El Ministro Hulk
Con la Capitana parece que el ministro Hulk tiene una querencia especial

Quienes amamos los superhéroes sabemos que Hulk es un monstruo de color verde que lo destroza todo mientras grita “¡Hulk aplasta!”. Tras él se esconde un delgaducho científico, Bruce Banner. Es un homenaje al Doctor Jekyll y Míster Hyde por parte de Stan Lee. Los monstruos que no lo son tanto me suelen conmover, y si Hulk puede adormecerse con una dulce caricia de la Viuda Negra o el monstruo de Frankenstein puede admirar una flor, bien podemos concederles una dosis de simpatía. Pero con el ministro Hulk es imposible. Hablo de Oscar Puente, que igual destroza el sistema ferroviario que cierra Atocha por la noche el día del apagón dejando en la calle a cientos de personas; el que insulta a Ayuso diciendo que es una persona mediocre y sin formación, el ministro que se jacta de tener a sus asesores controlando en Tuiter lo que se dice sobre su persona.
Entendiendo que Sánchez lo ha puesto para que machaque, aplaste y destroce a Ayuso – con poco éxito – y que el pobre intenta consolarse con otros aplastamientos arremetiendo contra tuiteros de manera feroz y constante. Oscar, aplasta, le dicen desde Moncloa y el pobre ¿qué va a hacer? Uno ya espera que de esa floresta zurda de apotegmas que producen los sicofantas de la pisoe surjan incendios verbales. Pero Puente, ministro de España, no debería alegrarse, verbigracia, del acoso organizado contra el tuitero Capitán Bitcoin, a quien envío un fuerte abrazo. No es propio de cargo institucional dedicar su tiempo en campañas de cancelación a otros tuiteros de derechas como la Capitana España o el Doctor Tricornio, a quienes también mando mi afecto y apoyo. Con la Capitana parece que el ministro Hulk tiene una querencia especial. Afirma que es un hombre que se llama Manolo, jalea a los suyos en su contra y la persecución ha llegado a tal punto que la afectada ha tenido que hacer un comunicado que me tomo la libertad de reproducir: “El ministro de Transportes, Óscar Puente, ha decidido usar su cargo institucional para señalarme públicamente, retuiteando un mensaje mío en el que, simplemente, defendía los derechos de un ciudadano cuya imagen se ha difundido sin su consentimiento. En lugar de respetar el debate o contrastar hechos, ha optado por difamarme, vinculándome a una acusación tan grave como falsa: que formo parte de “gentuza que jalea la publicación de fotos de hijas menores de edad”. No hay una sola prueba. No hay una sola verdad en esa acusación. Solo hay difamación y abuso de poder. Yo no pertenezco a ningún grupo ni hablo por nadie. Soy una ciudadana española que critica la gestión de su gobierno. Y si por eso un ministro cree que puede atacarme públicamente desde su cargo, eso se llama abuso institucional. Es humillante ver a un alto cargo del Gobierno comportarse como un troll con poder, despreciando el rigor, el respeto y la verdad. Esto no es política. Esto es persecución personal desde una cuenta con cargo oficial.Por todo ello: 1. Le exijo una rectificación pública inmediata. 2. Y me reservo el derecho a tomar acciones legales para defender mi honor y mi dignidad como ciudadana”.
El ministro Hulk cree que la hierba fachosa no crece por donde pasa. Pero hay hierbas muy tozudas. Conmigo no tendrá el problema de especular acerca de quién soy. Si otros tienen que utilizar un Nickname es porque en la España del sanchismo hay personas que saben que su empleo peligraría si se hiciese pública su identidad. Servidor, a quien usted tiene bloqueado en Tuiter, se llama Miquel Giménez y mi foto en dicha red soy yo. Aunque no sea el Apolo de Belvedere, pero usted tampoco está para tirar cohetes. Disfrute mientras pueda, porque más pronto que tarde acabará usted en la papelera de la historia. Quienes combatimos su funesta manera de proceder no creo que pasemos a la posteridad, al menos en mi caso. Usted, en cambio, sí. Por grosero, ineficaz y sectario. Ahí lo dejo.