Gráfica del día: El consumo energético global de la IA

La inteligencia artificial (IA) ya no solo consume datos, ahora también devora electricidad, con un gran impacto hacia el futuro

May 9, 2025 - 10:39
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Gráfica del día: El consumo energético global de la IA
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Gráfica del día: El consumo energético global de la IA

A medida que la inteligencia artificial  (IA) se integra en prácticamente todos los sectores de la economía, su huella energética comienza a reflejar la de una industria completa. Lejos de ser solo una herramienta digital, la IA se perfila como un nuevo actor en la escena energética global, capaz de transformar tanto la demanda como la forma en que generamos electricidad.

Según estimaciones recientes de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), en los próximos cinco años la cantidad de energía que requerirán los centros de datos, el corazón físico de la IA se duplicará con creces. Este crecimiento no solo responde al almacenamiento de datos, sino al entrenamiento y operación de modelos cada vez más complejos que demandan potencia computacional intensiva.

Frente a este panorama, las energías renovables se posicionan como el soporte más prometedor de esta revolución digital. Se prevé que para 2030, casi la mitad de la energía que alimentará a los centros de datos provendrá de fuentes como la solar, eólica o hidráulica. Sin embargo, la transición no será homogénea. La disponibilidad local de recursos y los costos influirán en la mezcla energética: mientras China seguirá dependiendo en gran parte del carbón, Estados Unidos acelerará la adopción de gas natural, energía nuclear y fuentes limpias.

Más allá de las cifras, el crecimiento de la IA abre un debate crucial: ¿cómo equilibrar el avance tecnológico con la sostenibilidad ambiental? Actualmente, los centros de datos generan alrededor de 180 millones de toneladas de CO₂ indirecto al año. Aunque esto representa apenas el 0.5% de las emisiones globales por combustibles fósiles, el incremento proyectado obliga a actuar con urgencia.

Paradójicamente, la IA también podría ser parte de la solución. Si se implementa con visión, esta tecnología puede optimizar redes eléctricas, mejorar el rendimiento de las energías renovables y acelerar el desarrollo de baterías más eficientes.

En otras palabras, la revolución energética impulsada por la IA no solo depende de avances tecnológicos, sino de decisiones políticas, económicas y sociales que se tomen hoy. No se trata solo de alimentar a la IA con energía, sino de aprender a utilizarla para rediseñar el futuro energético del planeta.

 

 

 

 

 

 

 

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