El claustrofóbico encierro de Irene en su ascensor: "Cuando leí que había un apagón entré en pánico"

Unos 600 técnicos de FAIN fueron patrullando los barrios y municipios de todo el país en busca de incidencias.

Abr 29, 2025 - 15:57
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El claustrofóbico encierro de Irene en su ascensor: "Cuando leí que había un apagón entré en pánico"

"No suelo coger el ascensor. No sé por qué ayer le di al botón". Así relata Irene Velázquez, una joven periodista de 23 años de Madrid, el inicio de su angustioso encierro durante casi una hora en un ascensor de la capital. Eran las 12 y media, y Velázquez, que vive con sus padres y su hermano, pero estaba sola en casa en ese momento, había bajado a comprar queso "para hacer una salsa carbonara". A los pocos segundos de iniciar el trayecto hacia el segundo piso, se produjo un brusco parón y todo quedó a oscuras.

"Tenía la linterna del móvil rota y tengo muchísima claustrofobia. Cuando leí en el móvil que había un apagón en toda España literalmente entré en pánico, lloré", relata la joven, que tras sobreponerse, consiguió hacer dos llamadas que evitaron que pasara horas en ese ascensor.

Llamó a su padre, con el que apenas pudo comunicarse, y llamó a una vecina, a la que logró informar de su situación justo antes de perder definitivamente la red. A partir de ahí, solo quedaba esperar: "Me senté, porque he visto en las películas que te tienes que sentar, que es más seguro, por si se cae el ascensor. Y yo ahí hecha una bola, dije: 'Bueno, bueno, bueno. Al menos tengo queso para sobrevivir?'".

Durante la jornada de ayer se reportaron cientos de rescates en ascensores en toda España a causa del apagón eléctrico. En Catalunya los bomberos atendieron 570 avisos, la mayoría por personas atrapadas, en Euskadi se informó de 253 personas y, solo en la ciudad de Santander, se rescató a gente atrapada en medio centenar de ascensores y en Zaragoza, a 30. En la Comunidad de Madrid, se produjeron 292 intervenciones de los bomberos, en su mayoría por personas atrapadas en ascensores.

Técnicos patrullando las calles

La empresa FAIN Ascensores -que opera unos 60.000 elevadores en toda España y 23.000 solo en Madrid- vivió ayer una jornada enloquecida desde que las luces se apagaron a las 12:33h. La empresa, la cuarta mayor operadora a nivel nacional, convocó un comité de crisis para decidir cómo afrontar la situación.

"El problema principal fue, inicialmente, que esa gente que estaba atrapada en los ascensores no tenía manera de comunicarse con nosotros porque las redes estaban caídas", explica Iñigo Egaña, director general de España de FAIN ascensores. "Nosotros activamos a todos los 600 técnicos que tenemos en plantilla disponibles en toda España para que salieran a la calle a recibir esa demanda de la gente en general, que salían de su casa para ver si veían a algún ascensorista para que les sacara del ascensor".

Durante toda la jornada, los técnicos fueron desplazándose por los barrios y municipios de todo el país, en muchos casos empotrados con la policía o con los bomberos, rescatando a los cientos de desafortunados que estaban en un ascensor a la hora del apagón. Según Egaña, "hacia las tres o cuatro de la tarde" todos los rescates estaban ya efectuados. Durante la jornada del martes, el trabajo de los técnicos sigue siendo incesante, pero centrado ahora en la reparación de los numerosos ascensores que se han estropeado tras la vuelta de la energía. La práctica totalidad de las incidencias estarán resueltas en pocos días.

Un improvisado equipo de salvamento

Para Irene Velázquez, la espera no fue tan larga como la de muchos otros afectados. A la llamada a su vecina le siguieron unos minutos de silencio, en los que su propia vecina estaba lidiando con la puerta del garaje, también eléctrica e imposible de abrir. Al rato, escuchó las llamadas a gritos de la vecina y el conserje, a los que pronto se sumaron otros vecinos, entre ellos, un bombero.

El improvisado equipo de salvamento avisó a emergencias pero, tras más de 45 minutos, la angustia y la claustrofobia de Velázquez habían alcanzado ya límites insoportables y les suplicó que la sacaran ellos mismos. "Les dije: 'Mira, por favor, intentad abrir, porque cuando quieran venir los bomberos a mí ya me han dado algo'", relata Velázquez. "Justo había un hueco que era, pues, no sé qué decir, era enano. Pasaba yo tumbada. y literalmente haciendo el limbo, a una altura de 4 metros, me sujetaron y pude salir".

A las dos horas y media, llegaron los bomberos, a los que los vecinos y la propia Velázquez informaron de que el rescate ya se había producido. También llegó su padre, que había salido corriendo de su trabajo y había atravesado media ciudad con su coche en medio del caos de movilidad y la ausencia de semáforos. El ascensor no volvió a funcionar cuando volvió la luz, a última hora de la tarde, sino este martes por la mañana. "O sea, que lo mismo -se plantea Velázquez- me hubiera quedado ahí a pasar la noche".