Cinco espectaculares jardines históricos que en primavera alcanzan su máximo esplendor

Pasear entre fuentes, esculturas y caminos bordeados de flores es uno de esos pequeños placeres que la primavera convierte en momentos inolvidables. Y si además lo haces en escenarios cargados de historia, la experiencia cuenta el doble

Abr 2, 2025 - 19:37
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Cinco espectaculares jardines históricos que en primavera alcanzan su máximo esplendor

Después de semanas de lluvia y cielos grises apetece más que nunca salir a disfrutar del aire libre y dejarse llevar por los colores, los aromas y esa luz especial que solo trae la primavera. Y puestos a elegir lugares donde esta estación se vive con más intensidad hay que quedarse con los jardines históricos. Este año, además, la naturaleza ha tenido una buena reserva de agua, así que todo apunta a que la floración será especialmente generosa. Rosales, glicinias, magnolios, lavandas… todo empieza a despertar a la vez y a regalar estampas difíciles de olvidar.

Entre tantos espacios verdes repartidos por el país hay algunos que, además de belleza, suman siglos de historia. Recorremos cinco de esos jardines en los que la primavera deja su versión más espectacular.

Real Jardín Botánico de Madrid

Situado en pleno centro de la capital, junto al Museo del Prado, es una visita encantadora y relajante en cualquier época del año, pero en primavera se supera y la experiencia es una maravilla. Fundado en 1755 por orden de Fernando VI y trasladado a su ubicación actual por Carlos III, este jardín ilustrado no solo guarda más de dos siglos de historia, también alberga más de 5.000 especies vivas de todo el mundo organizadas con un orden casi científico que invita tanto a la contemplación como al aprendizaje.

El Real Jardín Botánico de Madrid alberga colecciones de plantas aromáticas y árboles singulares de varios continentes

Además del estallido de color de las rosaledas en flor, los magnolios y los cerezos repletos de flores y algunas otras plantas que aportan tonos más especiales, en su trazado se descubren otras colecciones interesantes como las plantas aromáticas, árboles singulares y especies traídas de América, Asia y Australia.

Jardines del Generalife (Granada)

Aunque forma parte del complejo de La Alhambra, el Generalife tiene identidad propia (y una entrada diferente que es más fácil de conseguir y es mucho más económica). Fue concebido como lugar de descanso para los sultanes nazaríes y siglos después sigue siendo un remanso de paz. Su nombre significa literalmente “Jardín del Arquitecto” o “Jardín del Paraíso” y no cuesta nada entender por qué.

El nombre Generalife significa literalmente “Jardín del Arquitecto” o “Jardín del Paraíso" y no es difícil entender por qué

En cuanto el sol empieza a pegar con fuerza en la ciudad andaluza, estos jardines llenos de historia se convierten en el mejor lugar pasa pasear y, todo hay que decirlo, hacerse una buena sesión de fotos. Es en estas fechas cuando el sonido del agua es más relajante y agradable, cuando el verde de los setos de arrayán es más intenso y los jazmines trepan hasta pasar los muros. Con la silueta de Sierra Nevada (todavía con nieve) a un lado y el blanco barrio del Albaicín al otro, estos jardines cuentan con unas vistas tan hermosas como sus propios rincones.

Jardines de Santa Clotilde (Lloret de Mar)

En lo alto de un acantilado con vistas al Mediterráneo, los Jardines de Santa Clotilde son una de las joyas naturales más sorprendentes y menos conocidas de la costa catalana. Diseñados a principios del siglo XX por Nicolau Maria Rubió i Tudurí siguiendo la estética de los jardines renacentistas italianos, este espacio combina a la perfección la vegetación mediterránea con la arquitectura clásica.

Los Jardines de Santa Clotilde son una de las joyas naturales más sorprendentes y menos conocidas de la costa catalana

El paseo se organiza a través de senderos que bajan suavemente hasta el borde del acantilado rodeados de cipreses, fuentes, escalinatas y estatuas que parecen custodiar el jardín y que le dan ese aire de escenario de serie romántica que tanto gusta. Pese a su belleza, sigue siendo un rincón tranquilo, sin aglomeraciones, ideal para perderse un rato entre perspectivas perfectas y miradores al Mediterráneo.

Jardines del Palacio de La Granja de San Ildefonso (Segovia)

Inspirados en los de Versalles, pero con una personalidad propia marcada por el entorno de la Sierra de Guadarrama, los Jardines de La Granja son una auténtica obra de arte vegetal e hidráulica. Diseñados en el siglo XVIII para Felipe V, este conjunto monumental une la grandiosidad del jardín francés con la frescura del paisaje castellano.

Los días señalados de "fuentes en funcionamiento” ofrecen un espectáculo de agua que convierte el paseo por los jardines La Granja en una experiencia única

Lo más llamativo de este espacio es el juego que hacen las fuentes monumentales, las amplias avenidas arboladas y las terrazas ajardinadas que se adaptan a la topografía del terreno. En primavera, con el deshielo, las fuentes cobran vida de manera aún más especial. Algunos días señalados, los llamados de “fuentes en funcionamiento”, ofrecen un auténtico espectáculo de agua que convierte el paseo en una experiencia única. En la página patrimonionacional.es se puede comprobar qué días está disponible esta atracción.

Jardines de Monforte (Valencia)

A solo unos pasos del bullicio de la ciudad, los Jardines de Monforte son un remanso de paz y elegancia que, a pesar de su belleza, sigue siendo uno de esos rincones algo menos conocidos de Valencia. Su origen se remonta al siglo XIX y están considerados uno de los mejores ejemplos de jardín neoclásico español.

Los Jardines de Monforte están considerados uno de los mejores ejemplos de jardín neoclásico español

Organizado en terrazas, con paseos geométricos, esculturas de mármol, fuentes y estanques, el jardín mantiene intacta la esencia romántica de los parques históricos. En primavera, las glicinias trepando por las pérgolas, las rosas y las magnolias en plena floración llenan de vida cada rincón.

Lo que hace especial a Monforte es precisamente su escala humana y su atmósfera recogida. No es un jardín monumental sino un espacio íntimo, casi secreto, perfecto para pasear sin prisa, sentarse junto a una fuente o disfrutar de una tarde soleada bajo la sombra de un ciprés. Una joya escondida en plena ciudad que, en primavera, luce en su máximo esplendor.

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