Cómo se vive un apagón si dependes de la electricidad para respirar: "Me tumbé en el sofá para gastar lo mínimo"

El Ministerio de Sanidad incluye entre las incidencias más destacadas de la jornada de apagón la atención prioritaria a las personas electrodependientes, que coparon una buena parte de los avisos a emergencias y también acudieron por sus propios medios a los hospitales para conectarse a la red La resaca en los hospitales tras salvar el apagón: “Más allá de cierto caos, hemos sobrevivido bastante bien” Si la jornada de apagón de este lunes fue incierta para todo el mundo, los electrodependientes, quienes necesitan el suministro para respirar, la vivieron con una inquietud que fue creciendo con el paso de las horas. En su caso la luz equivale a oxígeno. A vida. Asunción Fenoll, de 73 años, tuvo que lidiar con una tensión doble: además de necesitar un equipo de ventilación mecánica dos tercios del día para compensar su enfermedad pulmonar (Epoc), utiliza una silla de ruedas eléctrica. “Estuve muy quieta para que no se agotara la batería. Pero a última hora del día tuvimos que llamar al 112 porque ya necesitaba conectarme a la BiPAP. Cuando vi las luces de la ambulancia mi oxígeno estaba pidiendo socorro. Y entonces volvió la luz. Como ya estaba el médico, me tomó las constantes vitales, saturaba al 88%. Te quedas con el susto en el cuerpo pero todo terminó bien. Me puse mi máscara y a descansar”, cuenta un día después esta mujer de Elche (Alicante) que estaba pasando el día con su hija en la localidad de Santapola. Que fuera festivo en la Comunitat Valenciana permitió que Asunción pasara el mal trago acompañada. “Menos mal que no estaba sola”, resopla. Núria Grañán, enferma de fibrosis pulmonar y pendiente de trasplante de pulmón, requiere de oxígeno durante 24 horas al día. Durante el apagón, esta vecina de Santa Coloma de Gramenet (Barecelona), de 68 años, vio cómo sus reservas se iban agotando hora tras horas sin poder cargar la máquina y tuvo que salir en coche hacia el hospital Can Ruti acompañada de su hijo.  Cuando se dio el apagón, me quedaba un 60%. Me tumbé en el sofá para gastar lo mínimo, pero no fue suficiente, a las 19:30 estaba prácticamente a cero Núria Grañán Por suerte, no hizo falta que llegara al centro. “Cuando cogimos el coche vimos que los semáforos ya funcionaban, así que mi hijo subió a su casa, comprobó que había luz, y me instalé allí”, explica la mujer. Al ser dependiente día y noche de un dispositivo que proporciona oxígeno, Núria cuenta con una bombona de repuesto que le proporcionan desde el sistema público de salud, pero no sabe cuánto puede durar. La que usa para bajar a la calle tiene reservas para unas siete horas siempre que esté en reposo.  “Cuando se dio el apagón, me quedaba un 60%. Me tumbé en el sofá para gastar lo mínimo, pero no fue suficiente, a las 19:30 estaba prácticamente a cero”, explica. Su hijo, que vive cerca, se acercó al ambulatorio para pedir bombonas, pero no tenían. Así que sin línea para llamar a la ambulancia, cogieron el coche para ir al hospital. “Yo intenté mantener la calma, pero es cierto que cuando llegas al hospital puede pasar tiempo hasta que te atienden, y a mí sin la máquina me baja muchísimo el oxígeno”, cuenta. Finalmente, no sucedió. La entrada de urgencias del Hospital Clínico Universitario de Santiago, este lunes. Situaciones como las que vivieron Asunción y Núria forman parte de las “incidencias limitadas” que ha notificado el Ministerio de Sanidad durante el gran apagón. La atención involucró no solo a los servicios sanitarios, sino también a la Policía, que ayudó en algunos municipios a trasladar a los pacientes a los hospitales o a los centros de salud que tenían autonomía eléctrica al margen del suministro. En ciudades como Torrejón de Ardoz, en Madrid, acompañaron a la Unidad de Atención Domiciliaria del hospital a visitar a 24 pacientes que tenían

Abr 30, 2025 - 05:52
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Cómo se vive un apagón si dependes de la electricidad para respirar: "Me tumbé en el sofá para gastar lo mínimo"

Cómo se vive un apagón si dependes de la electricidad para respirar: "Me tumbé en el sofá para gastar lo mínimo"

El Ministerio de Sanidad incluye entre las incidencias más destacadas de la jornada de apagón la atención prioritaria a las personas electrodependientes, que coparon una buena parte de los avisos a emergencias y también acudieron por sus propios medios a los hospitales para conectarse a la red

La resaca en los hospitales tras salvar el apagón: “Más allá de cierto caos, hemos sobrevivido bastante bien”

Si la jornada de apagón de este lunes fue incierta para todo el mundo, los electrodependientes, quienes necesitan el suministro para respirar, la vivieron con una inquietud que fue creciendo con el paso de las horas. En su caso la luz equivale a oxígeno. A vida. Asunción Fenoll, de 73 años, tuvo que lidiar con una tensión doble: además de necesitar un equipo de ventilación mecánica dos tercios del día para compensar su enfermedad pulmonar (Epoc), utiliza una silla de ruedas eléctrica.

