«Es importante escanear o documentar digitalmente un bien cultural antes de que se produzca cualquier proceso de cambio»

Hace unas semanas Red Eléctrica y del Museo Arqueológico Nacional celebraron por primera vez las primeras jornadas sobre «Patrimonio Arqueológico y Transición Energética» con el Museo Arqueológico Nacional. Allí se reunieron a profesionales de administraciones públicas, empresas, instituciones académicas, arqueólogos y expertos en gestión de bienes culturales para explorar el vínculo y estrechar lazos para fomentar la colaboración público privada, con el objetivo de mejorar la conservación, supervisión y prevención del patrimonio cultural en el diseño y construcción de infraestructuras eléctricas, necesarias en el despliegue de la transición energética. La responsabilidad en el cuidado del patrimonio común forma parte de […] La entrada «Es importante escanear o documentar digitalmente un bien cultural antes de que se produzca cualquier proceso de cambio» se publicó primero en Ethic.

May 9, 2025 - 15:18
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«Es importante escanear o documentar digitalmente un bien cultural antes de que se produzca cualquier proceso de cambio»

Hace unas semanas Red Eléctrica y del Museo Arqueológico Nacional celebraron por primera vez las primeras jornadas sobre «Patrimonio Arqueológico y Transición Energética» con el Museo Arqueológico Nacional. Allí se reunieron a profesionales de administraciones públicas, empresas, instituciones académicas, arqueólogos y expertos en gestión de bienes culturales para explorar el vínculo y estrechar lazos para fomentar la colaboración público privada, con el objetivo de mejorar la conservación, supervisión y prevención del patrimonio cultural en el diseño y construcción de infraestructuras eléctricas, necesarias en el despliegue de la transición energética. La responsabilidad en el cuidado del patrimonio común forma parte de la actuación de Red Eléctrica, la filial de Redeia encargada de la operación y el transporte del sistema eléctrico, cuyas obras son supervisadas por arqueólogos. En esta línea, conversamos con Carlos Bayod Lucini, experto a nivel internacional en técnicas de conservación digital, sobre cómo la innovación tecnológica nos puede ayudar a entender mejor el pasado y construir un futuro más sostenible.

Los dos protagonistas de estas jornadas arqueología y transición energética parecen ser contradictorios e incluso incompatibles. ¿Cómo ve usted esta dualidad?

Me parece a mí que es una pregunta y son unas jornadas muy necesarias, porque al fin y al cabo tanto la gestión de los estudios arqueológicos como la gestión de los recursos energéticos forman parte de cómo nos aproximamos al territorio en su más amplio sentido. 

Nuestro trabajo en la Fundación Factum está muy relacionado por todo lo que tiene que ver con la aproximación a la arqueología desde el punto de vista de la tecnología digital. Hemos desarrollado tecnología propia para poder documentar con la máxima fidelidad posible piezas del patrimonio cultural en general, pero sobre todo sitios arqueológicos que a lo mejor están en riesgo de deterioro o en peligro de cambio por alguna circunstancia. Lo que hacemos es intentar imaginar cómo la tecnología digital puede contribuir a la protección de estos sitios. 

Entonces, para mí sí que hay una relación y una influencia mutua: tratar un tema que tiene que ver con el pasado, pero teniendo en cuenta los recursos y las necesidades del futuro.

«Aunque parezca una locura, hemos empezado a realizar el escaneado 3D de la ciudad de Venecia»

¿Qué ha significado la introducción de la digitalización en la arqueología y conservación del patrimonio cultural? ¿En qué aspectos estas nuevas prácticas garantizan resultados más significativos frente a las prácticas de conservación tradicional?

En nuestro caso concreto, el equipo de la Fundación Factum realiza documentación del patrimonio sin contacto. No realizamos excavaciones arqueológicas, tampoco somos restauradores. Nuestra misión es intentar documentar el estado actual de un objeto físico con la máxima resolución y la máxima calidad posible, de manera que estos datos digitales sirvan a otros investigadores, a otros conservadores para conocer más en profundidad un objeto original. Es un trabajo que complementa al de otros profesionales.

