Alternativas a las paredes blancas según una interiorista
Muchas veces hemos caído en el mito de que el color blanco en las paredes, es el único tono que de verdad da mucha luminosidad. Cuando nuestros espacios carecen de una potente luz natural, tendemos a pintar las estancias en este tono, pero lo cierto es que podemos terminar cayendo en ambientes fríos y rígidos. Esto es algo que también comparte la interiorista Judit Molins, con quien hemos hablado para que nos recomiende otras alternativas que dan luz sin perder calidez ni sensación de recogimiento. Únete a nuestro canal de Whatsapp y descubre nuevas ideas personalizadas cada día.PREGUNTA: ¿Qué efectos tiene el blanco en un espacio, tanto a nivel visual como emocional, que lo hacen poco recomendable para ti?El blanco es un color que, aunque aporta luminosidad, a veces puede resultar frío o impersonal si no se acompaña de texturas o elementos que lo arropen. En espacios amplios, puede hacer que se pierda la sensación de recogimiento, y en ambientes más pequeños, puede acentuar cierta rigidez. A nivel emocional, puede transmitir calma, pero también cierta falta de calidez si no se combina adecuadamente.P: Si descartamos el blanco, ¿cuáles son tus colores de preferencia para pintar las paredes y qué sensaciones buscas con ellos?Me encantan los tonos tierra suaves, los grises cálidos, los beige naturales e incluso el ivory, que aporta mucha luz sin caer en la frialdad del blanco. Aportan serenidad, elegancia y una calidez sutil que convierte cualquier estancia en un lugar acogedor. Busco que el espacio envuelva, que invite a quedarse y sentirse bien, sin perder luminosidad.Y, más allá del color, siempre utilizamos pinturas lavables. Es una inversión a largo plazo, especialmente recomendable para hogares con niños o mascotas, donde la practicidad y el mantenimiento son tan importantes como la estética.P: ¿Podrías contarnos cómo sueles distribuir los colores en una vivienda? Es decir, ¿qué tonos sueles elegir para el salón, el dormitorio o la cocina, por ejemplo?Normalmente, utilizamos techos blancos como base, combinados con paredes en tonos neutros cálidos que aportan equilibrio y elegancia. En general, mantenemos la misma tonalidad en toda la vivienda para crear continuidad visual, a no ser que se utilicen zócalos o arrimaderos, o que una estancia requiera un tratamiento especial con un tono distinto. En los dormitorios, por ejemplo, adaptamos según el proyecto, aunque solemos seguir esa misma línea cromática.El blanco cálido aporta naturalidad, sensación de espacio y luminosidad, pero el beige le gana en calidez. Me encanta cómo queda en viviendas con suelos de parqué oscuro, en espiga o de sisal. Eso sí, es importante que no tienda al amarillo o vainilla, sino más bien hacia un tono marrón suave.P: A menudo pensamos que lo neutro y luminoso solo se consigue con blanco. ¿Qué otros colores pueden aportar luz y amplitud sin recurrir a él?Tonos como el greige, el beige claro o los tonos arena aportan muchísima luz sin la frialdad del blanco puro. Funcionan especialmente bien cuando hay buena entrada de luz natural. La clave está en la calidez del pigmento, que puede hacer que un espacio se sienta más acogedor, envolvente y natural.P: Además del blanco, ¿hay otros tonos que evitarías en paredes interiores? ¿Y por qué?Evitaría los colores demasiado estridentes o saturados en grandes superficies, como ciertos rojos o naranjas intensos, ya que pueden cansar visualmente y alterar el equilibrio del espacio. También los grises muy fríos, que en algunos ambientes restan vida y pueden oscurecer si no se combinan con suficiente luz o materiales cálidos.¡Contenido exclusivo! Hazte con este ebook gratis “100 trucos fáciles de orden” para tener tu casa siempre a punto con los mejores consejos.Si quieres estar al día de todo lo que publicamos en www.elmueble.com, suscríbete a nuestra newsletter.

Muchas veces hemos caído en el mito de que el color blanco en las paredes, es el único tono que de verdad da mucha luminosidad. Cuando nuestros espacios carecen de una potente luz natural, tendemos a pintar las estancias en este tono, pero lo cierto es que podemos terminar cayendo en ambientes fríos y rígidos. Esto es algo que también comparte la interiorista Judit Molins, con quien hemos hablado para que nos recomiende otras alternativas que dan luz sin perder calidez ni sensación de recogimiento.
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PREGUNTA: ¿Qué efectos tiene el blanco en un espacio, tanto a nivel visual como emocional, que lo hacen poco recomendable para ti?
El blanco es un color que, aunque aporta luminosidad, a veces puede resultar frío o impersonal si no se acompaña de texturas o elementos que lo arropen. En espacios amplios, puede hacer que se pierda la sensación de recogimiento, y en ambientes más pequeños, puede acentuar cierta rigidez. A nivel emocional, puede transmitir calma, pero también cierta falta de calidez si no se combina adecuadamente.
P: Si descartamos el blanco, ¿cuáles son tus colores de preferencia para pintar las paredes y qué sensaciones buscas con ellos?
Me encantan los tonos tierra suaves, los grises cálidos, los beige naturales e incluso el ivory, que aporta mucha luz sin caer en la frialdad del blanco. Aportan serenidad, elegancia y una calidez sutil que convierte cualquier estancia en un lugar acogedor. Busco que el espacio envuelva, que invite a quedarse y sentirse bien, sin perder luminosidad.
Y, más allá del color, siempre utilizamos pinturas lavables. Es una inversión a largo plazo, especialmente recomendable para hogares con niños o mascotas, donde la practicidad y el mantenimiento son tan importantes como la estética.
P: ¿Podrías contarnos cómo sueles distribuir los colores en una vivienda? Es decir, ¿qué tonos sueles elegir para el salón, el dormitorio o la cocina, por ejemplo?
Normalmente, utilizamos techos blancos como base, combinados con paredes en tonos neutros cálidos que aportan equilibrio y elegancia. En general, mantenemos la misma tonalidad en toda la vivienda para crear continuidad visual, a no ser que se utilicen zócalos o arrimaderos, o que una estancia requiera un tratamiento especial con un tono distinto. En los dormitorios, por ejemplo, adaptamos según el proyecto, aunque solemos seguir esa misma línea cromática.
El blanco cálido aporta naturalidad, sensación de espacio y luminosidad, pero el beige le gana en calidez. Me encanta cómo queda en viviendas con suelos de parqué oscuro, en espiga o de sisal. Eso sí, es importante que no tienda al amarillo o vainilla, sino más bien hacia un tono marrón suave.
P: A menudo pensamos que lo neutro y luminoso solo se consigue con blanco. ¿Qué otros colores pueden aportar luz y amplitud sin recurrir a él?
Tonos como el greige, el beige claro o los tonos arena aportan muchísima luz sin la frialdad del blanco puro. Funcionan especialmente bien cuando hay buena entrada de luz natural. La clave está en la calidez del pigmento, que puede hacer que un espacio se sienta más acogedor, envolvente y natural.
P: Además del blanco, ¿hay otros tonos que evitarías en paredes interiores? ¿Y por qué?
Evitaría los colores demasiado estridentes o saturados en grandes superficies, como ciertos rojos o naranjas intensos, ya que pueden cansar visualmente y alterar el equilibrio del espacio. También los grises muy fríos, que en algunos ambientes restan vida y pueden oscurecer si no se combinan con suficiente luz o materiales cálidos.
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