Ambientazo en el último sábado de Patios de Córdoba: «Notas que vive gente, no es algo que hagan para los turistas»

Si el primer sábado de patios las colas de Marroquíes nº 6 daban la vuelta a la esquina y casi llegaban a la altura de la calle Cepas, en esta ocasión, y por primera vez, se organizaban hacia el otro lado, por lo que pasaban de Chaparro y alcanzaban la muralla de la calle Adarve. Al no haberse presentado precisamente este año ningún patio en la calle Chaparro, esta organización permitía generar menores obstáculos en los congestionados recintos al tratarse de calles peatonales del casco histórico. El último fin de semana, con temperaturas excelentes, se convertía en la guinda para este festival, antes de la recta final hasta la Feria de Córdoba. El ambiente en Marroquíes 6 era de verdadera fiesta , con los propietarios ejerciendo de cicerones y turistas venidos de todas las partes de España y del mundo. Un verdadero espectáculo de gente y color. Albert, Manel, Xavier, Chusa, María y Joana proceden de Barcelona y todos habían venido ya a Córdoba alguna vez. En esta ocasión para pasar toda la semana y ver por primera vez los patios. Y ya habían visto al menos 16 recintos: «notas en ellos que vive gente, no es algo que hagan para los turistas». En ese sentido, una de las propietarias, Ángela Moreno, está acostumbrada a la espectacular afluencia y se congratula por la mención de honor recibida. Con un taller de cerámica en el lugar desde 1988 ha visto una gran evolución. Primero porque fueron incorporándose poco a poco calles al concurso . Pero también porque antes «venía más público de nuestra tierra y pueblecitos». Todo lo cambio la mención de la UNESCO como Patrimonio Inmaterial. El controlador de Marroquíes, Javier Vázquez, destaca la amabilidad de los dueños. Es su patio preferido de Córdoba. Lo único malo: «a veces en las colas, si hace mucho calor, algunas personas se ponen más nerviosas». Si Ángela Moreno tenía ya 37 años de experiencia, otros 29 cuenta en su haber Antonia Lucena, propietaria del patio de Ocaña nº 19, que coincide con su compañera: «antes había un público más cordobés y de la provincia». Y concluye con sentido del humor: «estos días son más agotadores para mí que poner el patio como está». Otra propietaria, Francis Serrano, en Tafures nº 2, destaca la gran floración de este año, en su caso «la buganvilla blanca, que tanto ha llamado la atención, y también la roja». Pablo Vicario, de Puertollano , ya conocía los patios de cuatro veces anteriores: «me gustan todos, soy un gran aficionado a la flora, independientemente de su tamaño, me encantan si tienen flores preciosas». Al igual que él, muchas personas aguardaban en las grandes colas de Santa Marina y San Agustín. Pero no sólo turistas, sino también cordobeses, como Manuel y Lola, que van paseando y entrando allá donde ven menos gentío: «no hemos tenido tiempo antes y éste es nuestro primer día de ruta». Esta pareja preguntaba por el fruto de un filodendro a Purificación Díaz y Antonia María de Rueda, voluntarias en el patio de la Iglesia del Juramento de San Rafael , que cuenta con dos espacios, uno lleno de coloridas flores y otro de plantas verdes, además de una enorme variedad. Ambas creen que ese fruto del filodendro será comestible, pero no están seguras. Las dos hacen un recorrido por las diversas categorías a las que se han presentado. Primero la antigua, luego patios singulares y ahora conventuales. En él habita aún el portero, cuya vivienda se está rehabilitando: «el patio tiene una estructura que refleja que se hizo para seguir la construcción de una capilla, por el suelo que se ve en uno de los espacios, pero se debió acabar el dinero». Esa capilla se hizo hace unos años, dedicada a la Virgen de Fátima. En San Juan de Palomares nº 11, de la Asociación Claveles y Gitanillas, segundo premio de patios singulares, uno de sus cuidadores, Ángel Castillo, observa más asistencia de extranjeros que nunca: «los fines de semana estamos llegando a 1.500 personas por día, una locura». Y del principio, con Marroquíes, se puede pasar al contraste con un patio que se presenta por primera vez, Jesús del Calvario nº 16, donde vive la familia de Rafael Guerrero Pérez, que con 17 años atiende amablemente a todos los asistentes. «Antiguamente era un patio de vecinos, aquí han llegado a vivir hasta once familias, ahora mis padres y yo». Como novato en estas lides ve un poco raro que tantísimas personas entren en su casa, mas asegura que la experiencia es buena. «Puede ser que repitamos». Su controladora, Josefa Sánchez, resalta, por su experiencia en varios patios, «la diferente esencia de cada uno».

