Dormir con alguien que ronca: ¿qué puedes hacer para pegar ojo?
Al compartir cama con un roncador, ni quien ronca ni quien acompaña descansan bien; pero hay formas de ayudar a disminuir el problema y proteger el sueño de ambos Qué es la parálisis del sueño y cómo podemos evitarla ¿Tú roncas? No estás solo. Según varios estudios y los datos del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario Rey Juan Carlos, los ronquidos afectan aunque sea ocasionalmente a cerca del 45% de la población, algo más a los hombres que a las mujeres; un 25% de las personas son roncadoras habituales y el problema empeora con la edad. Pero no solo son los seres humanos. Como bien saben quienes conviven con perros o gatos, muchos mamíferos roncan. El ronquido es el sonido de los tejidos membranosos y blandos, como la lengua, el paladar blando y las amígdalas, que cuando están relajados durante el sueño vibran con el paso del aire. Puede haber un componente genético, porque la probabilidad de roncar aumenta con rasgos hereditarios como una lengua grande o un mentón hundido. “Cuando uno ronca normalmente el problema es paladar y partes blandas, pero el ronquido es multifactorial”, aclara María Colomé, médica especializada en patología nasal en la Clínica Rinològica de Barcelona. Entre otros factores, también influyen la posición al dormir, el insomnio, las infecciones respiratorias y obstrucciones nasales. Pero muchos rasgos no hereditarios del estilo de vida, como la obesidad, el tabaquismo y el consumo de alcohol, también lo hacen más probable, sobre todo por la obstrucción de las vías respiratorias. ¿Cómo hemos podido sobrevivir a lo largo de nuestra evolución haciendo tanto ruido por la noche sin convertirnos en un imán para otros depredadores? En los seres humanos, aunque el ronquido sea hereditario, es posible que no afectara demasiado a la selección natural porque es más frecuente después de los 65 años. Hay otra interpretación que dice que el roncador tiene ventaja sobre el resto del grupo, ya que es capaz de dormir a pierna suelta mientras los demás sufren de falta de sueño y sus consecuencias sobre la salud. “El problema es la normalización de los ronquidos en la sociedad, porque el roncar no es algo normal”, advierte el otorrinolaringólogo y cirujano cervicofacial Alexander Bunge, especialista en roncopatía. “Obviamente, hay distintos grados de severidad, más aún si hay apneas, pausas de respiración, que tienen un componente de peligrosidad más elevado”, añade. Las señales de alarma pueden aparecer durante el día. “Por ejemplo, si la persona se duerme mientras conduce, o en el trabajo, trastornos de la memoria o falta de concentración, irritabilidad o, por ejemplo, impotencia o disminución de la libido. Si se levanta con la sensación de no haber descansado. Todos estos síntomas pueden ser una señal de aviso”, explica la doctora Colomé. Convertirnos en una motosierra durante la noche es algo sobre lo que no parece que tengamos mucho control y, sin embargo, puede convertirse en una tortura para la persona con quien compartimos la cama, sin olvidar que también puede afectar gravemente a nuestra propia salud. Durante esa noche con alguien que ronca hay dos personas que sufren daños: quien lo hace y quien la acompaña. Para la persona que comparte cama con un roncador, las consecuencias de la privación de sueño son igualmente graves Los peligros de roncar Roncar es mucho más que un ruido molesto. Puede ser una señal de problemas de salud subyacentes. Según un estudio publicado en la prestigiosa revista The Lancet, en el que se comparó a hombres con distintos grados de ronquidos, quienes roncaban de forma más fuerte y persistente, algo asociado con el síndrome de apnea obstructiva del sueño, tenían un riesgo mucho mayor de padecer ataques al corazón. “La apnea se da cuando hay una parada respiratoria de más de diez segundos”, explica la doctora Colomé. “Es un problema serio porque puede producir alteraciones a nivel cerebral y a nivel cardíaco, como arritmias y problemas de hipertensión”, añade. Aunque no todos los ronquidos indican apnea, incluso los casos más leves pueden fragmentar el sueño, impidiendo que quien ronca, y quien duerme a su lado, alcance las fases profundas del descanso. La falta de sueño profundo se ha vinculado con un mayor riesgo de obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares y depresión, entre otras dolencias. Para la persona que comparte cama con un roncador, las consecuencias de la privación de sueño son igualmente graves. Un artículo aparecido en Sleep and Breathing encontró que los ronquidos de la pareja provocaban un aumento de los síntomas de depresión y somnolencia durante el día, y que ambos parámetros mejoraban cuando la persona roncadora recibía un tratamiento quirúrgico para corregir el problema. “Porque el ronquido afecta también a la pareja”, corrobo

Al compartir cama con un roncador, ni quien ronca ni quien acompaña descansan bien; pero hay formas de ayudar a disminuir el problema y proteger el sueño de ambos
Qué es la parálisis del sueño y cómo podemos evitarla
¿Tú roncas? No estás solo. Según varios estudios y los datos del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario Rey Juan Carlos, los ronquidos afectan aunque sea ocasionalmente a cerca del 45% de la población, algo más a los hombres que a las mujeres; un 25% de las personas son roncadoras habituales y el problema empeora con la edad. Pero no solo son los seres humanos. Como bien saben quienes conviven con perros o gatos, muchos mamíferos roncan.
