Así es la oruga de Hawái que utiliza partes de insectos muertos para camuflarse y cazar

Confunde a sus depredadores - Este insecto forma parte de un grupo de polillas que evolucionaron con hábitos extremos como el canibalismo o la carroña, aunque ninguna otra ha alcanzado un nivel tan sofisticado de adaptación como esta recolectora de despojos. Miles de escorpiones son criados como si fueran vacas para extraerles el veneno más caro del mundo Cuando no se tiene fuerza para luchar ni velocidad para huir, toca tirar de ingenio. En Hawái, una oruga ha convertido restos de insectos en su mejor defensa, un hábito que lleva perfeccionando desde hace millones de años. Con trocitos de alas, cabezas y patas ajenas, este diminuto animal ha desarrollado uno de los camuflajes más macabros de la naturaleza. Mientras la mayoría de sus congéneres se limitan a masticar hojas en paz, esta criatura se ha especializado en vestir restos para sobrevivir. Su vida depende de pasar desapercibida en una de las junglas más silenciosas del planeta. Así arranca la historia de la oruga conocida como la coleccionista de huesos. Una oruga carnívora y carroñera en el corazón de Oahu La protagonista de esta especie vive recluida en apenas 15 kilómetros cuadrados de bosque montañoso en la isla de Oahu, una superficie tan pequeña que podría cruzarse en poco más de una mañana. Según el estudio dirigido por Daniel Rubinoff y publicado en Science, pertenece al género Hyposmocoma, un grupo ancestral de polillas que ha colonizado Hawái en formas insospechadas. Lo más peculiar de esta oruga no es solo su camuflaje: es carnívora, carroñera y, cuando la situación aprieta, caníbal. Esto la coloca en el 0,1% de los lepidópteros depredadores, ya que casi 200.000 especies conocidas de polillas y mariposas son herbívoras. Se alimenta de insectos moribundos atrapados en telarañas, donde encuentra un bufé servido sin moverse demasiado. No caza, simplemente espera a que otros hagan el trabajo sucio. Las polillas adultas depositan sus huevos en estos rincones ocultos, y cuando la larva eclosiona, el festín comienza.  Cómo una oruga engaña a las arañas para no ser vista. Como explicaba Michael San Jose, investigador de la Universidad de Hawái en Mānoa, en declaraciones recogidas por SINC, “las orugas y las arañas viven dentro de troncos en descomposición y debajo de rocas, lugares con muy poca luz”. Para protegerse de sus vecinos más peligrosos, las arañas, la coleccionista de huesos recurre a un truco asombroso. El equipo de científicos observó que “decoran meticulosamente su cobertura portátil con partes del cuerpo de insectos, seleccionando, dimensionando y encajando con cuidado todas las partes para evitar ser detectadas”. Esta estrategia no es casual. Los investigadores señalan que, al cubrirse con restos de presas, las orugas engañan a las arañas haciéndolas pasar por basura orgánica que ya no representa una amenaza ni un bocado apetecible. No es la única oruga de estas características que corretea por las montañas de Oahu. Esta isla, como el resto del archipiélago, ha producido criaturas únicas debido a su aislamiento extremo. Orugas como las del género Eupithecia, que también son carnívoras, comparten este hábitat singular, aunque ninguna había perfeccionado el arte del camuflaje como la coleccionista de huesos. Akito Kawahara, director del Centro McGuire para Lepidópteros y Biodiversidad del Museo de Florida, recordaba en Scientific American que “las condiciones de Hawái son muy diferentes a las de otros lugares del mundo”, lo que ha permitido adaptaciones como esta. Podría acabar desapareciendo El problema es que tanta especialización tiene su precio. El hallazgo de apenas 62 ejemplares en más de dos décadas de búsqueda da una idea de su fragilidad. Michael San Jose explicaba que, a través del análisis genético, “inferimos que el origen de las coleccionistas de huesos es anterior a la formación de la isla de Kauai”. Las especies invasoras y el cambio climático amenazan con bo

May 11, 2025 - 15:14
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Así es la oruga de Hawái que utiliza partes de insectos muertos para camuflarse y cazar

Así es la oruga de Hawái que utiliza partes de insectos muertos para camuflarse y cazar

Confunde a sus depredadores - Este insecto forma parte de un grupo de polillas que evolucionaron con hábitos extremos como el canibalismo o la carroña, aunque ninguna otra ha alcanzado un nivel tan sofisticado de adaptación como esta recolectora de despojos.