May 17, 2025 - 18:02
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Ambientazo en el último sábado de Patios de Córdoba: «Notas que vive gente, no es algo que hagan para los turistas»
Si el primer sábado de patios las colas de Marroquíes nº 6 daban la vuelta a la esquina y casi llegaban a la altura de la calle Cepas, en esta ocasión, y por primera vez, se organizaban hacia el otro lado, por lo que pasaban de Chaparro y alcanzaban la muralla de la calle Adarve. Al no haberse presentado precisamente este año ningún patio en la calle Chaparro, esta organización permitía generar menores obstáculos en los congestionados recintos al tratarse de calles peatonales del casco histórico. El último fin de semana, con temperaturas excelentes, se convertía en la guinda para este festival, antes de la recta final hasta la Feria de Córdoba. El ambiente en Marroquíes 6 era de verdadera fiesta , con los propietarios ejerciendo de cicerones y turistas venidos de todas las partes de España y del mundo. Un verdadero espectáculo de gente y color. Albert, Manel, Xavier, Chusa, María y Joana proceden de Barcelona y todos habían venido ya a Córdoba alguna vez. En esta ocasión para pasar toda la semana y ver por primera vez los patios. Y ya habían visto al menos 16 recintos: «notas en ellos que vive gente, no es algo que hagan para los turistas». En ese sentido, una de las propietarias, Ángela Moreno, está acostumbrada a la espectacular afluencia y se congratula por la mención de honor recibida. Con un taller de cerámica en el lugar desde 1988 ha visto una gran evolución. Primero porque fueron incorporándose poco a poco calles al concurso . Pero también porque antes «venía más público de nuestra tierra y pueblecitos». Todo lo cambio la mención de la UNESCO como Patrimonio Inmaterial. El controlador de Marroquíes, Javier Vázquez, destaca la amabilidad de los dueños. Es su patio preferido de Córdoba. Lo único malo: «a veces en las colas, si hace mucho calor, algunas personas se ponen más nerviosas». Si Ángela Moreno tenía ya 37 años de experiencia, otros 29 cuenta en su haber Antonia Lucena, propietaria del patio de Ocaña nº 19, que coincide con su compañera: «antes había un público más cordobés y de la provincia». Y concluye con sentido del humor: «estos días son más agotadores para mí que poner el patio como está». Otra propietaria, Francis Serrano, en Tafures nº 2, destaca la gran floración de este año, en su caso «la buganvilla blanca, que tanto ha llamado la atención, y también la roja». Pablo Vicario, de Puertollano , ya conocía los patios de cuatro veces anteriores: «me gustan todos, soy un gran aficionado a la flora, independientemente de su tamaño, me encantan si tienen flores preciosas». Al igual que él, muchas personas aguardaban en las grandes colas de Santa Marina y San Agustín. Pero no sólo turistas, sino también cordobeses, como Manuel y Lola, que van paseando y entrando allá donde ven menos gentío: «no hemos tenido tiempo antes y éste es nuestro primer día de ruta». Esta pareja preguntaba por el fruto de un filodendro a Purificación Díaz y Antonia María de Rueda, voluntarias en el patio de la Iglesia del Juramento de San Rafael , que cuenta con dos espacios, uno lleno de coloridas flores y otro de plantas verdes, además de una enorme variedad. Ambas creen que ese fruto del filodendro será comestible, pero no están seguras. Las dos hacen un recorrido por las diversas categorías a las que se han presentado. Primero la antigua, luego patios singulares y ahora conventuales. En él habita aún el portero, cuya vivienda se está rehabilitando: «el patio tiene una estructura que refleja que se hizo para seguir la construcción de una capilla, por el suelo que se ve en uno de los espacios, pero se debió acabar el dinero». Esa capilla se hizo hace unos años, dedicada a la Virgen de Fátima. En San Juan de Palomares nº 11, de la Asociación Claveles y Gitanillas, segundo premio de patios singulares, uno de sus cuidadores, Ángel Castillo, observa más asistencia de extranjeros que nunca: «los fines de semana estamos llegando a 1.500 personas por día, una locura». Y del principio, con Marroquíes, se puede pasar al contraste con un patio que se presenta por primera vez, Jesús del Calvario nº 16, donde vive la familia de Rafael Guerrero Pérez, que con 17 años atiende amablemente a todos los asistentes. «Antiguamente era un patio de vecinos, aquí han llegado a vivir hasta once familias, ahora mis padres y yo». Como novato en estas lides ve un poco raro que tantísimas personas entren en su casa, mas asegura que la experiencia es buena. «Puede ser que repitamos». Su controladora, Josefa Sánchez, resalta, por su experiencia en varios patios, «la diferente esencia de cada uno».