¿Cómo ser feliz? ¡Con 4 consejos que yo misma aplico!
¿Cómo ser feliz? Esa es una de las preguntas existenciales que los seres humanos se han planteado durante siglos. En la búsqueda de una vida plena, a menudo caemos en la trampa de creer que la felicidad es algo que llegará cuando logremos ciertos objetivos: tener éxito, adquirir bienes materiales o alcanzar una meta ambiciosa. […] The post ¿Cómo ser feliz? ¡Con 4 consejos que yo misma aplico! appeared first on Vilma Núñez - Consultora Estratégica de Marketing.

¿Cómo ser feliz? Esa es una de las preguntas existenciales que los seres humanos se han planteado durante siglos.
En la búsqueda de una vida plena, a menudo caemos en la trampa de creer que la felicidad es algo que llegará cuando logremos ciertos objetivos: tener éxito, adquirir bienes materiales o alcanzar una meta ambiciosa.
Sin embargo, yo desafío esta percepción y al mismo tiempo te invito a cambiar tu perspectiva al respecto.
Para mí la felicidad no es un destino lejano, sino una prioridad diaria.
La felicidad es una elección que debemos hacer todos los días, desde el mismo momento en que despertamos.
Te diré algo: Este enfoque tiene un fundamento profundo y sobre todo, científico, lo cual me encanta.
Investigando sobre este tema, conseguí, que, según estudios recientes, la felicidad no solo está relacionada con eventos externos o logros específicos.
Una publicación muy interesante de Psychology Today revela que las personas que practican hábitos diarios de gratitud y optimismo tienen un 25 % más de probabilidades de sentirse satisfechas con sus vidas que aquellas que no lo hacen.
Ese dato refuerza la idea de que el bienestar emocional depende en gran medida de cómo gestionamos nuestras emociones y cómo enfrentamos el día a día, en lugar de esperar que algo externo nos haga felices.
Yo ejemplifico esta filosofía a través de mi propia vida.
No postergues tu felicidad
¿Cómo? Pues no postergo mi felicidad. Al contrario, he aprendido a convertirla en una prioridad, y eso ha transformado por completo mi manera de vivir.
La verdad es que un buen día decidí que no iba a esperar el momento perfecto para ser feliz, sino que iba a hacer de la felicidad una constante en mi vida.
Y desde entonces, no he vuelto a ser la antigua Vilma que se victimizaba y postergaba, porque entendí que soy el fruto de mis decisiones y acciones.
Esa decisión no solo me ha permitido alcanzar mayores niveles de satisfacción personal.
Honestamente, también me ha ayudado a equilibrar el éxito profesional con una vida emocional más plena.
Entonces, ¿cómo ser feliz realmente?
La respuesta está en un proceso consciente, en aprender a abrazar nuestras emociones, a valorar cada momento y, sobre todo, a entender que la felicidad no es una meta que alcanzamos solo cuando todo es perfecto.
Para mí, la felicidad está en el camino que recorremos. En los pequeños momentos del día a día es donde realmente se cultiva la felicidad.
Desde mi experiencia me gustaría mostrarte que ser feliz es una decisión que se refleja en cada pequeña acción que hacemos día a día, como sonreír al despertar o practicar la generosidad y el agradecimiento.
Y si te estás preguntando, “¿Vilma, ¿cómo hago para ser feliz?”, te invito a seguir leyendo, porque te voy a compartir algunas claves que sé que te servirán de mucho.
¿Cómo ser feliz? 4 consejos para lograrlo
Si te preguntas una y otra vez cómo ser feliz, de corazón te digo que me emociona muchísimo compartirte cuatro consejos para lograrlo.
¿Y sabes cuál es la mejor parte? Pues que son recomendaciones que yo misma sigo en mi vida personal y profesional para elevar mi felicidad, gratitud y abundancia.
1. Deja de postergar tu felicidad
Hoy te invito a desafiar la creencia común de que la felicidad solo llega cuando alcanzamos ciertos hitos o condiciones externas.
¡No es así y yo lo he comprobado durante años!
La felicidad es algo que debemos priorizar y cultivar todos los días, incluso en los pequeños detalles de nuestra cotidianidad.