Cuando colaboramos con todo tipo de disciplinas, con todo tipo de profesionales, siempre buscamos cómo ayudar al trabajo que ya vienen realizando. Lo ideal en nuestro caso es promover esta idea de que es importante escanear o documentar digitalmente un bien cultural antes de que se produzca cualquier proceso de cambio. Toda esta información es esencial como parte de cualquier protocolo y de cualquier proceso de conservación.

Es importante cómo tratamos nuestras obras de arte, nuestros edificios, nuestros sitios arqueológicos, porque de alguna manera representan lo mejor de nuestra historia y de nuestra sociedad. Y el modo en que nos enfrentamos a ellos también está condicionando la manera en que, en el futuro, van a percibir estos objetos. Si realizamos cualquier alteración, cualquier restauración, incluso la más mínima limpieza, estamos alterando y estamos condicionando cómo se va a percibir ese objeto en el futuro.

Desde el punto de vista de la investigación histórica, ¿ha significado una ampliación del conocimiento o ha brindado mayor fiabilidad sobre los datos que ya teníamos del pasado?

Según en qué casos, puede haber contribuido en ambas caras de la moneda. Estamos aumentando la base de conocimiento que tenemos sobre un objeto, llegando a percibir aspectos o capas de información a las que a lo mejor antes no teníamos acceso. Y en otros casos, como bien dices, corrigiendo o precisando todavía más aquello que pensábamos que ya conocíamos. 

Por ejemplo, cuando nosotros escaneamos en 3D la superficie de una pintura, podemos ver en pantalla algo que en la vida real no es posible, que es, por ejemplo, la superficie de un cuadro sin el color, únicamente como un objeto topográfico. Muchos investigadores con los que trabajamos han llegado a conclusiones e hipótesis nuevas gracias a esta posibilidad de ver una superficie de una obra de arte sin el color, únicamente como una suma de texturas y supervivencias. 

«Los facsímiles permiten también contribuir de manera activa a la protección de un original»

Usted forma parte de ARCHiVe, el centro en Venecia creado por la Fundación Factum para la conservación digital. ¿Qué tecnologías resultan imprescindibles para su labor?

Hemos desarrollado tecnología específica, primero para documentar la gran colección de imágenes y fotografías de la historia del arte que posee la Fundación Girogio Cini. Tenían un problema: no sabían cómo digitalizar estos cientos de miles de documentos gráficos que formaban parte de su biblioteca y de sus archivos analógicos. Esto nos llevó, por ejemplo, a desarrollar un escáner llamado Réplica, que básicamente es una mesa giratoria en la cual, con un movimiento constante, un equipo de dos personas puede ir situando estas fotografías, estas imágenes, e ir digitalizándolas casi como en una producción en serie. Este sistema ha permitido digitalizar casi un millón de documentos en muy poco tiempo, comparado con lo que hubiera tardado otro sistema.

También Venecia es una ciudad en permanente cambio, en permanente deterioro, muy sensible tanto a cuestiones de cambio climático como al tema del turismo masivo. Desde el Centro Archive, estamos queriendo realizar, aunque parezca una locura, el escaneado en 3D de la ciudad de Venecia. 

¿Cómo conviven los procesos artesanales tradicionales de conservación y restauración con las tecnologías que implementan? 

En el campo de la restauración y la conservación de obras de arte, y de la arqueología también, en las últimas décadas ha habido una mayor implicación de cuestiones tecnológicas. En una mesa redonda se ha hablado de cuestionar la propia necesidad de excavación en muchos sitios arqueológicos, porque hay sistemas para poder conocer los sustratos de un terreno sin contacto. 

