Este dulce típico de Lebrija sólo se come en Semana Santa y tiene un nombre con trampa
Un manjar artesano que solo se disfruta en fechas concretas, y cuyo nombre engaña al evocar ingredientes que en realidad no forman parte de su receta tradicionalSin mayonesa y más proteicos: cinco recetas para una cena con espárragos que ayude contra el estreñimiento Cada Semana Santa, en el municipio sevillano de Lebrija, aparece un dulce que apenas dura unos días en las vitrinas de las panaderías locales. Las 'borrachitas', conocidas por su aspecto dorado y su aroma especiado, forman parte del recetario tradicional de la localidad y están ligadas a esta celebración. Este dulce, que se disfruta durante un tiempo limitado, es un emblema de la Semana Santa en Lebrija, un periodo en el que la comunidad se prepara para la conmemoración religiosa y la llegada de los días más especiales del año. Aunque su consumo se limita casi exclusivamente a este periodo, el recuerdo que dejan perdura durante todo el año. Aquellos que han tenido la oportunidad de probarlas siempre las asocian con una sensación de nostalgia que se revive cada vez que llega la Cuaresma. Su nombre desconcierta a quien no las conoce, ya que no contienen ni una gota de alcohol. En este detalle radica una de sus principales sorpresas, pues quienes se acercan a este dulce por primera vez esperan algo completamente diferente. El apelativo de este dulce, de hecho, es una de sus particularidades más comentadas. Llamadas 'borrachitas', muchos podrían pensar que están empapadas en licor o que incluyen alguna bebida espirituosa en su elaboración. Sin embargo, ni el vino ni el anís líquido están presentes en la receta actual, a pesar de que algunos vecinos aseguran que en el pasado, la receta original sí incluía licor. Con el paso de los años, esa parte desapareció, pero lo que no ha cambiado es el sabor característico y la textura crujiente que define a estas delicias. Otra versión sobre el origen del nombre se relaciona con su forma, ya que la masa doblada en los extremos recuerda, según algunos, a la figura de alguien tambaleante. Más allá del nombre, lo que convierte a las 'borrachitas' en una elaboración tan especial es su carácter artesano y su elaboración limitada. En muchos hogares de Lebrija se recuerda la receta como un legado familiar que se ha ido transmitiendo a través de generaciones. Su preparación requiere ingredientes básicos, como harina, aceite de oliva, azúcar, canela y matalahúva, además de paciencia y una mano experta para lograr la textura adecuada. A diferencia de otros dulces, la 'borrachita' no se hace en grandes fábricas ni se produce en masa. Cada unidad es el resultado de un proceso que, a pesar de simple, requiere dedicación y atención a los detalles. Un dulce exclusivo de la Semana Santa lebrijana Aunque en algunos establecimientos se pueden encontrar 'borrachitas' fuera de la Cuaresma, lo habitual es que su producción se limite a estas fechas. Esta temporalidad ha contribuido a reforzar el vínculo entre el dulce y la celebración religiosa, convirtiéndolo en un símbolo gastronómico de la Semana Santa en Lebrija. Para muchas personas, su sabor está directamente asociado a las procesiones, al olor del incienso en las calles y a los encuentros familiares que se repiten cada año. Elaboraciones como esta no solo tienen un valor culinario, sino que representan un patrimonio inmaterial que pervive gracias a la transmisión oral y al trabajo de pequeños negocios que optan por mantener la producción artesanal frente a modelos más industrializados. Las 'borrachitas' no son un producto que se distribuya fuera del entorno local ni que se encuentre fácilmente en grandes superficies. Su acceso limitado refuerza la percepción de que se trata de un producto único, ligado a un lugar y a un tiempo del año muy concretos. Con el paso de los años, estos dulces han logrado resistir la desaparición que ha afectado a otros productos similares. Su permanencia se explica, en parte, por el arraigo que tienen entre la población lebrijana, que los asocia a recuerdos de infancia y a momentos compartidos. Pese a su sencillez, las 'borrachitas' continúan ocupando un lugar destacado en las bandejas de repostería durante la Semana Santa, y cada nueva generación que aprende a prepararlas contribuye a que esta tradición siga viva.