“Estuve muy quieta para que no se agotara la batería. Pero a última hora del día tuvimos que llamar al 112 porque ya necesitaba conectarme a la BiPAP. Cuando vi las luces de la ambulancia mi oxígeno estaba pidiendo socorro. Y entonces volvió la luz. Como ya estaba el médico, me tomó las constantes vitales, saturaba al 88%. Te quedas con el susto en el cuerpo pero todo terminó bien. Me puse mi máscara y a descansar”, cuenta un día después esta mujer de Elche (Alicante) que estaba pasando el día con su hija en la localidad de Santapola. Que fuera festivo en la Comunitat Valenciana permitió que Asunción pasara el mal trago acompañada. “Menos mal que no estaba sola”, resopla.

Núria Grañán, enferma de fibrosis pulmonar y pendiente de trasplante de pulmón, requiere de oxígeno durante 24 horas al día. Durante el apagón, esta vecina de Santa Coloma de Gramenet (Barecelona), de 68 años, vio cómo sus reservas se iban agotando hora tras horas sin poder cargar la máquina y tuvo que salir en coche hacia el hospital Can Ruti acompañada de su hijo. 

Cuando se dio el apagón, me quedaba un 60%. Me tumbé en el sofá para gastar lo mínimo, pero no fue suficiente, a las 19:30 estaba prácticamente a cero

Núria Grañán

Por suerte, no hizo falta que llegara al centro. “Cuando cogimos el coche vimos que los semáforos ya funcionaban, así que mi hijo subió a su casa, comprobó que había luz, y me instalé allí”, explica la mujer. Al ser dependiente día y noche de un dispositivo que proporciona oxígeno, Núria cuenta con una bombona de repuesto que le proporcionan desde el sistema público de salud, pero no sabe cuánto puede durar. La que usa para bajar a la calle tiene reservas para unas siete horas siempre que esté en reposo. 

“Cuando se dio el apagón, me quedaba un 60%. Me tumbé en el sofá para gastar lo mínimo, pero no fue suficiente, a las 19:30 estaba prácticamente a cero”, explica. Su hijo, que vive cerca, se acercó al ambulatorio para pedir bombonas, pero no tenían. Así que sin línea para llamar a la ambulancia, cogieron el coche para ir al hospital. “Yo intenté mantener la calma, pero es cierto que cuando llegas al hospital puede pasar tiempo hasta que te atienden, y a mí sin la máquina me baja muchísimo el oxígeno”, cuenta. Finalmente, no sucedió.

La entrada de urgencias del Hospital Clínico Universitario de Santiago, este lunes.

Situaciones como las que vivieron Asunción y Núria forman parte de las “incidencias limitadas” que ha notificado el Ministerio de Sanidad durante el gran apagón. La atención involucró no solo a los servicios sanitarios, sino también a la Policía, que ayudó en algunos municipios a trasladar a los pacientes a los hospitales o a los centros de salud que tenían autonomía eléctrica al margen del suministro. En ciudades como Torrejón de Ardoz, en Madrid, acompañaron a la Unidad de Atención Domiciliaria del hospital a visitar a 24 pacientes que tenían soporte ventilatorio para comprobar cómo estaban. De ellos, cinco tuvieron que ser trasladados, confirma la Consejería de Sanidad. En varios hospitales se habilitaron salas para que los enfermos pudieran conectarse a la red.

Reclaman un protocolo

La Asociación Nacional de Pacientes con Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (APEPOC) reclama a las administraciones un registro de electrodependientes sanitarios y un protocolo de actuación ante apagones como el que vivió España este lunes. “Necesitan un suministro de energía eléctrica constante y en niveles de tensión adecuados para el funcionamiento de sus equipos médicos para evitar riesgos en su vida”, asegura su portavoz, Nicole Hass.

“Si esto ha pasado una vez, puede pasar otra. Las compañías suministradoras de energía igual que te hacen promociones de horas valle para captar clientes, deberían darnos seguridad a los electrodependientes en estos casos”, reclama Fenoll. “Personalmente –continúa– me fastidió bastante ver que Mercadona tenía luz y yo no. Para nosotros esto significa vivir o no vivir”. Una de sus vecinas, con un estado avanzado de ELA, también pasó la jornada con mucha zozobra. “Primero no podía subir a casa sin el ascensor y los bomberos tardaron tres horas en llegar. Después, su marido tuvo que ir a cargar uno de sus dispositivos para respirar al centro de salud, menos mal que tenía dos y pudo solucionarlo”, relata.

Las compañías suministradoras de energía igual que te hacen promociones de horas valle para captar clientes, deberían darnos seguridad a los electrodependientes en estos casos",

Asunción Fenoll

En toda Catalunya, los Servicios de Emergencias Médicas (SEM) atendieron entre el lunes y el martes a las 10:00 horas un total de 340 casos relacionados con administraciones a domicilio de oxígeno y también en residencias de ancianos. Las ambulancias respondieron a través de las llamadas al 061 Salut Respon, que estuvo afectado solo unas horas. El SEM, sin embargo, funcionó mediante grupos electrógenos y emisoras de radio internas. El servicio de emergencias 112 de Madrid recibió, sobre todo, llamadas de pacientes electrodependientes, confirman a este medio dos trabajadores que cubrieron diferentes turnos: “Fue un día complicadísimo porque tuvimos muchos problemas de comunicación con los servicios de intervención, entre ellos los sanitarios”.

Las residencias de mayores que disponían de generadores salvaron la papeleta con mejor fortuna. “Fue un caos pero dentro de lo malo contábamos con tres generadores así que hemos podido adaptarnos y no hemos tenido problema para administrar oxígeno”, expresaba una trabajadora del centro de mayores Gravina, en Madrid. El Gobierno regional informó este lunes de que algunas residencias derivaron a usuarios a hospitales como “medida preventiva por si se quedaban sin oxígeno”.

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