Una parte de la labor de Factum es el escaneado digital. Pero otra gran parte de nuestro trabajo se basa en realizar facsímiles, es decir, reproducciones lo más exactas posibles de estos originales, y para eso entran en juego técnicas artesanales tradicionales. Por ejemplo, una vez que se ha realizado la impresión 3D de un modelo digital, entran en juego toda una serie de trabajos artesanales: el molde y el vaciado, cuestiones de dorado, retoques…  Para nosotros son realmente dos caras de la misma moneda, son indivisibles.

¿Por qué son necesarios los facsímiles?

Son muy importantes por varias razones. Primero porque, a nivel interno, realizar el facsímil de una documentación que hemos obtenido digitalmente nos permite comprobar que los datos, una vez que los restituyes a un medio físico, conservan todos los detalles que has sido capaz de ver en el original. Si tú eres capaz de escanear algo y luego al reproducirlo apreciar casi los mismos detalles que tú verías con el original, podemos decir que hemos hecho un buen escaneado, y por tanto la documentación digital tendrá valor. 

«Hay que priorizar la conservación de aquellas piezas que pueden estar en riesgo de desaparición en pocos años, por conflictos o catástrofes naturales»

Pero es que en muchas otras ocasiones los facsímiles permiten también contribuir de manera activa a la protección de un original. Cuando no es posible que un original, por ejemplo, forme parte de una exposición por razones de conservación, porque no puede salir de un almacén, porque no puede viajar. O para casos de posible repatriación de un objeto a su origen, o de reunificación de fragmentos perdidos, o de originales que nunca se van a poder ver en el mismo espacio.

Y nos alegra que los comisarios, los gestores de patrimonio y los profesionales de museos estén cada vez más abiertos a la realización de facsímiles, y que formen parte de las exposiciones. Y de hecho, el público está cada vez más interesado y no ve como algo negativo acudir a una exposición en la cual se combinan originales y facsímiles en un mismo espacio. Porque también aprecian que hay toda una cantidad de trabajo, cuidado y dedicación aplicado a realizar esa copia, que no solo no está restando valor al original, sino que puede de alguna manera expandir sus posibilidades.

¿Qué podemos aprender de las sociedades del pasado de cara a desafíos actuales como la transición energética o el cambio climático?

Me voy a ir al ejemplo del trabajo que hemos hecho en Egipto. Estamos a 30 metros bajo tierra, en la tumba de Seti I, uno de los sitios más increíbles del mundo para los interesados en arqueología, haciendo el escaneado de cientos de metros cuadrados de relieves murales. Es un trabajo que nos da la oportunidad de estar frente a estos relieves murales realizados hace 3.000 años y que requiere tiempo. Porque muchas veces el escáner se toma su tiempo, va digitalizando estos objetos sin prisa. Y gracias a simplemente dedicarle tiempo, aprecias nuevos detalles que de otra manera pasarías por alto. Y eso podría ser una primera reflexión respecto a lo que me preguntas: la necesidad de olvidarse de las prisas y de dedicar el tiempo necesario a cada cosa, porque fue y es la única manera de realizar un trabajo de calidad. 

¿Qué cuestiones debemos priorizar en la conservación digital para dejar a las próximas generaciones?

Lo primero que me viene a la cabeza es la digitalización de patrimonio cultural que a lo mejor está en zonas de conflicto, zonas de guerra, o que está en peligro de deterioro o de desaparición por catástrofes naturales. Es verdad que hay todo un conjunto de patrimonio cultural que se encuentra ya protegido en museos, en bibliotecas, y sería ideal poder acometer campañas para digitalizar el 100% de los objetos que forman parte de nuestro patrimonio. Pero si hubiera que priorizar, yo diría que hay que empezar aquellas piezas que pueden estar en riesgo de no estar con nosotros en unos pocos años. Porque además es un trabajo del que muchas veces nos acordamos una vez que esa zona está ya en guerra, y en realidad lo que hay que pensar es en digitalizar estos espacios, estos objetos, en momentos de paz, no cuando ya ha comenzado el conflicto.

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