Apagón en Huelva: así vivió la ciudad las cinco horas sin electricidad
Alrededor de las 12.30 horas se fue la luz en toda España, lo que obligó a los comercios a paralizar la actividad en todas las localidades. En los negocios de Huelva capital muchos se quedaron con la baraja a medio echar por carecer de sistema manual de cierre o simplemente porque los trabajadores no sabían cómo accionarlo. La situación de parálisis en la mayoría de los establecimientos contrastaba con el ambiente que se vivía en las terrazas de los bares que siguieron funcionando. Muchos trabajadores de oficinas del centro que no pudieron seguir trabajando optaron por aprovechar el buen tiempo. «Menos mal que tengo algo de dinero en metálico porque otro día me coge sin nada en el bolsillo y sólo con la tarjeta que en estos casos, de poco sirve», describía una vecina que acababa de cambiar la mesa del despacho por una de las mesas de las terrazas de la Plaza de las Monjas. Durante los primeros minutos del apagón, reinó el desconcierto. En la calle Pablo Rada se veían a los trabajadores de tiendas, bares y oficinas en la calle, esperando que la situación se normalizara. En esos instantes iniciales se pensaba que el corte había sido un problema local. Pronto se fue difundiendo que el problema era a nivel nacional y que incluso afectaba a la vecina Portugal. El whatsapp, a trompicones, y la radio a pilas eran los principales vías de comunicación. La alcaldesa de la ciudad, Pilar Miranda, pedía a través de un vídeo a la ciudadanía que mantuviera la calma y que evitara en la medida de lo posible el uso del vehículo porque los semáforos no funcionaban. Por momentos, sobre todo a mediodía con la salida del trabajo de muchos ciudadanos, algunas de las carreteras de acceso a la autovía sufrieron retenciones. Como curiosidad, El Corte Inglés siguió funcionando durante el apagón. Hasta las escaleras mecánicas estaban en marcha y todas las cajas abiertas. No tuvieron tanta suerte otros supermercados, que cerraron porque las cajas no funcionaban y porque se les acabó el pan, que es lo que más demandaban los clientes, ya que no tenían electricidad en los hornos para poder hacer más. Muchos gremios, por lo tanto, sufrieron bastantes pérdidas económicas en la capital onubense durante las alrededor de cinco horas que duró el apagón. Los servicios ferroviarios se suspendieron en la estación de Huelva, así como también las clases extraescolares de por la tarde en una jornada caótica que se comenzó a normalizar ya pasadas las 17.30 y tras cinco horas de incertidumbre. El Ayuntamiento de Huelva activó un dispositivo especial para garantizar la seguridad y el bienestar de la ciudadanía ante la situación generada por el apagón a nivel nacional, que no produjo incidencias reseñables en la capital, más allá de llamadas por personas atrapadas en ascensores. Y lo mismo sucedió en la provincia mantuvo un dispositivo de seguimiento y atención durante toda la jornada. Por su parte, Moeve envió, desde el Parque Energético La Rábida al Hospital Juan Ramón Jiménez, mil litros de diésel por petición de las autoridades. Además, la compañía está colaborando con Decal para habilitar una cisterna de 30.000 litros a disposición de las autoridades para «las necesidades urgentes que vayan apareciendo». La compañía indicó que no tuvo que desalojar al personal, que estuvo en todo momento «trabajando con normalidad».
Alrededor de las 12.30 horas se fue la luz en toda España, lo que obligó a los comercios a paralizar la actividad en todas las localidades. En los negocios de Huelva capital muchos se quedaron con la baraja a medio echar por carecer de sistema manual de cierre o simplemente porque los trabajadores no sabían cómo accionarlo. La situación de parálisis en la mayoría de los establecimientos contrastaba con el ambiente que se vivía en las terrazas de los bares que siguieron funcionando. Muchos trabajadores de oficinas del centro que no pudieron seguir trabajando optaron por aprovechar el buen tiempo. «Menos mal que tengo algo de dinero en metálico porque otro día me coge sin nada en el bolsillo y sólo con la tarjeta que en estos casos, de poco sirve», describía una vecina que acababa de cambiar la mesa del despacho por una de las mesas de las terrazas de la Plaza de las Monjas. Durante los primeros minutos del apagón, reinó el desconcierto. En la calle Pablo Rada se veían a los trabajadores de tiendas, bares y oficinas en la calle, esperando que la situación se normalizara. En esos instantes iniciales se pensaba que el corte había sido un problema local. Pronto se fue difundiendo que el problema era a nivel nacional y que incluso afectaba a la vecina Portugal. El whatsapp, a trompicones, y la radio a pilas eran los principales vías de comunicación. La alcaldesa de la ciudad, Pilar Miranda, pedía a través de un vídeo a la ciudadanía que mantuviera la calma y que evitara en la medida de lo posible el uso del vehículo porque los semáforos no funcionaban. Por momentos, sobre todo a mediodía con la salida del trabajo de muchos ciudadanos, algunas de las carreteras de acceso a la autovía sufrieron retenciones. Como curiosidad, El Corte Inglés siguió funcionando durante el apagón. Hasta las escaleras mecánicas estaban en marcha y todas las cajas abiertas. No tuvieron tanta suerte otros supermercados, que cerraron porque las cajas no funcionaban y porque se les acabó el pan, que es lo que más demandaban los clientes, ya que no tenían electricidad en los hornos para poder hacer más. Muchos gremios, por lo tanto, sufrieron bastantes pérdidas económicas en la capital onubense durante las alrededor de cinco horas que duró el apagón. Los servicios ferroviarios se suspendieron en la estación de Huelva, así como también las clases extraescolares de por la tarde en una jornada caótica que se comenzó a normalizar ya pasadas las 17.30 y tras cinco horas de incertidumbre. El Ayuntamiento de Huelva activó un dispositivo especial para garantizar la seguridad y el bienestar de la ciudadanía ante la situación generada por el apagón a nivel nacional, que no produjo incidencias reseñables en la capital, más allá de llamadas por personas atrapadas en ascensores. Y lo mismo sucedió en la provincia mantuvo un dispositivo de seguimiento y atención durante toda la jornada. Por su parte, Moeve envió, desde el Parque Energético La Rábida al Hospital Juan Ramón Jiménez, mil litros de diésel por petición de las autoridades. Además, la compañía está colaborando con Decal para habilitar una cisterna de 30.000 litros a disposición de las autoridades para «las necesidades urgentes que vayan apareciendo». La compañía indicó que no tuvo que desalojar al personal, que estuvo en todo momento «trabajando con normalidad».
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