Después de pasar años atada a esa creencia limitante, decidí derribarla, y mi vida dio un giro de 180 grados.
Mi felicidad es mi prioridad y por eso todas las mañanas me despierto y hago mi ritual de respiración feliz: inhalo y luego exhalo sonriendo.
Quizás no lo creas, pero he descubierto que ese simple acto de inhalar y exhalar con una sonrisa es mucho más que una acción simbólica.
En realidad, se ha convertido en un recordatorio poderoso de que la felicidad es accesible en el presente y no una cima en donde, quizás, haremos cumbre en el futuro.
Hoy me animo a invitarte a tomar las riendas de tu bienestar emocional a través de prácticas diarias que fomenten un estado de gratitud y satisfacción plena.
En lugar de esperar a que las circunstancias externas cambien o se alineen perfectamente, te sugiero adoptar una mentalidad de abundancia desde ahora.
¿Y sabes qué es lo más bello de eso? Pues que esta idea tiene respaldo científico.
Estudios recientes muestran que las personas que practican gratitud diariamente experimentan niveles más altos de satisfacción con la vida.
Esto refuerza la noción de que la felicidad no se encuentra en lo que tenemos o logramos, sino en cómo elegimos enfrentar y disfrutar cada momento.
Por eso, desde mi punto de vista, postergar la felicidad equivale a perder oportunidades valiosas para ser felices en el presente.
No caigas en la trampa de dilatar tu felicidad
Sé que es fácil caer en la mentalidad de “seré feliz cuando…”, alcancemos un ascenso, logremos ciertos ingresos o consolidemos una “relación ideal”.
Y lo sé, porque yo también estuve allí.
Por eso, justamente te invito a desaprender esta creencia y a adoptar una filosofía más presente y consciente.
No lo olvides: La clave para ser felices, día a día, radica en hacer pequeñas elecciones diarias que promuevan una vida equilibrada.
Una en la que el bienestar emocional sea tan importante como el éxito profesional.
Además, considero que mi filosofía conecta profundamente con la ciencia de la gratitud y el optimismo.
De hecho, nos demuestra que al enfocarnos en lo positivo y en la vivencia del presente, priorizamos nuestro bienestar a largo plazo.
Entonces, en lugar de ver a la felicidad como un premio futuro, ¿qué tal si te animas a encontrarla en las decisiones que tomas a diario?
Entiende que la felicidad no es un destino
Te contaré una pequeña historia:
Un buen día me di cuenta de que la felicidad no es un destino, es el camino.
Y desde entonces no he parado de compartir una perspectiva profundamente valiosa:
La felicidad no debe ser vista como un premio que se obtiene una vez que alcanzamos ciertas metas, sino como una experiencia continua que podemos disfrutar en cada etapa de la vida.
Este enfoque nos invita a derribar esa creencia de que solo podemos ser felices al final de un proceso, y si es que todo sale como esperamos.
En su lugar, nos anima a apreciar los momentos cotidianos, incluso aquellos que parecen ser menos emocionantes o “productivos”.
Y aquí quiero compartirte una metáfora que me gusta mucho y que aplico, siempre, en todos los aspectos de mi vida:
Toda semilla que plantamos, y a la que le dedicamos tiempo, dedicación y paciencia, eventualmente se transformará en un árbol frondoso que nos dará frutos.
Ser feliz es una decisión diaria ¿La estás tomando?
Lo que intento decirte con eso es que el éxito y la felicidad requieren paciencia.
Porque el día que plantas la semilla no es el mismo en el que te comes la fruta.
Esa perspectiva nos invita a entender que el crecimiento personal y profesional no es inmediato, pero que aun así, cada paso es necesario y valioso para ser felices.
Si lo piensas bien, esa lección puede aplicarse a todos los aspectos de la vida:
Desde proyectos profesionales, hasta el desarrollo de relaciones personales o a nuestro crecimiento interno.
Este concepto también conecta con el principio del mindfulness o atención plena.
Este sugiere que estar presente en el momento actual y aceptar las experiencias, tal como son, es una clave esencial para vivir en bienestar.
Y una vez más, me emociona decirte que numerosos estudios avalan esta idea.
