Fallo del primer lanzamiento del cohete Spectrum de Isar Aerospace
La primera misión de un microlanzador orbital comercial lanzado desde territorio continental europeo ha terminado en fracaso. El 30 de marzo de 2025 a las 10:30 UTC despegó el primer […] La entrada Fallo del primer lanzamiento del cohete Spectrum de Isar Aerospace fue escrita en Eureka.

La primera misión de un microlanzador orbital comercial lanzado desde territorio continental europeo ha terminado en fracaso. El 30 de marzo de 2025 a las 10:30 UTC despegó el primer cohete Spectrum de la empresa alemana Isar Aerospace desde la rampa LP-A del espaciopuerto de la isla de Andøya (Noruega). Los primeros 20 segundos del vuelo de prueba inaugural se desarrollaron con aparente normalidad y el cohete se elevó gracias a los nueve motores Aquila de propano y oxígeno líquido. Sin embargo, justo cuando comenzó la maniobra de cabeceo, el vehículo perdió el control y se inclinó hasta quedar boca abajo. El sistema de seguridad del cohete apagó los motores unos 30 segundos tras el despegue, cuando el lanzador ya estaba en horizontal. Sin impulso, el cohete comenzó a caer hacia el suelo. Al moverse a una velocidad todavía muy baja, las fuerzas aerodinámicas no desintegraron el cohete y unos 35 segundos tras el despegue este cayó de una pieza en el agua muy cerca de la costa, pero a suficiente distancia de la flamante rampa orbital de Andøya.

El Spectrum no llevaba ninguna carga útil en esta primera misión, denominada Going Full Spectrum, más allá de varios sensores en la segunda etapa para medir varios parámetros durante el lanzamiento, un lanzamiento que se había retrasado una semana por las condiciones meteorológicas de la zona. Según la autorización de las autoridades noruegas emitida el 17 de marzo, Isar podía lanzar el Spectrum entre el 20 y el 31 de marzo. Obviamente, ahora será necesaria llevar a cabo otra misión similar para validar el lanzador. El Spectrum es un microlanzador de dos etapas de 28 metros de longitud y 2 metros de diámetro capaz de situar 1 tonelada en órbita baja (LEO) y 700 kg en una órbita polar heliosíncrona (SSO). Las dos etapas usan propano y oxígeno líquido como propelentes. La primera etapa está propulsada por 9 motores Aquila de 75 kilonewton de empuje cada uno y la segunda etapa un motor Aquila optimizado al vacío de 95 kilonewton de empuje. El fuselaje está fabricado en fibra de carbono. El Spectrum es el primer lanzador orbital que usa propano como combustible (aunque ciertamente no hay mucha diferencia tecnológica con respecto a los vectores que emplean metano).



Con estas cifras, el Spectrum juega en la misma liga que el Miura 5 de PLD Space, que, con 35,7 metros de longitud y 2 metros de diámetro, podrá poner 1040 kg en LEO o 540 kg en SSO propulsado por cinco motores Teprel C de queroseno en la primera etapa. También es muy similar al RFA One de RFA, de 30 metros de longitud y un diámetro de 2,1 metros, que situará 1,3 toneladas en SSO usando nueve motores Helix de queroseno en la primera etapa. A pesar del resultado, la compañía alemana Isar Aerospace se convierte en la primera empresa que logra lanzar un microlanzador orbital desde territorio continental de Europa (si no contamos misiones más o menos comerciales desde cosmódromos rusos como Plesetsk o Kapustin Yar). No obstante, no es la primera empresa privada que lanza un cohete orbital desde Europa occidental, pues no nos olvidemos del Pegasus XL lanzado en 1997 desde los cielos de Canarias que puso en órbita el Minisat 01 o el lanzamiento fallido del LauncherOne de Virgin Orbit en 2023 cerca de las islas británicas. Se trata además del intento de lanzamiento orbital desde tierra firme que se lleva a cabo más al norte (69º 6′ 25″ de latitud), aunque no supera el lanzamiento fallido de la vela solar Cosmos 1 mediante un misil Volná modificado desde un submarino ruso en el mar de Barents que tuvo lugar el 21 de junio de 2005.



