que un árbol, sobrevivió a imperios, colonizaciones, incendios, talas y pandemias. Hoy, el árbol más longevo del planeta enfrenta una amenaza moderna: el gobierno chileno planea construir una autopista que […]

En el corazón del sur de Chile vive un árbol que ha resistido 5.400 años de historia. Su nombre es Gran Abuelo, y es más que un árbol, sobrevivió a imperios, colonizaciones, incendios, talas y pandemias. Hoy, el árbol más longevo del planeta enfrenta una amenaza moderna: el gobierno chileno planea construir una autopista que atravesará el corazón de su hogar protegido.
Gran Abuelo en peligro: un ícono bajo amenaza
En un rincón del Parque Nacional Alerce Costero, el Gran Abuelo se yergue con sus 60 metros de altura y un tronco de 4 metros de diámetro. Descubierto en 1972 por Aníbal Henríquez, un guardabosques, este alerce (Fitzroya cupressoides) no solo es el árbol más antiguo del mundo, sino un símbolo de resistencia. Sus anillos, como páginas de un libro, guardan registros climáticos de milenios. Sin embargo, el gobierno chileno quiere reabrir la ruta T-720, una antigua vía maderera, para construir una autopista que cruzará este parque protegido. Las autoridades dicen que conectará ciudades y potenciará el turismo, pero muchos ven otro motivo. Jonathan Barichivich, científico chileno y nieto de Henríquez, dice: “La conectividad no es la verdadera razón”. La carretera llegaría al puerto de Corral, usado por uno de los mayores exportadores de celulosa de América Latina, lo que sugiere un interés en la valiosa madera de alerce.
El costo de la “conectividad”
El proyecto de la autopista no solo pone en riesgo al Gran Abuelo, sino a todo el ecosistema del parque. Los alerces, conocidos como cipreses patagónicos, son especies en peligro cuya madera, duradera y recta, ha sido codiciada por siglos. Antes de que Chile prohibiera su tala en 1976, muchos cayeron para construir iglesias en Chiloé, hoy patrimonio de la UNESCO. La nueva carretera podría facilitar el acceso a estas joyas naturales, pero a un costo devastador. Rocío Urrutia, científica que ha estudiado estos árboles por décadas, advierte que el riesgo de incendios forestales aumentaría drásticamente.
Más del 90 % de los incendios en la región comienzan cerca de carreteras, un patrón global: en la Amazonía, el 75 % de los fuegos se inician a menos de 5 km de una vía, y en EE. UU., el 96 % a menos de 800 metros. Un solo incendio podría borrar poblaciones enteras de alerces, incluyendo al Gran Abuelo.
Un archivo vivo del clima
El Gran Abuelo no es solo un árbol; es una enciclopedia natural. Cada anillo de su tronco registra cambios climáticos de miles de años, desde sequías hasta lluvias intensas. Científicos como Barichivich y Urrutia usan estas marcas para reconstruir el pasado y predecir cómo los bosques enfrentarán el calentamiento global. Los alerces son especialmente valiosos porque absorben carbono durante siglos, incluso después de muertos. Un alerce caído puede almacenar carbono por más de 4000 años, ayudando a mitigar el cambio climático. Pero la autopista amenaza este equilibrio. Si el proyecto avanza, el daño podría ser irreversible.
La lucha por salvarlo
La buena noticia es que la resistencia está creciendo. En 2023, Barichivich, Urrutia y otros científicos publicaron una carta en la revista Science, alertando sobre los peligros de la autopista. Este grito de auxilio resonó globalmente, movilizando a investigadores y comunidades. La presión llevó al gobierno chileno a pausar el proyecto temporalmente, pero la amenaza persiste. Barichivich, insiste en que el árbol es más que un récord: “Es un símbolo de resistencia y adaptación”. Mientras, Urrutia subraya que proteger estos bosques es clave para cumplir los compromisos de Chile en la COP15 de biodiversidad.
El Gran Abuelo ha visto pasar 5400 años, pero su futuro depende de nosotros. Este árbol, que ha resistido terremotos, incendios y talas, ahora enfrenta una autopista que podría acabar con él y su ecosistema. La pausa del proyecto es una victoria parcial, pero la lucha continúa. Proteger al Gran Abuelo significa defender un legado climático, una especie en peligro y un parque que es orgullo de Chile.