Por ejemplo, investigaciones recientes sobre psicología positiva muestran que las personas que logran disfrutar el presente, sin obsesionarse con el futuro o la perfección, experimentan mayores niveles de satisfacción y bienestar.
Por eso hoy te recuerdo que no se trata solo de los “picos” de éxito, sino de aprender a valorar el “valle”, esos momentos de calma o incluso de incertidumbre que forman parte de nuestro viaje de vida.
Con el tiempo he entendido que la verdadera sabiduría radica en disfrutar tanto los desafíos como las victorias, ya que ambos son esenciales para nuestro crecimiento.
Al adoptar esta mentalidad, podemos liberarnos de la presión de alcanzar un ideal perfecto y comenzar a valorar la belleza del camino que recorremos.
Esto nos enseña que la felicidad no está reservada para los momentos de triunfo, sino que está presente en cada día, en cada pequeña decisión y en cada paso que damos hacia nuestros objetivos.
2. Reconoce tus emociones y aprende a gestionarlas
Somos seres racionales, pero sobre todo, profundamente emocionales. ¡Esa es la realidad!
Y en lugar de suprimir lo que sentimos, debemos empezar a abrazar la idea de que nuestras emociones tienen el poder de impulsarnos, elevarnos y motivarnos a ser una mejor versión de nosotros mismos.
Yo lo creo y es lo que decido hacer cada día de mi vida.
¿El resultado? Mi inteligencia emocional se ha robustecido con el pasar del tiempo y hoy en día, soy capaz de sentir felicidad y agradecimiento, incluso en mis momentos más difíciles.
Partiendo de esa premisa, debo decir que esta frase del doctor Joe Dispenza, resuena muchísimo conmigo:
“Las emociones son el idioma del cuerpo”.
Por lo tanto, aprender a reconocerlas, aceptarlas y manejarlas es un paso crucial hacia una vida más alegre, emocionante y feliz.
Insisto: Resistirnos a las emociones negativas solo hace que estas persistan.
Es indudable: La envidia, culpa o ansiedad pueden nublar nuestra capacidad de disfrutar el presente y limitarnos a la hora de manifestar una vida más plena.
Las emociones positivas impulsan tu bienestar
Por su parte, las emociones positivas —como la confianza, el orgullo, la gratitud y la empatía— son poderosas herramientas que podemos cultivar conscientemente para mejorar nuestro bienestar físico, emocional y hasta espiritual.
Y aquí entra en juego una gran aliada: La confianza.
Sé que no siempre se siente de manera automática, y por eso, mi consejo es trabajar en ella día a día.
Hoy te digo esto con mucha empatía:
Confía, aunque inicialmente no se sienta natural. Repite esto en el espejo: “Yo confío, yo creo en mí, yo puedo”.
La repetición de esa afirmación actúa como una especie de reprogramación mental.
Por eso, al repetir frases positivas, estamos entrenando a nuestra mente para concentrarse en lo que deseamos manifestar, reforzando así la autoconfianza.
Y eso no lo he inventado yo. De hecho, esta práctica tiene respaldo en estudios de psicología positiva que han demostrado cómo la autoafirmación puede tener un impacto tangible en la percepción personal y en el rendimiento.
¿Qué emociones te hacen feliz?
Llevo años estudiando las emociones clave que inciden directamente en la felicidad y aquí las comparto contigo:
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Empatía:
Para mí, esta es una emoción transformadora, especialmente en entornos donde somos más susceptibles a ser juzgados.
La empatía nos permite conectar con las personas desde un lugar más profundo: No desde la pena o la superioridad, sino desde la comprensión genuina.
Cuando somos empáticos, nos enfocamos más en cómo podemos ayudar a los demás, en lugar de quedarnos atrapados en nuestras propias dificultades.
Y eso, a su vez, incrementa nuestra sensación de propósito y satisfacción emocional.
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Orgullo:
Aquí me gustaría ser muy clara: No se trata de experimentar un orgullo egoísta, sino aquel que nace del reconocimiento propio de nuestros logros, grandes o pequeños.
El orgullo, cuando es saludable, nos ayuda a mantener una autoestima fuerte.
Esto, a su vez, refuerza nuestra capacidad para enfrentar desafíos con un mayor grado de gratitud, aceptación y resiliencia.
