¿Te sientes como la madre de tu pareja? La frase tóxica que los psicólogos te advierten que no uses
Preparar la maleta antes de un viaje, organizar una fiesta familiar, encargarse de los regalos, vigilar el presupuesto del hogar, cocinar, limpiar… Si una sola persona asume sistemáticamente este tipo de tareas en una relación, es posible que esté funcionando más como cuidador que como pareja. La psicóloga y psicoterapeuta Lotta Heiskanen, de la red de salud Terveystalo (Finlandia), reconoce que esta situación es más habitual de lo que parece, especialmente en parejas heterosexuales donde muchas mujeres expresan sentir que su pareja se comporta "como un niño" más que como un compañero adulto. ¿Por qué surge esta sensación? Este sentimiento no surge de un solo episodio puntual, sino de una carga acumulada durante años. Heiskanen señala que el origen suele estar en un reparto desigual de responsabilidades dentro del hogar, que se da por sentado y rara vez se discute abiertamente. "Se trata del llamado metatrabajo: todas esas pequeñas decisiones, recordatorios y gestiones que permiten que la vida diaria funcione y que muchas veces no se ven, pero que alguien siempre asume", explica. Si bien algunas parejas pueden convivir con una dinámica en la que uno lidera y otro se deja llevar sin conflicto aparente, los problemas emergen cuando esa distribución no es elegida, sino impuesta o asumida por inercia. "Cuando una de las partes es siempre la más responsable y la otra constantemente evita implicarse, eso genera frustración, rabia y sensación de injusticia", añade. Este tipo de desequilibrio no solo afecta la convivencia, sino también la conexión emocional y sexual. "Es difícil mantener el deseo cuando empiezas a ver a tu pareja como una persona a la que hay que cuidar o corregir constantemente. El vínculo se resiente", indica la especialista. Evita esta frase tóxica: "Eres como un niño" Heiskanen también advierte sobre el uso de ciertas expresiones despectivas en estas situaciones. Frases como "mi pareja es como un niño" pueden parecer inocentes o incluso cómicas, pero con el tiempo se convierten en una forma de invalidación. "Ese tipo de lenguaje es muy tóxico. Minimiza al otro y puede afectar gravemente su autoestima. Además, cuando estas críticas se hacen delante de los hijos, también se les transmite un mensaje doloroso", subraya. En algunos casos, este tipo de comunicación puede rozar lo que la psicóloga considera violencia psicológica: desvalorizar repetidamente al otro bajo la apariencia de bromas o críticas constantes, generando un ambiente hostil y deteriorando la salud mental. Posibles remedios La solución, apunta Heiskanen, pasa por fomentar una conversación honesta sobre la distribución de las responsabilidades y sobre cómo cada uno se siente dentro de la relación. "No se trata de lograr una división perfecta, sino de encontrar un equilibrio en el que ambos puedan sentirse respetados, escuchados y valorados". Si, tras intentarlo, la sensación de carga y frustración persiste, es importante plantearse si la relación sigue siendo sana. "En última instancia, hay que decidir si se puede amar al otro tal como es o si es mejor seguir caminos separados. A veces, lo más valiente es reconocer que...
Preparar la maleta antes de un viaje, organizar una fiesta familiar, encargarse de los regalos, vigilar el presupuesto del hogar, cocinar, limpiar… Si una sola persona asume sistemáticamente este tipo de tareas en una relación, es posible que esté funcionando más como cuidador que como pareja. La psicóloga y psicoterapeuta Lotta Heiskanen, de la red de salud Terveystalo (Finlandia), reconoce que esta situación es más habitual de lo que parece, especialmente en parejas heterosexuales donde muchas mujeres expresan sentir que su pareja se comporta "como un niño" más que como un compañero adulto. ¿Por qué surge esta sensación? Este sentimiento no surge de un solo episodio puntual, sino de una carga acumulada durante años. Heiskanen señala que el origen suele estar en un reparto desigual de responsabilidades dentro del hogar, que se da por sentado y rara vez se discute abiertamente. "Se trata del llamado metatrabajo: todas esas pequeñas decisiones, recordatorios y gestiones que permiten que la vida diaria funcione y que muchas veces no se ven, pero que alguien siempre asume", explica. Si bien algunas parejas pueden convivir con una dinámica en la que uno lidera y otro se deja llevar sin conflicto aparente, los problemas emergen cuando esa distribución no es elegida, sino impuesta o asumida por inercia. "Cuando una de las partes es siempre la más responsable y la otra constantemente evita implicarse, eso genera frustración, rabia y sensación de injusticia", añade. Este tipo de desequilibrio no solo afecta la convivencia, sino también la conexión emocional y sexual. "Es difícil mantener el deseo cuando empiezas a ver a tu pareja como una persona a la que hay que cuidar o corregir constantemente. El vínculo se resiente", indica la especialista. Evita esta frase tóxica: "Eres como un niño" Heiskanen también advierte sobre el uso de ciertas expresiones despectivas en estas situaciones. Frases como "mi pareja es como un niño" pueden parecer inocentes o incluso cómicas, pero con el tiempo se convierten en una forma de invalidación. "Ese tipo de lenguaje es muy tóxico. Minimiza al otro y puede afectar gravemente su autoestima. Además, cuando estas críticas se hacen delante de los hijos, también se les transmite un mensaje doloroso", subraya. En algunos casos, este tipo de comunicación puede rozar lo que la psicóloga considera violencia psicológica: desvalorizar repetidamente al otro bajo la apariencia de bromas o críticas constantes, generando un ambiente hostil y deteriorando la salud mental. Posibles remedios La solución, apunta Heiskanen, pasa por fomentar una conversación honesta sobre la distribución de las responsabilidades y sobre cómo cada uno se siente dentro de la relación. "No se trata de lograr una división perfecta, sino de encontrar un equilibrio en el que ambos puedan sentirse respetados, escuchados y valorados". Si, tras intentarlo, la sensación de carga y frustración persiste, es importante plantearse si la relación sigue siendo sana. "En última instancia, hay que decidir si se puede amar al otro tal como es o si es mejor seguir caminos separados. A veces, lo más valiente es reconocer que...
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