El posible acuerdo comercial con EE.UU. acerca a Milei con Lula y relanza el Mercosur
Los cancilleres del bloque regional avanzarán el viernes en la exención de aranceles, vital para acordar con Estados Unidos

El canciller brasileño Mauro Vieira llegará a Buenos Aires en la noche del próximo jueves. Además de participar de la reunión de cancilleres del Mercosur y un almuerzo previstos para el viernes por la mañana en el Palacio San Martín, Vieira pondrá sobre la mesa las instrucciones del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, decidido a reforzar junto a sus pares del bloque regional el funcionamiento interno de un Mercosur que parece haber “despertado”, según coinciden muy cerca del canciller argentino Gerardo Werthein.
“El Mercosur se despertó. Y más que amigos, somos socios que trabajan juntos”, definieron a LA NACION cerca del canciller argentino, que a su regreso de Roma (formó parte de la delegación que acompañó al presidente Javier Milei en los funerales del papa Francisco) se pondrá al frente de una reunión, que promete avances sustantivos en la implementación de cincuenta excepciones arancelarias adicionales para cada país al Arancel Externo Común. Excepciones vitales para que el Gobierno pueda cumplir su máximo objetivo: abrochar en los próximos meses un acuerdo comercial con el gobierno de Donald Trump.
Más allá del océano ideológico que los separa-ni siquiera se cruzaron en Roma, una foto que podría haberse dado de manera casual-y de los ásperos intercambios verbales del pasado, Milei y Lula da Silva están decididos a impulsar la “agenda externa” del Mercosur: acuerdos con la Unión Europea, el Efta, Emiratos Arabes Unidos y otros adicionales (Lula quiere un acuerdo con Japón, Milei un tratado de Libre Comercio con El Salvador de su aliado Nayib Bukele) están en etapas finales o en la agenda del bloque regional. Un panorama impensado meses atrás, cuando todo era distancia entre el gobierno libertario y el que encabeza el experimentado dirigente del PT brasileño, más allá de que el encuentro cara a cara entre Milei y Lula pueda darse recién en los primeros días de julio, en la cumbre de presidentes del Mercosur, en Buenos Aires.
Fuentes con conocimiento de la estrategia de la cancillería brasileña afirmaron a LA NACION que Lula considera “razonable” el acuerdo que la Argentina quiere sellar con Trump, acuerdo para el cual necesita la serie de 50 exenciones arancelarias adicionales, que ya tiene el visto bueno político del bloque regional a partir de la pasada reunión de cancilleres, el pasado 11 de este mes. El detalle de cada rubro fue discutido, miércoles y jueves pasados, en la reunión de representantes del Grupo Mercado Común del Mercosur, aunque las conclusiones no trascendieron.
“Este es un momento distinto, por eso las soluciones tienen que ser distintas. Tenemos que ser abiertos a los intereses de cada país”, comentaron desde el sub-bloque progresista que hoy componen Brasil y Uruguay, ya con el Frente Amplio del presidente Yamandú Orsi en el poder, de evidente sintonía con Lula da Silva. “No hay novedades hasta la reunión de cancilleres”, informaron, lacónicos, desde el Palacio San Martín, aunque dejaron trascender su optimismo ante lo que, consideran, una nueva etapa en la relación con sus vecinos.
El pasado 9 de abril, Milei visitó por primera vez en lo que va de su mandato a un presidente vecino. Fue a Asunción para conversar con Santiago Peña, el presidente de Paraguay que coincide con Milei en su firme alineamiento con Estados Unidos, y del que se siente más cercano en su línea pro-mercado. Brasil y Uruguay observaron ese movimiento del Presidente, aunque desde aquellos países trascendió una versión con tintes de diplomacia pura. “Lo que quedó claro con ese viaje es que a Milei le interesa el Mercosur”, afirmaron desde Brasilia y Montevideo, meses después de que Milei calificara al Mercosur como un “lastre” y un obstáculo para un TLC con Trump, una idea que, a poco de andar, fue desechada por la propia Casa Rosada, y reconvertida en un “acuerdo de preferencias comerciales” con la primera potencia mundial.
Por lo bajo, desde Itamaraty aseguran que buena parte del empresariado brasileño vio con buenos ojos la salida del cepo cambiario, puesta en marcha hace dos semanas por el gobierno argentino. Subsisten, como era de esperar, algunos resquemores, como la posibilidad de la anunciada apertura a la importación prometida por la Casa Rosada (con eventual mayor presencia de China en rubros como automóviles), o la promesa libertaria de arancelar los estudios universitarios y los servicios de salud para extranjeros, que afectaría, por ejemplo, a los 20.000 estudiantes brasileños en el país. “Una cosa es lo que se anuncia, otra lo que efectivamente se lleva adelante”, expresaron, con mesura, conocedores de la trama diplomática regional.
También está pendiente la resolución de la situación de los cinco opositores al régimen chavista asilados, desde hace más de un año, en la sede diplomática argentina en Caracas, una sede a cargo del Estado brasileño luego de que el presidente Nicolás Maduro expulsara a la delegación argentina del país caribeño. Desde el Gobierno consideraron como “muy buena iniciativa” la propuesta de Bukele a Maduro, consistente en el otorgamiento del salvoconducto para los asilados y el gendarme argentino Nahuel Gallo (detenido en las cárceles del chavismo sin noticias de su paradero) a cambio de la salida de más de 200 presos venezolanos en El Salvador. Maduro, como era de esperar, rechazó la propuesta, que era apoyada por los miembros de Argentina en el Mercosur.
Reforzar la “agenda externa” del Mercosur incluye, por cierto, la idea de avanzar con el demorado acuerdo con la Unión Europea, que requiere del aval de la totalidad de los parlamentos de los miembros de cada bloque para concretarse en su totalidad.
Para Milei, lograr un acuerdo en los próximos meses con Estados Unidos, basado en las exenciones arancelarias solicitadas por la administración Trump es, hoy, una meta alcanzable. Si lo logra, será por cierto con la ayuda, por cierto, de sus “súbitos” socios del Mercosur.