El tablero tecnológico se reorganiza: ¿hora del 'octavo magnífico' en el Nasdaq?
Hace apenas unos años, Uber parecía una historia más del Silicon Valley sobredimensionado: promesas grandilocuentes, pérdidas millonarias y una fe casi ciega en que la disrupción justificaría cualquier descalabro financiero. Pero, contra todo pronóstico, la compañía no solo ha sobrevivido al fuego cruzado del escepticismo inversor y la regulación mundial, sino que ha emergido como una de las transformaciones empresariales más espectaculares de la última década.

“Lo que Uber ha hecho es más que sobrevivir: ha mutado. Devoraba efectivo y ahora genera riqueza”, afirma Ethan Feller, analista del mercado tecnológico. Y si algo ha aprendido Wall Street en los últimos años es que subestimar a una empresa que ha aprendido a monetizar su escala puede ser costoso.
DE LA QUEMA DE EFECTIVO A LA GENERACIÓN DE CAJA
Los resultados del primer trimestre de 2025 hablan por sí solos: Uber registró unos ingresos de 11.500 millones de dólares, un 14% más que el año anterior. Pero el dato que ha sacudido a los escépticos es el de los beneficios netos: 1.800 millones de dólares frente a las pérdidas de 654 millones en el mismo periodo de 2024. Además, el EBITDA ajustado creció un 35%, alcanzando los 1.900 millones, y el flujo de caja libre se disparó hasta los 2.300 millones.
“Pasar de quemar capital a generar más de dos mil millones en caja libre en un trimestre no es evolución: es alquimia financiera”, sentencia Feller.
Y todo esto sucede en un contexto donde los vientos de cola empiezan a soplar a favor: la integración de vehículos autónomos de socios como Waymo (Alphabet) o WeRide (China) coloca a Uber a la vanguardia de una revolución que promete redefinir el transporte urbano en esta década.
UNA 'SUPER-APP' CON ASPIRACIONES DE INFRAESTRUCTURA
Más allá del transporte, la compañía ha extendido sus tentáculos hacia múltiples verticales: reparto de comida (Uber Eats), entrega de supermercado, logística de mercancías ('freight') y ahora, taxis sin conductor. Lo que empezó como una aplicación para conseguir un coche compartido ha evolucionado en una plataforma que apunta a convertirse en una 'super-app', una infraestructura digital transversal que articula buena parte de la vida cotidiana urbana.
“Cuando una marca se convierte en un verbo, es que ha ganado la batalla cultural. Ya no pedimos un taxi: ‘hacemos un Uber’”, reflexiona Feller.
Esa penetración semántica es el sueño de cualquier compañía tecnológica. Pero Uber no solo ha conquistado el lenguaje: también está reconfigurando el mapa del poder digital. Y lo hace en un momento en el que nombres como Apple, Amazon o Nvidia están viendo cómo se replantea la composición del olimpo tecnológico conocido como los '7 Magníficos'.
¿UN NUEVO INTEGRANTE ENTRE LOS 'MAGNÍFICOS'?
Los analistas llevan meses preguntándose si Uber merece estar entre los gigantes del Nasdaq. Y cada nuevo informe de resultados inclina más la balanza. El grupo muestra tres atributos clave: dominio de plataforma, generación de caja creciente y exposición a tendencias estructurales de futuro (como el coche autónomo).
Además, su valoración bursátil aún guarda sorpresas. Aunque la acción ha subido más del 40% en lo que va del año, el título cotiza actualmente a 34,2 veces sus beneficios futuros, muy por debajo de su media histórica 'post-OPV' (72,4x). Con una previsión de crecimiento de beneficios del 36% anual, su ratio PEG se sitúa por debajo de 1: "una auténtica ganga en los libros de cualquier gestor de fondos".
“Estamos ante un unicornio que aprendió a galopar entre gigantes. Y lo está haciendo sin perder su apetito por el riesgo”, añade Feller con un toque casi poético.
EL GRÁFICO HABLA: UN DESPERTAR TÉCNICO
Desde el punto de vista técnico, la acción ha roto una resistencia clave situada en los 80 dólares, tras consolidarse durante meses en un patrón amplio. El siguiente nivel crítico: los 87 dólares, que marcaron su máximo histórico. Perforar esta última cota podría desencadenar una nueva ola de compras institucionales.
“Este tipo de movimientos técnicos, cuando se alinean con mejoras fundamentales tan notables, suelen anticipar cambios de paradigma en el mercado”, sostiene Feller.
El interés de los grandes inversores parece estar despertando. Uber ya no es el experimento de riesgo que fue; es un activo serio, con márgenes en expansión, narrativa sólida y proyección estructural.
EL NUEVO ROSTRO DEL CRECIMIENTO TECNOLÓGICO
El viaje de Uber, de símbolo de la burbuja tecnológica a icono del crecimiento disciplinado, encierra una lección más amplia sobre el mercado actual: las grandes historias no mueren, evolucionan. Y en un contexto volátil, donde el capital busca refugio en certezas operativas, la multinacional parece ofrecer algo raro y valioso: crecimiento, margen y visión.
En un mundo donde la innovación se mide tanto por la eficiencia como por la audacia, Uber podría convertirse en el inesperado 'octavo magnífico'. Y esta vez, no como promesa, sino como resultado.
“Uber ya no compite por sobrevivir. Compite por liderar”, concluye Ethan Feller. Y a juzgar por los números, lo está logrando con el motor en plena aceleración.