El empresario Luis Bolaños inició hace una década su particular revolución agrícola. En las fincas citrícolas sevillanas de El Esparragal y El Cerro implantó un modelo de producción que replicaba el funcionamiento de un bosque. «Empleamos cubiertas vegetales, áreas de reserva de naturaleza y corredores naturales, las balsas de riego se convirtieron en lagunas naturales e instalamos refugios y posaderos para fauna», recuerda. Este método –denominado 'Agricultura Bioinclusiva'– propició que regresaran numerosas especies de patos y aves autóctonas a estas explotaciones agrícolas. «Demostramos que las fincas podían ser muy competitivas y a su vez compatibles con la biodiversidad, y los consumidores valoraron estas prácticas». Bolaños acaba de constituir la Fundación Iberhanse. Su meta es trasladar estas prácticas a otros ámbitos...
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