Aunque Isar ha ganado la carrera por lanzar un microlanzador comercial europeo, un hito que tiene mucho mérito, lo único importante en este mercado sin piedad es el éxito. Por tanto, la carrera por alcanzar exitosamente la órbita mediante un microlanzador europeo sigue abierta. La pelota vuelve a estar en el tejado de RFA, otra empresa alemana que era la principal candidata a ganar esta carrera comercial europea hasta que el agosto pasado la primera etapa de su cohete RFA One explotó en la rampa de lanzamiento de SaxaVord (Reino Unido) durante una prueba. Y no nos engañemos. Pese a las buenas palabras que se suelen decir en estos casos —«no pasa nada, era un vuelo de prueba», «hemos aprendido mucho para la próxima vez», «SpaceX fracasó muchas veces antes de lograr un éxito», etc., etc.—, la realidad es que el mercado aeroespacial es implacable y no perdona los fracasos.



En Estados Unidos, empresas de microlanzadores como ABL, Astra o Relativity Space han abandonado el mercado espacial (ABL) o se encuentran en una situación muy complicada tras uno o más lanzamientos fallidos. Por mucho que nos consuele el mantra de autoayuda en plan «es normal, SpaceX también tuvo muchos fallos», la realidad es muy tozuda (además, no sé por qué en estos casos se menciona siempre a SpaceX cuando el Falcon 9 prácticamente no tuvo problemas en sus inicios; otra cosa son los intentos de recuperación de las primeras etapas del Falcon 9, que no tenían ningún impacto en la efectividad del lanzador a la hora de alcanzar la órbita, o los actuales lanzamientos de la Starship; en cuanto al Falcon 1, recordemos que Musk ha escrito hasta la saciedad que de no haber alcanzado la órbita al cuarto intento, probablemente no hubiera habido un quinto).



Sin duda, Isar Aerospace, como RFA, pueden permitirse un lanzamiento fallido. Pero dos fallos consecutivos ya serían un asunto muy diferente. El gobierno alemán apoya firmemente, por el momento, a empresas Isar, RFA o HyImpulse ante el compromiso decidido del gobierno francés por la empresa MaiaSpace o la apuesta del gobierno italiano a favor de la independencia comercial de Avio. Pero en un mercado con tantas iniciativas similares —no nos olvidemos de la española PLD Space o la británica Orbex, entre otras—, la competencia es enorme.




Este es el primer intento de lanzamiento orbital desde Noruega, pero el Centro Espacial de Andøya lleva en servicio desde 1962, cuando se lanzó el cohete suborbital Ferdinand I, una modificación de un cohete de dos etapas Nike-Cajun estadounidense. Desde Andøya se han lanzado numerosos vectores suborbitales, la mayoría con el objetivo de estudiar las auroras y, por tanto, la interacción de la magnetosfera, la atmósfera y el viento solar. El 25 de enero de 1995 un cohete suborbital Black Brant XII de cuatro etapas lanzado desde Andøya puso brevemente en alerta máxima a las fuerzas nucleares rusas al confundirlo con un posible misil lanzado desde un submarino estadounidense. No obstante, la rampa de lanzamiento orbital de Andøya, finalizada en 2023, está situada a unos 35 kilómetros más al sur de la zona de lanzamientos suborbitales con el fin de reducir el riesgo sobre la población de Andenes y otros núcleos habitados cercanos.


Isar Aerospace es una empresa basada en Munich que fue fundada en 2018 por Daniel Metzler, Markus Brandl y Josef Peter Fleischmann. Desde entonces, ha conseguido una financiación superior a los 400 millones de euros y cuenta con más de 400 empleados. En abril de 2021 firmó un contrato con Andøya Space para lanzar el Spectrum durante los próximos veinte años desde Noruega. Además de Andøya, Isar planea lanzar el Spectrum desde la rampa del antiguo cohete Diamant de la Guayana Francesa, al igual que RFA y PLD Space lanzarán el RFA ONE y el Miura 5, respectivamente, desde la misma rampa. Isar Aerospace ha trabajado muy duro para llegar hasta aquí y no cabe duda de que merecen alcanzar la órbita. Esperemos que la siguiente misión del Spectrum tenga un resultado mejor.






La entrada Fallo del primer lanzamiento del cohete Spectrum de Isar Aerospace fue escrita en Eureka.