Hack/Slash: Vuelta al cole, de Zoe Thorogood
La artista británica más prometedora del momento ha vuelto. Con un bate. Hasta arriba de pinchos.



Edición original: Hack/Slash: Back to School 1-4 (Image Comics, 2023-2024)
Edición nacional/España: Hack/Slash: Vuelta al cole (Norma Editorial, 2025)
Guion: Zoe Thorogood
Dibujo: Zoe Thorogood
Color: Zoe Thorogood
Traducción: Gema Moraleda
Formato: rústica con solapas, 120 páginas, 21,00 €
El regreso de Cortar/Tajar
«Hack & Slash» o, según las etiquetas en español de Steam, “cortar y tajar”, no solo es un género de videojuegos de acción intensa e hiperreactiva, sino también una serie de cómics creada por Tim Seeley en el 2004 para Image Comics. Lejos de quedarse corta, hablamos de una serie que duró cerca de 75 números a lo largo de sus más de 10 años de publicación. La historia se enfocaba en la acción y estaba protagonizada por Cassie Hack, una joven dedicada a combatir monstruos nacidos del resentimiento y que acechan a adolescentes.
Ahora, más de 20 años después de que aquello diera comienzo, Norma Editorial nos trae a España Hack/Slash: Vuelta al cole, un tomo autoconclusivo que se sitúa en los primeros años de la cronología de la franquicia. Lo más destacado de la publicación, sin embargo, no es la citada franquicia, sino su autoría: Zoe Thorogood, una de las artistas más prometedoras y sonadas del medio en la actualidad, autora de Se está muy sola en el centro de la Tierra, firma tanto el guion como el dibujo.
Estamos ante un cómic relativamente breve, compuesto por solo cuatro números que, sin embargo, dan para mucho. Si bien Thorogood desplegaba una narrativa más descomprimida en sus trabajos anteriores, aquí demuestra que sabe aprovechar la extensión de las grapas con destreza para que no se nos queden cortas.
Es importante señalar que la trama no requiere ningún conocimiento previo de la franquicia para entenderla. Ayuda el hecho de que sea una casi precuela de la licencia, además de la naturaleza misma de la historia. Los personajes que se presentan son en su mayoría de nueva creación y los que no lo son se introducen con información suficiente para que no echemos nada en falta. Al mismo tiempo, es probable que quienes sí tengan conocimientos previos de la serie disfruten de una capa adicional de intertextualidad.
¿Queréis carne?
Lejos de cambiar drásticamente el tono de los cómics de Hack/Slash, Thorogood se sumerge en él para ofrecernos una dosis extrema de violencia y erotismo. No obstante, al contrario que otras muchas obras del estilo, estos dos elementos no monopolizan el contenido en detrimento de una narrativa de calidad. Por excesivas (incluso gratuitas) que pudieran parecer la violencia y el erotismo aquí, siempre se acompañan de maneras que les aportan una pátina de interés.
En general, tenemos bastante terror corporal y un toque mundano que sirve para rebajar o «trivializar» los momentos más eróticos. Todo funciona a través de contrastes. Lo que en otras obras podría limitarse a una sola viñeta erótica de la protagonista estirándose en paños menores aquí se sigue inmediatamente con otra viñeta de la susodicha hurgándose la nariz mientras habla de temas escatológicos.
Otro ejemplo: en uno de los números, tres personajes se adentran en un club de estriptis. Lo que empieza como una escena repleta de cuerpos con curvas no euclidianas y otras proporciones imposibles da un giro de 180 grados con el pasar de unas pocas páginas. De pronto, esos mismos cuerpos se transforman en miembros cercenados; articulaciones retorcidas; aberraciones arácnidas, peludas y baboseantes, dignas de las peores pesadillas. Los intercambios hiperviolentos hacen que todo estalle en cachos por los aires. El erotismo y la repugnancia se mezclan en un puré desafiante con el que Thorogood parece guiñar un ojo a sus lectores más deseosos: “¿Queréis carne? Pues tomad carne”.