El ronquido es el sonido de los tejidos membranosos y blandos, como la lengua, el paladar blando y las amígdalas, que cuando están relajados durante el sueño vibran con el paso del aire. Puede haber un componente genético, porque la probabilidad de roncar aumenta con rasgos hereditarios como una lengua grande o un mentón hundido. “Cuando uno ronca normalmente el problema es paladar y partes blandas, pero el ronquido es multifactorial”, aclara María Colomé, médica especializada en patología nasal en la Clínica Rinològica de Barcelona.
Entre otros factores, también influyen la posición al dormir, el insomnio, las infecciones respiratorias y obstrucciones nasales. Pero muchos rasgos no hereditarios del estilo de vida, como la obesidad, el tabaquismo y el consumo de alcohol, también lo hacen más probable, sobre todo por la obstrucción de las vías respiratorias.
¿Cómo hemos podido sobrevivir a lo largo de nuestra evolución haciendo tanto ruido por la noche sin convertirnos en un imán para otros depredadores? En los seres humanos, aunque el ronquido sea hereditario, es posible que no afectara demasiado a la selección natural porque es más frecuente después de los 65 años. Hay otra interpretación que dice que el roncador tiene ventaja sobre el resto del grupo, ya que es capaz de dormir a pierna suelta mientras los demás sufren de falta de sueño y sus consecuencias sobre la salud.
“El problema es la normalización de los ronquidos en la sociedad, porque el roncar no es algo normal”, advierte el otorrinolaringólogo y cirujano cervicofacial Alexander Bunge, especialista en roncopatía. “Obviamente, hay distintos grados de severidad, más aún si hay apneas, pausas de respiración, que tienen un componente de peligrosidad más elevado”, añade.
Las señales de alarma pueden aparecer durante el día. “Por ejemplo, si la persona se duerme mientras conduce, o en el trabajo, trastornos de la memoria o falta de concentración, irritabilidad o, por ejemplo, impotencia o disminución de la libido. Si se levanta con la sensación de no haber descansado. Todos estos síntomas pueden ser una señal de aviso”, explica la doctora Colomé.
Convertirnos en una motosierra durante la noche es algo sobre lo que no parece que tengamos mucho control y, sin embargo, puede convertirse en una tortura para la persona con quien compartimos la cama, sin olvidar que también puede afectar gravemente a nuestra propia salud. Durante esa noche con alguien que ronca hay dos personas que sufren daños: quien lo hace y quien la acompaña.
Para la persona que comparte cama con un roncador, las consecuencias de la privación de sueño son igualmente graves
Los peligros de roncar
Roncar es mucho más que un ruido molesto. Puede ser una señal de problemas de salud subyacentes. Según un estudio publicado en la prestigiosa revista The Lancet, en el que se comparó a hombres con distintos grados de ronquidos, quienes roncaban de forma más fuerte y persistente, algo asociado con el síndrome de apnea obstructiva del sueño, tenían un riesgo mucho mayor de padecer ataques al corazón.
“La apnea se da cuando hay una parada respiratoria de más de diez segundos”, explica la doctora Colomé. “Es un problema serio porque puede producir alteraciones a nivel cerebral y a nivel cardíaco, como arritmias y problemas de hipertensión”, añade.
Aunque no todos los ronquidos indican apnea, incluso los casos más leves pueden fragmentar el sueño, impidiendo que quien ronca, y quien duerme a su lado, alcance las fases profundas del descanso. La falta de sueño profundo se ha vinculado con un mayor riesgo de obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares y depresión, entre otras dolencias.
Para la persona que comparte cama con un roncador, las consecuencias de la privación de sueño son igualmente graves. Un artículo aparecido en Sleep and Breathing encontró que los ronquidos de la pareja provocaban un aumento de los síntomas de depresión y somnolencia durante el día, y que ambos parámetros mejoraban cuando la persona roncadora recibía un tratamiento quirúrgico para corregir el problema.
“Porque el ronquido afecta también a la pareja”, corrobora el doctor Bunge. “De hecho, el ronquido y las apneas están entre las causas más frecuentes de separación entre parejas. La falta de sueño y el cansancio crónico pueden causar cambios de humor y alteraciones de la salud mental”, añade.
