Camps, el renacido: un problema 'berlanguiano' para Feijóo
Edificio Veles e Vents en plena Marina de la ciudad de Valencia. Son las diez y media de la mañana y las viejas glorias del PP empiezan a llegar al acto de Francisco Camps, su amado ex líder. Con música en directo, a Camps le esperan varios exaltos cargos enfervorecidos, entre ellos, cuatro condenados por corrupción: el expresidente de la Diputación de Castellón Carlos Fabra; el expresidente de la Diputación de Valencia Alfonso Rus; el exvicepresidente de la Diputación de Castellón Francisco Martínez; y el exdirector general de la Generalitat José María Felip. El acto es, literalmente, una escena de la película no rodada del mítico director valenciano, Luis García Berlanga, que podría llamarse El renacido, pero que más allá del cachondeo, es un problema muy real para Alberto Núñez Feijóo. Un acto rebosante de caspa y corruptos Antes del mitin de Camps, el expresidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra, que ha estado en la cárcel y actualmente está imputado en otro procedimiento, baila ajeno a los comentarios de los periodistas, que van haciendo recuento de los corruptos condenados, y de los excargos campsistas absueltos que pululan con amplias sonrisas por el recinto. Una periodista dice, entre risas, que debería haber un cartel en la puerta que pusiera: "only absueltos". Van pasando los minutos, y a las once y media de la mañana, con hora y media de retraso, llega Camps. Cual estrella del rock, los allí congregados graban con sus móviles mientras gritan "presidente, presidente". De fondo, y mientras saluda a la multitud, han sonado dos canciones: la primera, I will survive, muy oportuna en su caso. La segunda, la canción que alguien ha perpetrado y le dedicado a Camps. La caspa lo cubre todo. Antes de su momento de gloria, varios miembros de Nuevas Generaciones, exalcaldes con Sonia Castedo a la cabeza, y amigos varios suben al escenario para gritar alabanzas al amado líder. Son las doce y media cuando llega el momento esperado por todos los presentes. Un sonriente Paco Camps toma el relevo de los teloneros. Ha llegado el momento, su momento. Camps, un problema para Feijóo Como informamos en ElPlural.com, Camps hace un mitin en el que dice sin decir, amenaza sin amenazar y lanza un misil termonuclear hacia la línea de flotación de Alberto Núñez Feijóo, que si midiera en cantidades de cianuro el amor que le tiene al expresidente no mataría ni a una mosca. El acto ha sido una tocada de narices interesante en el peor momento posible, y eso el expresidente Camps lo sabe perfectamente. Él ha sido el único que ha ganado algo con la DANA, pues ni en sus sueños más húmedos hubiera podido imaginar tener un terreno tan abonado para tratar de conseguir algo de rédito político. La pregunta es qué busca. Todos sabemos que desearía volver a presentarse a presidente de la Generalitat, pero también todos sabemos, él incluido, que tiene tantas oportunidades de que eso suceda como de ser nombrado fallera mayor infantil de...
Edificio Veles e Vents en plena Marina de la ciudad de Valencia. Son las diez y media de la mañana y las viejas glorias del PP empiezan a llegar al acto de Francisco Camps, su amado ex líder. Con música en directo, a Camps le esperan varios exaltos cargos enfervorecidos, entre ellos, cuatro condenados por corrupción: el expresidente de la Diputación de Castellón Carlos Fabra; el expresidente de la Diputación de Valencia Alfonso Rus; el exvicepresidente de la Diputación de Castellón Francisco Martínez; y el exdirector general de la Generalitat José María Felip. El acto es, literalmente, una escena de la película no rodada del mítico director valenciano, Luis García Berlanga, que podría llamarse El renacido, pero que más allá del cachondeo, es un problema muy real para Alberto Núñez Feijóo. Un acto rebosante de caspa y corruptos Antes del mitin de Camps, el expresidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra, que ha estado en la cárcel y actualmente está imputado en otro procedimiento, baila ajeno a los comentarios de los periodistas, que van haciendo recuento de los corruptos condenados, y de los excargos campsistas absueltos que pululan con amplias sonrisas por el recinto. Una periodista dice, entre risas, que debería haber un cartel en la puerta que pusiera: "only absueltos". Van pasando los minutos, y a las once y media de la mañana, con hora y media de retraso, llega Camps. Cual estrella del rock, los allí congregados graban con sus móviles mientras gritan "presidente, presidente". De fondo, y mientras saluda a la multitud, han sonado dos canciones: la primera, I will survive, muy oportuna en su caso. La segunda, la canción que alguien ha perpetrado y le dedicado a Camps. La caspa lo cubre todo. Antes de su momento de gloria, varios miembros de Nuevas Generaciones, exalcaldes con Sonia Castedo a la cabeza, y amigos varios suben al escenario para gritar alabanzas al amado líder. Son las doce y media cuando llega el momento esperado por todos los presentes. Un sonriente Paco Camps toma el relevo de los teloneros. Ha llegado el momento, su momento. Camps, un problema para Feijóo Como informamos en ElPlural.com, Camps hace un mitin en el que dice sin decir, amenaza sin amenazar y lanza un misil termonuclear hacia la línea de flotación de Alberto Núñez Feijóo, que si midiera en cantidades de cianuro el amor que le tiene al expresidente no mataría ni a una mosca. El acto ha sido una tocada de narices interesante en el peor momento posible, y eso el expresidente Camps lo sabe perfectamente. Él ha sido el único que ha ganado algo con la DANA, pues ni en sus sueños más húmedos hubiera podido imaginar tener un terreno tan abonado para tratar de conseguir algo de rédito político. La pregunta es qué busca. Todos sabemos que desearía volver a presentarse a presidente de la Generalitat, pero también todos sabemos, él incluido, que tiene tantas oportunidades de que eso suceda como de ser nombrado fallera mayor infantil de...
Publicaciones Relacionadas