El corazón de América del Norte

Desde las primeras negociaciones del TLCAN, México tuvo la ambición y el talento para presentar ante sus contrapartes los pilares básicos que conformaron el corazón económico de América del Norte.

Mar 5, 2025 - 13:06
 0
El corazón de América del Norte

Durante 30 años México se ha beneficiado enormemente del intercambio comercial con el mundo, especialmente con sus vecinos y socios en América del Norte. En tiempos donde soplan vientos proteccionistas y el primer Tratado de Libre de Comercio ha cumplido 30 años, vale la pena considerar los principios fundamentales que le han permitido a nuestro país formar parte de una de las economías más prósperas y competitivas del mundo, cosechando frutos que alguna vez se concibieron como impensables.

Desde las primeras negociaciones que dieron pie al TLCAN, México tuvo la ambición y el talento necesario para formular ante sus contrapartes, y futuros socios comerciales, tres pilares básicos los cuales se convertirían en el corazón de la integración económica en la región. En primer lugar, tanto el TLCAN como el T-MEC consolidaron la liberalización del comercio en la región a través de la disminución de todas las barreras que restringen el flujo de bienes y servicios. De esta manera, se ha logrado que los productos nacionales y extranjeros puedan competir en los mercados de consumo bajo las mismas condiciones por medio de la eliminación, reducción y prohibición de todo tipo de obstáculos al intercambio(aranceles, cuotas, barreras técnicas, regulaciones discriminatorias, entre otras) lo que ha permitido a los agentes de las tres economías producir y consumir bienes y servicios como si se encontraran en su propio país.

Por otro lado, la eliminación de restricciones al comercio consideró a todos los sectores de la economía, estableciendo así una cobertura universal de bienes y servicios en el marco del TLC como un aspecto esencial de la apertura económica. Esto conlleva que las empresas y los hogares pueden intercambiar una gran variedad bienes y servicios libremente a lo largo de toda la región, siempre y cuando cumplan con las reglas del tratado. Finalmente, el tercer pilar, y quizá el más importante, es el contar con un Tratado de Libre Comercio simétrico. Este es el aspecto fundamental de la integración en América del Norte ya que reconoce las mismas obligaciones, y por lo tanto los mimos derechos, para las tres partes del T-MEC. De hecho, la simetría del Tratado también considera como fundamentales a los otros dos pilares, al exigir que las tres Partes del acuerdo eliminen todas las barreras comerciales de manera proporcional y no impongan restricciones unilaterales al comercio, mientras que también se reglamenta que ninguna nación pueda discriminar a los bienes, servicios o inversiones de las otras, garantizando así un trato equilibrado en las tres economías en materia de comercio e inversión. Estos son los principios fundacionales que permitieron formar una región tan productiva como la norteamericana, principios, que la primera generación de negociadores comerciales persiguió en las conversaciones que dieron origen al TLCAN y que una segunda generación de negociadores tuvo la capacidad de preservar en el T-MEC. Frente al resurgimiento del proteccionismo y la creciente incertidumbre respecto a la dirección y el alcance que puede tener la política comercial de Estados Unidos es importante asumir los valores esenciales que han posicionado a nuestro país como un actor estratégico en el comercio global. En la medida que México enfrente acciones proteccionistas, decisiones unilaterales o presiones externas nuestro país, en lugar de adoptar una postura meramente reactiva, debe priorizar una estrategia proactiva y decisiva en la defensa de los pilares que regulan y fundamentan el intercambio en América del Norte. En este contexto, es fundamental reconocer que la eliminación de todas las barreras, por medio del establecimiento de reglas, acuerdos y compromisos en el T-MEC, ha contribuido a incrementar el volumen de los flujos comerciales y de inversión, es por ello que cualquier revisión o modificación al marco del Tratado debe orientarse a fortalecer la integración. La mejor estrategia para mejorar el comercio regional radica en ampliar el intercambio comercial no en la imposición de obstáculos ni restricciones. Asimismo, preservar la cobertura universal que contempla el acuerdo ha permitido a las tres economías descubrir y aprovechar sus ventajas comparativas. Por lo tanto, es imperativo rechazar cualquier planteamiento que pretenda aislar de la competencia a sectores específicos mediante la imposición de barreras al comercio y la inversión. Finalmente, un Tratado de Libre Comercio simétrico resulta instrumental para garantizar la equidad en derechos y obligaciones entre México, Estados Unidos y Canadá. En este sentido, el comprometer a los tres países con las reglas y el cumplimiento de las mismas, es el elemento más importante para contar con un intercambio comercial equilibrado y recíproco.

A lo largo de tres décadas el éxito de la integración regional se puede constatar al observar que el volumen de intercambio comercial en América del Norte ronda los 2 billones de dólares anuales y los flujos de IED han alcanzado los 130 mil millones de dólares, de acuerdo con cifras de la OMC y la UNCTAD de 2023, consolidando una auténtica economía a escala continental que sostiene empleos para decenas de millones de trabajadores en el sector manufacturero y otras industrias estratégicas. Esto ha sido posible gracias a los principios y normas que rigen el intercambio en la región, los cuales han fortalecido el Estado de derecho en las operaciones de comercio exterior e inversión extranjera, generando así un entorno de certidumbre y estabilidad que garantiza la permanencia de la apertura comercial. Para que nuestro país pueda seguir aprovechando los méritos y beneficios del libre comercio lo primero que hay que hacer es defenderlo. Cualquiera que sea el escenario en 2025 y 2026 México debe tener el talento, la capacidad y la voluntad necesaria para reconocer y defender el corazón de la integración en América del Norte.

*Alfonso Muñoz, Economista por el ITAM y consultor.