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Optimismo y gratitud:
También he aprendido que el optimismo y la gratitud son dos emociones clave para ser felices, puesto que actúan como un antídoto contra el pesimismo y la negatividad.
Así que en lugar de enfocarnos en lo que nos falta, debemos valorar lo que ya tenemos.
La gratitud es una de las emociones más lindas, porque mientras más agradecemos, mejor nos sentimos.
Practicar el agradecimiento, a diario, no solo mejora nuestro estado de ánimo, sino que también incrementa nuestra percepción de bienestar general.
¿Y tú, qué sientes cuando tus emociones se combinan?
3. Tu mente es una grabadora y repetidora
¿Qué crees que significa eso? Pues que aquello en lo que nos enfocamos tiende a repetirse.
En tal sentido, te invito a entrenar tu mente para que te concentres en lo positivo y en las emociones que quieres cultivar.
¿Por qué? Estas influyen en tu estado emocional inmediato e impactan tu capacidad para manifestar una vida más plena y feliz.
En mi experiencia, la clave para aprender a ser feliz está en aceptar nuestras emociones y saber que cada una intenta enseñarnos algo, tanto las positivas, como las negativas.
Así que no se trata de evitar o suprimir las emociones negativas, sino de reconocerlas, gestionarlas y aprender a convertir las experiencias menos felices en oportunidades de crecimiento y superación emocional.
4. ¿Cómo ser feliz? Reflexiona sobre el tipo de persona que quieres ser
Aquí seré muy honesta:
Apoyo al 100 % esta sabiduría de la psicóloga Marian Rojas Estapé, a quien admiro profundamente, para describir los tres tipos de personas que existen:
Ella considera que para ser verdaderamente felices, debemos aprender a adaptarnos a cada uno de estos roles según las circunstancias de nuestra vida.
A veces debemos ser observadores, reflexionando sobre lo que sucede a nuestro alrededor.
Otras veces, debemos actuar con determinación para crear el futuro que deseamos, y en algunos momentos, simplemente debemos aceptar lo que la vida nos trae, sin intentar cambiarlo.
Entonces, las preguntas que deberías hacerte ahora mismo son:
- ¿Qué tipo de persona eres tú?
- ¿Qué tipo de persona quieres ser?
De esa forma podrías reflexionar sobre tu propio papel en la construcción de tu felicidad.
¿Cómo ser feliz? ¡Ahora es tu turno!
¿Cómo ser feliz? Honestamente, eso no es un misterio indescifrable, sino una elección que podemos hacer cada día.
Con cariño, te recuerdo que la felicidad no es algo que debemos postergar, y tampoco debemos esperar a que llegue en algún momento perfecto.
En lugar de eso, debemos entender que la felicidad es un proceso continuo.
Uno que se construye con nuestras decisiones, con la forma en que manejamos nuestras emociones y con el enfoque que le damos a nuestra vida diaria.
Para alcanzarla, disfrutarla y sostenerla, hay que aprender a aceptar tanto las emociones positivas como las negativas, permitiendo que nuestras experiencias nos guíen hacia un mayor bienestar.
Recuerda que ser feliz no depende de circunstancias externas, sino de cómo elijas enfrentarlas.
Las enseñanzas que he compartido contigo en este artículo, sobre la confianza, gratitud, empatía y orgullo, nos muestran que cultivar estas emociones nos acerca a una vida más plena.
Cada pequeño paso, cada respiración consciente, y cada momento de gratitud que integres en tu rutina puede ser el puente hacia una felicidad sostenida.
Así que no esperes más. La respuesta a cómo ser feliz está en tus manos: En tus decisiones diarias, en cómo eliges manejar tus emociones, y en la forma en que disfrutas el camino, no solo el destino.
Si te preguntabas cómo ser feliz, me gustaría que no olvides estos consejos que yo misma sigo: Cultivando confianza, empatía, gratitud y optimismo.
Porque la verdadera felicidad está en cada paso que damos, en las emociones que elegimos abrazar y en la decisión de vivir plenamente, aquí y ahora.
¿Estás listo para experimentar más felicidad en tu vida?
¡Un abrazo! Vilma Núñez, P.h.D.
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