En efecto, la privación del sueño es un riesgo contrastado para a la relación de pareja. Un estudio de la Universidad de Pittsburgh encontró que las discusiones aumentan cuando uno de los miembros no descansa bien, pues se genera resentimiento y frustración. “Socialmente se ridiculiza a la persona que ronca”, dice la doctora Colomé,“ pero el problema es que perturba todos los patrones del sueño y la persona no tiene un sueño reparador, y cuando la ronquera es crónica, puede haber problemas importantes de salud a medio y largo plazo”, añade.
La primera solución para este problema tan común es el tratamiento de los ronquidos en manos de un especialista. A veces un simple cambio de postura, como dormir de lado o cambiar de almohada, puede ayudar. Dispositivos sencillos, como férulas, cintas o tiras nasales también proporcionan alivio en algunos casos.
Sin embargo, el tratamiento recomendado y más efectivo en los casos persistentes es una máquina de presión positiva (CPAP) que mantiene abiertas las vías respiratorias durante la noche. En otros casos, se recurre a la uvulopalatofaringoplastia (UPPP) para eliminar el tejido excedente que provoca los ronquidos. “Hay un 30% de los pacientes que no toleran la terapia con CPAP y tenemos que buscar una solución alternativa”, explica el doctor Bunge. “La más novedosa es un estimulador del nervio hipogloso, que mueve la lengua y abre la vía aérea, y tiene una efectividad del 90%”, añade.
Cómo dormir con alguien que ronca
Por supuesto, la primera línea de actuación sería que la persona que ronca consultara con un profesional médico que evaluara el posible riesgo para la salud y las opciones disponibles. Pero también habrá ocasiones en las que tengamos que pasar la noche con alguien que ronca. La Sleep Foundation recomienda una serie de medidas para proteger nuestro sueño en estos casos:
- Escuchar ruido blanco: el ruido blanco es un conjunto de frecuencias desordenadas, parecido al ruido de una radio sin sintonizar. Aunque no hay evidencia sólida de que el ruido blanco ayude a conciliar el sueño, sí puede enmascarar el sonido de los ronquidos. Existen aplicaciones para móvil y máquinas que producen estos sonidos y se pueden colocar junto a la cama.
- Usar tapones para los oídos: los tapones para los oídos son una solución cuando no tenemos más remedio que intentar conciliar el sueño en un entorno ruidoso, y eso incluye una pareja que ronca. Hay un pequeño estudio que indica que los tapones pueden ser una solución sencilla y a corto plazo para mejorar la vida de las parejas en las que una persona ronca.
- Dormir en otra habitación: cuando otras soluciones fallan, puede que la única solución para las parejas que dispongan de esta posibilidad sea dormir en habitaciones separadas. Dormir con menos interrupciones y tener una mayor calidad de sueño puede traer muchos beneficios adicionales para la salud y el bienestar.
- Acostarse antes que la persona que ronca: esta estrategia puede funcionar porque es más difícil conciliar el sueño con ronquidos que el que los ronquidos despierten a una persona que se encuentra ya en una fase más profunda de sueño.
Cuando alguien nos despierta se interrumpen las fases de sueño, y eso puede hacer que no tengamos un sueño reparador
Ante la desesperación, es tentador dar un codazo o sacudir al roncador para que cambie de posición y deje de roncar aunque sea momentáneamente. La postura es uno de los factores que propician los ronquidos, especialmente cuando alguien duerme boca arriba (decúbito supino), por lo que un cambio de postura de la cabeza puede ayudar. Como los ronquidos se producen cuando se relajan los músculos de la garganta, una ligera sacudida puede reactivar estos músculos y parar el ronquido.
Pero también sabemos por experiencia que esta es una solución temporal, y que los ronquidos se reanudan poco después. “Si una persona está con apnea, puede ser una solución puntual, pero si es muy frecuente, tampoco es recomendable”, dice la doctora Colomé.
Despertar a alguien repetidamente puede fragmentar el descanso de la persona que ronca y, al final, empeora la calidad del sueño para las dos. Además, interrumpir el sueño no resuelve el problema de fondo. “Cuando alguien nos despierta se interrumpen las fases de sueño, y eso puede hacer que no tengamos un sueño reparador”, explica el doctor Bunge. “Pero las mismas apneas o ronquidos producen microdespertares en el roncador que interrumpen las fases de sueño reparador”, advierte.
“Lo importante es hacer un buen diagnóstico”, explica la doctora Colomé. “Ver a qué niveles hay obstrucción mecánica, ver cómo están las vías aéreas superiores, cómo está la nariz, si hay un tabique desviado, si el paladar es muy largo, la úvula o las amígdalas gruesas. No sirve el mismo tratamiento para todo el mundo”.
En última instancia, si los ronquidos son graves, lo más responsable es animar a la pareja a consultar a un especialista, tomar medidas y, si es necesario, realizar una prueba de sueño para comprobar si se están produciendo apneas que pongan en riesgo la salud. Mientras tanto, la paciencia y la comunicación son las herramientas más importantes.