La primera media hora fue un escándalo.
Lamine dio una exhibición ante un Atlético superado por la potencia blaugrana. En la segunda, los colchoneros subieron el punto de intensidad y energía y la exhibición la siguió
Pedri. El Barça demostró tener oficio y diversos registros. Supo defender cuando debía y atacar cuando lo necesitaba. Fue un justo finalista. La Copa espera en Sevilla después de una semifinal impresionante en la ida y un encuentro sólido en la vuelta. Un Clásico a finales de abril.
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