Incredulidad entre los vecinos del restaurante chino cerrado en Usera: "Venían autobuses llenos de gente a comer"

"Los fines de semana se llenaba", explica a '20minutos' María, vecina de la calle donde está el local.

Abr 10, 2025 - 05:53
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Incredulidad entre los vecinos del restaurante chino cerrado en Usera: "Venían autobuses llenos de gente a comer"

En el número 37 de la calle Perpetua Díaz del madrileño distrito de Usera cuelga un cartel que anuncia el cierre del restaurante Jin Gu. "Estamos de reformas, el servicio está suspendido temporalmente", reza la hoja. Está pegada junto a la entrada del local, que permanece con la reja bajada desde que el 25 de marzo la Policía Municipal de Madrid entró a inspeccionarlo. Palomas desplumadas para servir como pato laqueado, cucarachas en la cocina y trampas para ratas con carne podrida son solo algunos de los hallazgos que dejaron atónitos a los agentes y que les llevaron a clausurar este establecimiento de comida china por insalubridad. Ante este hecho, que trascendió este lunes, los vecinos del barrio todavía no dan crédito.

"Nunca podría haber sospechado de ellos", cuenta a 20minutos María, vecina del edificio situado frente al local. El restaurante, que antes fue un gimnasio, llevaba una década abierto y había ganado cierta fama en todo Madrid. "Los fines de semana se llenaba, venían familias enteras en coches de lujo", asegura la mujer. "A mí me ha pillado por sorpresa, nunca he pensado que estuviese en esas condiciones, sobre todo por los precios. No era un sitio económico" añade, afirmando que el plato más barato costaba unos 12 euros.

La inspección municipal reveló una estancia oculta tras una estantería corredera, accesible desde el baño adaptado para personas con movilidad reducida. En ella, se escondía, entre ocho congeladores oxidados y sin control de temperatura, más de una tonelada de alimentos sin etiquetado ni trazabilidad, con cucarachas, ratas y carne colgada a secar en un tendedero. Todo ello junto a una cocina plagada de grasa, con utensilios oxidados, un horno sin campana extractora y un contenedor sin tapa que acumulaba más 100 litros de grasa, sin sistema de evacuación ni tratamiento.

Al igual que María, muchos residentes aseguran que el local no daba señales de ser lo que en realidad era por dentro. Entre está también Javier, cliente habitual, que define el Jin Gu como un sitio "normal". "Entrabas y olía a comida china, el suelo estaba limpio, las camareras con delantal... No era un sitio que te llamase la atención o al que no quisieras volver", explica el hombre. Vive justo en la calle paralela a la del restaurante, y solía acercarse con sus tres hijos pequeños a por arroz tres delicias o tallarines. "Nunca pensé que iban a vender paloma por pato. Esto es una vergüenza", añade indignado.

Entre los negocios situados cerca del establecimiento, sin embargo, impera el silencio. La mayoría de los trabajadores de estos comercios evitan hacer declaraciones. Aunque algunos como Vicente, responsable del taller de coches situado frente al restaurante, coincide en destacar cómo en el Jin Gu siempre había clientes. "Venían autobuses llenos de gente para comer aquí", explica el mecánico. "Tenía muchísima fama", cuenta por su parte Esteban, otro vecino de la zona. "Este restaurante ha trabajado muy bien y ha tenido mucha gente. Se comía muy bien y de repente se han encontrado muchísimas deficiencias", agrega, resignado.

"El pato tenía un sabor raro"

Pese a esta incredulidad que muestran los vecinos de la zona, las reseñas publicadas en Tripadvisor por algunos usuarios ya mostraban algunas deficiencias en el restaurante. "Mi familia comió allí y todos vomitaron al día siguiente. Hay algún alimento que está podrido" advertía un cliente hace apenas tres meses. Otro denunciaba que el pato tenía un "sabor, cuanto menos, raro" y que la cocina parecía no haberse limpiado "desde hacía meses". Incluso algún comensal llegó a preguntarse cómo las condiciones no habían llamado la atención de las autoridades: "No sé cómo no ha sido cerrado por la Comunidad o el Ayuntamiento, vimos cucarachas en el suelo y sobre una mesa pegada a la nuestra".

Según los investigadores que realizaron la inspección del local y que ahora llevan el caso, los trabajadores del Jin Gu manipulaban los alimentos sin guantes, sin gorros y portando relojes y anillos. Además, encontraron bivalvos con cieno de origen asiático almacenados sin ningún tipo de control sanitario, bivalvos tipo dátil de mar chino y pepinos de mar o holoturias, una especie cuya comercialización y consumo está prohibido por su condición de fauna protegida.

El conjunto de infracciones superaba con creces los estándares mínimos exigidos para cualquier restaurante. Así, tras la inspección, los alimentos fueron precintados por orden del Departamento de Sanidad de la Junta Municipal de Usera, y el restaurante fue clausurado de forma inmediata. Ahora, el caso ha sido trasladado a la autoridad judicial y al Ministerio Fiscal, y el dueño ha sido detenido acusado de un delito contra la salud pública y otro contra la fauna y la flora.