«Dame un puto café»: el negocio que nació de un «no hay huevos» para hacerse hueco en un mercado saturado
En el corazón de un callejón aparentemente anodino, se encuentra uno de los fenómenos más singulares del café de especialidad en Valencia . Se llama 'Puto Café', y para conseguir sus productos a mitad de precio, hay que pedirlos con todas las letras: « Dame un puto café ». Lo que podría parecer una estrategia de provocación es, en realidad, una maniobra pensada —aunque nacida de la casualidad— para destacar en un mercado saturado. Porque si algo tiene claro el equipo detrás de esta cafetería es que, hoy en día, el café por sí solo ya no es suficiente. Tal y como explica Mike, uno de sus fundadores, a ABC, « todo empezó como una broma », ya que previamente en el mismo local regentaban otra cafetería de especialidad. «Entre risas, dijimos: '¿Te imaginas que esto se llamara Puto Café?' Quedó como una tontería más. Pero meses después, cuando reestructuramos el negocio, decidimos apostar por esa idea». Lo que no se imaginaban es que detrás de un « no hay huevos » el pasado mes de enero, el negocio dispararía sus ventas y su repercusión en redes sociales, puesto que su cuenta de Instagram, que apenas superaba los 300 seguidores, alcanzó los 20.000 en cuestión de días, y actualmente rozan los 40.000, convirtiéndose en una sensación digital en diferentes partes del mundo. Asimismo, ante un mercado que «está saturado», con la nueva marca consiguieron «algo que no logras solo con buen producto», convirtiéndose la experiencia en su principal factor diferenciador y «algo que la gente recuerda, algo por lo que cruzan media ciudad para venir a este callejón», destaca Mike. Además de sus bebidas de especialidad, ofrecen un curioso ítem llamado 'café de mierda', realizado con producto de baja calidad, comprado en «supermercado, mal preparado y a propósito », y lo más sorprendente es que es el más caro de la carta. «Es una especie de castigo simbólico a la mala calidad », ha señalado el socio del local. «De normal cuesta 6 euros, pero en eventos como la Champions Burger llegamos a cobrar 10, incluso 12 si el cliente lo pedía peor. Y sí, hubo gente que lo pidió. Siete personas, para ser exactos», indica. No obstante, también hay gente que prefiere pagar más por no decir «puto»: «Si no quieres decirlo, nadie te obliga. Pero el precio sube». En este sentido, Mike incide en que «no todo el mundo celebra la propuesta. Algunos la consideran grosera, incluso ofensiva». Pero desde 'Puto Café' lo tienen claro: « N o buscamos gustar a todo el mundo ». « Nosotros venimos a ser los antagonistas del café de especialidad . Sabemos que hay gente que se ofende y nos han acusado de fomentar la mala educación, pero lo cierto es que el ambiente en el local es de risas y buen rollo. Y si no te gusta, tienes la cafetería de tu esquina, no pasa nada, nosotros decimos que ' nos la puto pela '», sostiene uno de los dueños del negocio. Más que una cafetería, 'Puto Café' se ha convertido en una marca que apela a la autenticidad y a un tipo de humor que rompe con lo políticamente correcto. Como resultado, una experiencia que, gustará o no, pero desde luego no deja a nadie indiferente.
En el corazón de un callejón aparentemente anodino, se encuentra uno de los fenómenos más singulares del café de especialidad en Valencia . Se llama 'Puto Café', y para conseguir sus productos a mitad de precio, hay que pedirlos con todas las letras: « Dame un puto café ». Lo que podría parecer una estrategia de provocación es, en realidad, una maniobra pensada —aunque nacida de la casualidad— para destacar en un mercado saturado. Porque si algo tiene claro el equipo detrás de esta cafetería es que, hoy en día, el café por sí solo ya no es suficiente. Tal y como explica Mike, uno de sus fundadores, a ABC, « todo empezó como una broma », ya que previamente en el mismo local regentaban otra cafetería de especialidad. «Entre risas, dijimos: '¿Te imaginas que esto se llamara Puto Café?' Quedó como una tontería más. Pero meses después, cuando reestructuramos el negocio, decidimos apostar por esa idea». Lo que no se imaginaban es que detrás de un « no hay huevos » el pasado mes de enero, el negocio dispararía sus ventas y su repercusión en redes sociales, puesto que su cuenta de Instagram, que apenas superaba los 300 seguidores, alcanzó los 20.000 en cuestión de días, y actualmente rozan los 40.000, convirtiéndose en una sensación digital en diferentes partes del mundo. Asimismo, ante un mercado que «está saturado», con la nueva marca consiguieron «algo que no logras solo con buen producto», convirtiéndose la experiencia en su principal factor diferenciador y «algo que la gente recuerda, algo por lo que cruzan media ciudad para venir a este callejón», destaca Mike. Además de sus bebidas de especialidad, ofrecen un curioso ítem llamado 'café de mierda', realizado con producto de baja calidad, comprado en «supermercado, mal preparado y a propósito », y lo más sorprendente es que es el más caro de la carta. «Es una especie de castigo simbólico a la mala calidad », ha señalado el socio del local. «De normal cuesta 6 euros, pero en eventos como la Champions Burger llegamos a cobrar 10, incluso 12 si el cliente lo pedía peor. Y sí, hubo gente que lo pidió. Siete personas, para ser exactos», indica. No obstante, también hay gente que prefiere pagar más por no decir «puto»: «Si no quieres decirlo, nadie te obliga. Pero el precio sube». En este sentido, Mike incide en que «no todo el mundo celebra la propuesta. Algunos la consideran grosera, incluso ofensiva». Pero desde 'Puto Café' lo tienen claro: « N o buscamos gustar a todo el mundo ». « Nosotros venimos a ser los antagonistas del café de especialidad . Sabemos que hay gente que se ofende y nos han acusado de fomentar la mala educación, pero lo cierto es que el ambiente en el local es de risas y buen rollo. Y si no te gusta, tienes la cafetería de tu esquina, no pasa nada, nosotros decimos que ' nos la puto pela '», sostiene uno de los dueños del negocio. Más que una cafetería, 'Puto Café' se ha convertido en una marca que apela a la autenticidad y a un tipo de humor que rompe con lo políticamente correcto. Como resultado, una experiencia que, gustará o no, pero desde luego no deja a nadie indiferente.
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