Amazona, de Nuria Bueno #NovelaNegra 128

Primera incursión en la novela de esta escritora, más conocida como guionista de unas cuantas series de televisión bastante populares. La violencia vicaria le sirve para un thriller psicológico.

Abr 8, 2025 - 06:09
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Amazona, de Nuria Bueno #NovelaNegra 128

Nuria Bueno ha publicado en AdN Editorial recientemente su primera novela, Amazona. Con trabajos ya contrastados en los guiones de series como Compañeros, El Internado o Águila Roja, ha decidido dar el salto a la literatura. Lo hace con una novela que trata de la violencia vicaria y que podríamos encuadrar dentro del subgénero del thriller psicológico. Amazona se interna en el oscuro túnel de quien siente que su mundo se desmorona a manos de una pareja que se proyecta como la perfección personificada. El personaje central de la novela, Adriana, sufre desde la primera página porque, como buena guionista, la autora parte de una frase lapidaria inicial que impregna todo lo que viene a continuación.

La lectura nos proporciona un privilegiado punto de observación. Vamos acompañando a Adriana en el deambular por sus problemas psicológicos y psiquiátricos. Para que no se sienta del todo sola, la trama añade a un policía no exento de sus propios traumas. Una y otro son carne de cañón para la farmacología. Todo esto sin olvidar que Adriana participa en un grupo de apoyo en el que la sororidad se convertirá finalmente en otro punto central de la trama.

He tenido la sensación de que la autora quería que supiéramos de antemano lo que iba a suceder. Al menos en mi caso, los supuestos giros de guion no lo han sido en absoluto. Y en la medida en que estoy leyendo a una profesional del guion, quiero pensar que es algo premeditado. La trama nos sumerge sobre todo en el personaje central. Se trata de empatizar y de sentir los oscuros recovecos por los que se va transitando cuando casi todo son dudas y enfrente tu pareja domina la escena de una manera casi perfecta.

A veces me ha parecido que le vendrían mejor más diálogos. La profundidad a la que nos abocan tantas páginas de sufrimiento con Adriana puede llegar a resultar excesiva. La tensión está ahí, pero lo predecible de los acontecimientos creo que le quita el ritmo que hubiera conseguido si las conversaciones entre los personajes ocuparan más espacio en la novela. No hay duda de que la violencia vicaria es un asunto de suficiente relevancia como para tratarlo con cuidado cuando lo trasladas a la ficción. No es fácil evitar caer en estereotipos. No digo que la autora lo haga, pero yo al menos hubiera preferido más ingredientes y no tanta recurrencia en torno al perfil psicológico de Adriana. En cualquier caso, me he ventilado la novela en tres días, algo que, para mí siempre es buena señal.

Imagen de Artur Skoniecki en Pixabay.