Un manjar artesano que solo se disfruta en fechas concretas, y cuyo nombre engaña al evocar ingredientes que en realidad no forman parte de su receta tradicional
Sin mayonesa y más proteicos: cinco recetas para una cena con espárragos que ayude contra el estreñimiento
Cada Semana Santa, en el municipio sevillano de Lebrija, aparece un dulce que apenas dura unos días en las vitrinas de las panaderías locales. Las 'borrachitas', conocidas por su aspecto dorado y su aroma especiado, forman parte del recetario tradicional de la localidad y están ligadas a esta celebración.
Este dulce, que se disfruta durante un tiempo limitado, es un emblema de la Semana Santa en Lebrija, un periodo en el que la comunidad se prepara para la conmemoración religiosa y la llegada de los días más especiales del año.
Aunque su consumo se limita casi exclusivamente a este periodo, el recuerdo que dejan perdura durante todo el año. Aquellos que han tenido la oportunidad de probarlas siempre las asocian con una sensación de nostalgia que se revive cada vez que llega la Cuaresma.
Su nombre desconcierta a quien no las conoce, ya que no contienen ni una gota de alcohol. En este detalle radica una de sus principales sorpresas, pues quienes se acercan a este dulce por primera vez esperan algo completamente diferente.
El apelativo de este dulce, de hecho, es una de sus particularidades más comentadas. Llamadas 'borrachitas', muchos podrían pensar que están empapadas en licor o que incluyen alguna bebida espirituosa en su elaboración. Sin embargo, ni el vino ni el anís líquido están presentes en la receta actual, a pesar de que algunos vecinos aseguran que en el pasado, la receta original sí incluía licor.
Con el paso de los años, esa parte desapareció, pero lo que no ha cambiado es el sabor característico y la textura crujiente que define a estas delicias. Otra versión sobre el origen del nombre se relaciona con su forma, ya que la masa doblada en los extremos recuerda, según algunos, a la figura de alguien tambaleante.
Más allá del nombre, lo que convierte a las 'borrachitas' en una elaboración tan especial es su carácter artesano y su elaboración limitada. En muchos hogares de Lebrija se recuerda la receta como un legado familiar que se ha ido transmitiendo a través de generaciones.
Su preparación requiere ingredientes básicos, como harina, aceite de oliva, azúcar, canela y matalahúva, además de paciencia y una mano experta para lograr la textura adecuada. A diferencia de otros dulces, la 'borrachita' no se hace en grandes fábricas ni se produce en masa. Cada unidad es el resultado de un proceso que, a pesar de simple, requiere dedicación y atención a los detalles.
Un dulce exclusivo de la Semana Santa lebrijana
Aunque en algunos establecimientos se pueden encontrar 'borrachitas' fuera de la Cuaresma, lo habitual es que su producción se limite a estas fechas. Esta temporalidad ha contribuido a reforzar el vínculo entre el dulce y la celebración religiosa, convirtiéndolo en un símbolo gastronómico de la Semana Santa en Lebrija. Para muchas personas, su sabor está directamente asociado a las procesiones, al olor del incienso en las calles y a los encuentros familiares que se repiten cada año.
Elaboraciones como esta no solo tienen un valor culinario, sino que representan un patrimonio inmaterial que pervive gracias a la transmisión oral y al trabajo de pequeños negocios que optan por mantener la producción artesanal frente a modelos más industrializados. Las 'borrachitas' no son un producto que se distribuya fuera del entorno local ni que se encuentre fácilmente en grandes superficies. Su acceso limitado refuerza la percepción de que se trata de un producto único, ligado a un lugar y a un tiempo del año muy concretos.
Con el paso de los años, estos dulces han logrado resistir la desaparición que ha afectado a otros productos similares. Su permanencia se explica, en parte, por el arraigo que tienen entre la población lebrijana, que los asocia a recuerdos de infancia y a momentos compartidos. Pese a su sencillez, las 'borrachitas' continúan ocupando un lugar destacado en las bandejas de repostería durante la Semana Santa, y cada nueva generación que aprende a prepararlas contribuye a que esta tradición siga viva.