¿Cuánto contaminan los fuegos artificiales?

Los artefactos pirotécnicos contienen metales pesados que pueden derivar en problemas respiratorios, auditivos y cardiovasculares, además de tener efectos nocivos sobre el medio ambiente. La entrada ¿Cuánto contaminan los fuegos artificiales? se publicó primero en Ethic.

Abr 23, 2025 - 09:05
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¿Cuánto contaminan los fuegos artificiales?

Llegan algunos momentos en el calendario colectivo, como Año Nuevo, la victoria del equipo de fútbol local o la celebración de fiestas populares, en los que es habitual que la calle se llene de estruendos y el cielo de fuegos artificiales. Pero los ruidos explosivos muchas veces asustan a animales y a algunas personas –sobre todo a las más vulnerables–, generando malestar y distintos riesgos para la salud. La pirotecnia sobrepasa con frecuencia los 180 decibelios (dB), cuando el nivel máximo para una escucha sin peligro es de 80 dB, según los parámetros de la Organización Mundial de la Salud (OMS). A partir de este rango, las consecuencias pueden oscilar entre la pérdida de audición temporal o irreversible, alteraciones del equilibrio, sangrado, perforaciones o aumento de los niveles de ansiedad.

Pero los efectos en la audición suponen solo una parte de los daños provocados por petardos, cohetes y fuegos artificiales. La contaminación química suele pasar más desapercibida, pero genera problemas incluso mayores que los de la contaminación acústica. Los artefactos pirotécnicos contienen metales pesados, como litio, antimonio y estroncio, cuyas millones de partículas se esparcen a través del humo y el polvo, y pueden resultar tóxicos e incluso cancerígenos. Las personas afectadas de forma más directa son aquellas con problemas respiratorios –alergias, asma, bronquitis–, pero también perjudican a quienes sufren afecciones cardíacas, pues estas partículas llegan a los pulmones, pero se pueden trasladar a otros órganos como el corazón.

Aunque las consecuencias en la salud resultan preocupantes, no lo son menos los efectos que fuegos artificiales y petardos provocan en el medio ambiente. Algunas organizaciones, como Ecologistas en Acción, llevan años haciéndose eco y han promovido campañas para detener estos espectáculos por sus peligros para el aire y para los animales. Además, los ciclos naturales también se desregulan. La lluvia que se produce después de un espectáculo pirotécnico puede estar alterada, porque los químicos suspendidos en el aire penetran en la tierra y afectan los sistemas acuíferos.

Los fuegos artificiales están compuestos de metales pesados como el litio, el antimonio y el estroncio

Y los bosques no quedan al margen de la presencia de humo, fuegos y gas. Aunque la ley prohíbe lanzar cohetes a menos de 500 metros de las zonas boscosas, la normativa no se cumple con rigor. «Cada año se producen más de un millar de incendios forestales provocados por el uso indebido de petardos y fuegos artificiales. Pese a que la ley prohíbe expresamente disparar cualquier artefacto pirotécnico a menos de 500 metros de las zonas boscosas, son muchas las celebraciones que desoyen la normativa legal, incluso en situaciones de alerta», apuntan desde la Asociación Española de Agentes Forestales y Medioambientales (AEAFMA). Algunas devastaciones ígneas como la de Cullera en sus fiestas patronales de 2014 o la de Begur, en la Costa Brava, durante la celebración de la noche de San Juan ponen de manifiesto que los riesgos se incrementan en las épocas festivas. Y es que hay un dato alarmante: el 95% de los incendios forestales son provocados por alguna causa humana.

Aunque España no parece estar cerca de una prohibición de festejos vinculados al fuego, petardos, cohetes y bengalas, quizá sea conveniente adaptar esas celebraciones al contexto del cambio climático, en el que las altas temperaturas pueden derivar en catástrofes cada vez mayores. La lucha por la prevención de los incendios se convierte en la mejor herramienta para preservar la naturaleza y mitigar el calentamiento global.

Ahora que los avances tecnológicos se han integrado en nuestro día a día, también pueden tener su espacio en los eventos festivos. De hecho, ya está ocurriendo: los populares espectáculos de fuegos artificiales se han ido sustituyendo de forma paulatina por otras alternativas como los espectáculos de drones. Sin embargo, no hay que obviar el hecho de que estos también generan una considerable contaminación lumínica y su producción, altas dosis de gases de efecto invernadero.

Las alternativas sostenibles para la pirotecnia se convierten, actualmente, en un reto. Ahora que se acerca el verano y, con él, la proliferación de fiestas populares, quizá sea momento de idear y poner en práctica otras maneras de mostrar la emoción colectiva sin poner en riesgo la salud humana y ambiental.

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