Miles de escorpiones son criados como si fueran vacas para extraerles el veneno más caro del mundo

Cuando no se tiene fuerza para luchar ni velocidad para huir, toca tirar de ingenio. En Hawái, una oruga ha convertido restos de insectos en su mejor defensa, un hábito que lleva perfeccionando desde hace millones de años. Con trocitos de alas, cabezas y patas ajenas, este diminuto animal ha desarrollado uno de los camuflajes más macabros de la naturaleza.

Mientras la mayoría de sus congéneres se limitan a masticar hojas en paz, esta criatura se ha especializado en vestir restos para sobrevivir. Su vida depende de pasar desapercibida en una de las junglas más silenciosas del planeta. Así arranca la historia de la oruga conocida como la coleccionista de huesos.

Una oruga carnívora y carroñera en el corazón de Oahu

La protagonista de esta especie vive recluida en apenas 15 kilómetros cuadrados de bosque montañoso en la isla de Oahu, una superficie tan pequeña que podría cruzarse en poco más de una mañana. Según el estudio dirigido por Daniel Rubinoff y publicado en Science, pertenece al género Hyposmocoma, un grupo ancestral de polillas que ha colonizado Hawái en formas insospechadas.

Lo más peculiar de esta oruga no es solo su camuflaje: es carnívora, carroñera y, cuando la situación aprieta, caníbal. Esto la coloca en el 0,1% de los lepidópteros depredadores, ya que casi 200.000 especies conocidas de polillas y mariposas son herbívoras.

Se alimenta de insectos moribundos atrapados en telarañas, donde encuentra un bufé servido sin moverse demasiado. No caza, simplemente espera a que otros hagan el trabajo sucio. Las polillas adultas depositan sus huevos en estos rincones ocultos, y cuando la larva eclosiona, el festín comienza.

 Cómo una oruga engaña a las arañas para no ser vista.

Como explicaba Michael San Jose, investigador de la Universidad de Hawái en Mānoa, en declaraciones recogidas por SINC, “las orugas y las arañas viven dentro de troncos en descomposición y debajo de rocas, lugares con muy poca luz”.

Para protegerse de sus vecinos más peligrosos, las arañas, la coleccionista de huesos recurre a un truco asombroso. El equipo de científicos observó que “decoran meticulosamente su cobertura portátil con partes del cuerpo de insectos, seleccionando, dimensionando y encajando con cuidado todas las partes para evitar ser detectadas”.

Esta estrategia no es casual. Los investigadores señalan que, al cubrirse con restos de presas, las orugas engañan a las arañas haciéndolas pasar por basura orgánica que ya no representa una amenaza ni un bocado apetecible.

No es la única oruga de estas características que corretea por las montañas de Oahu. Esta isla, como el resto del archipiélago, ha producido criaturas únicas debido a su aislamiento extremo. Orugas como las del género Eupithecia, que también son carnívoras, comparten este hábitat singular, aunque ninguna había perfeccionado el arte del camuflaje como la coleccionista de huesos.

Akito Kawahara, director del Centro McGuire para Lepidópteros y Biodiversidad del Museo de Florida, recordaba en Scientific American que “las condiciones de Hawái son muy diferentes a las de otros lugares del mundo”, lo que ha permitido adaptaciones como esta.

Podría acabar desapareciendo

El problema es que tanta especialización tiene su precio. El hallazgo de apenas 62 ejemplares en más de dos décadas de búsqueda da una idea de su fragilidad. Michael San Jose explicaba que, a través del análisis genético, “inferimos que el origen de las coleccionistas de huesos es anterior a la formación de la isla de Kauai”.

Las especies invasoras y el cambio climático amenazan con borrar del mapa una de las historias más antiguas y misteriosas de Hawái.

Una antigüedad que no las libra del riesgo de desaparecer en un abrir y cerrar de ojos, sobre todo en un entorno que se ve asediado por plantas invasoras, cerdos asilvestrados y el aumento de las temperaturas.

La situación no pinta bien. Hawái, considerada la capital mundial de las especies invasoras, pone en jaque a todo su ecosistema autóctono. Como explica San Jose, “existen plantas no nativas como la guayaba fresa, la albizia y el jengibre del Himalaya, así como ungulados asilvestrados como las cabras y los cerdos, que son altamente destructivos para los bosques autóctonos”. La combinación de amenazas externas y un hábitat tan reducido coloca a la oruga en una posición muy complicada.

La coleccionista de huesos es, en realidad, el último testigo de un linaje que empezó a coser trajes mortuorios mucho antes de que Hawái siquiera existiera en los mapas. Su desaparición sería la de una historia que, aunque pequeña en tamaño, pesa millones de años.

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