Cortando y tajando en español
La edición en español de Norma merece una mención especial en este caso; para empezar, porque debe de haber sido una tarea de lo más desafiante. Gema Moraleda, en su labor de traductora, ha tenido que afrontar un lenguaje tremendamente propio, rebosante de las distorsiones en esteroides del lenguaje coloquial de la generación Z. El primer reto de envergadura con este texto residía simplemente en entenderlo. Con ello quiero aprovechar para lanzar un aviso a navegantes que se planteen la lectura de la obra en inglés: si no tenéis un nivel tirando a muy alto en el idioma y con amplios conocimientos de su jerga más reciente, recomiendo optar por la edición en español.
Volviendo a la labor traductora, comprender el lenguaje empleado por Thorogood y trasladar su tono al español ha tenido que ser una labor titánica, de esas lentas, obtusas y capaces de atascarse como no tengas un día inspirado. El texto resultante en español no conserva todos los matices del original porque es imposible, pero sí es capaz de transmitir sensaciones generales muy parecidas y, sobre todo, de conservar esa alma tan única que Thorogood imprime en sus palabras.
Por otro lado, la labor de rotulación en español también habrá tenido su tela que cortar dada la variedad de recursos gráficos de los que se hace uso en la obra. La tarea de reconstruirlos es toda una labor artística por sí misma, meritoria y digna de alabanza. Eso sí: aunque entiendo que habría sido muy complicado replicarla con mayor detalle, me da un poco de pena que se pierda la escritura a mano de los fragmentos del diario de la obra original. Le dan un toque artesanal y único a la lectura que en español se pierde un poco al usar una fuente digital para reconstruir el estilo.


Entonces… ¿Thorogood lo ha vuelto a hacer?
Una de las preguntas más comunes que tendrán las potenciales personas lectoras en la cabeza será si esta Hack/Slash mantiene el nivel de prodigiosa originalidad artística con el que Thorogood nos conquistó a tantos con su aclamada Se está muy sola en el centro de la Tierra. La respuesta rápida es que sí; pero eso no tiene por qué implicar que quien disfrutara de aquella vaya a hacerlo de esta.
Es decir, la misma variedad de recursos extraordinarios se mantiene en Hack/Slash. Tenemos el empleo de fotos, de distintos estilos de dibujo, de recursos propios del manga, pixel-art y otros tantos ingenios narrativos con los que Thorogood se las vuelve apañar para sorprendernos y deleitarnos. Una vez más, estos recursos no aparecen por el amor a la experimentación, sino como forma superdotada de potenciar la historia que se pretende contar.
Lo que ocurre es que la historia que se pretende contar aquí no tiene nada que ver la autobiografía existencialista y trascendental de Se está muy sola. Allí teníamos lo que considero una obra cumbre para toda una generación, capaz de destilar sus preocupaciones, manierismos y cultura. En Hack/Slash, por otro lado, tenemos una historia que pretende funcionar sobre todo como divertimento, guiada por la acción hiperviolenta, los personajes estrafalarios y los monstruos imposibles. Esto no significa que no tengamos un fondo significativo con temas interesantes que tratar, pero el enfoque principal es el que es.
Pero ojo: no digo esto como un menosprecio. Al contrario. Y es que Hack/Slash: Vuelta al cole resulta ser una de las obras de esta naturaleza que más disfrute e inmersión me han aportado nunca. Es el divertimento puro elevado a su máximo exponente. Una excelsa amalgama de recursos, estilos y referencias. Pocas veces he saboreado con tanto disfrute cada viñeta de un cómic así. Por ello, mi recomendación no podría ser más efusiva… si no os echa para atrás el diluvio cárnico.
Zoe Thorogood lo ha vuelto a hacer. Aunque lo que haya vuelto a hacer no tenga nada que ver con lo de antes.