Alzheimer: cómo elegir una internación y los errores que no hay que cometer

Ante el avance de la afección y la imposibilidad de cuidarla de la manera necesaria en el hogar, suele llegar también la decisión de internar a la persona. Pero, qué errores no hay que cometer.

May 3, 2025 - 20:30
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Alzheimer: cómo elegir una internación y los errores que no hay que cometer

Ante el diagnóstico de una enfermedad neurodegenerativa, como es el Alzheimer, es habitual que las familias se topen con la conmoción y el desconocimiento sobre cómo actuar de la mejor manera.

Ante el avance de la afección y la imposibilidad de cuidarla de la manera necesaria en el hogar, suele llegar también la decisión de institucionalizar a la persona. Sin embargo, no resulta sencillo orientarse sobre las opciones y elegir cuál sería la ideal para cada paciente.

En este punto, es central considerar que la respuesta no siempre es la misma. De acuerdo con los especialistas, esto depende no solo del presupuesto, sino también del avance de la patología y del estado del paciente, que varía en función de su nivel cognitivo, alteraciones conductuales y experiencias de vida.   

Alzheimer: en qué casos se busca la internación

Un ejemplo de estas situaciones es el caso de Estela, quien tuvo que internar a su marido de 84 años en un hogar de cuidados especiales, ya que la convivencia se había vuelto insostenible y, en ocasiones, peligrosa para ambos. 

Las recomendaciones para la internación.

"Decidí volver a hablar con el médico de mi esposo después de varios episodios de desorientación que lo llevaron a perderse en la calle. La sensación de no encontrarlo se volvió insostenible", cuenta.

"No quería hacerlo, me resistía, pero mis hijos insistieron. Comencé a sentirme más cansada en el cuidado, y me lastimé al intentar evitar que se cayera. Hasta que no estuve convencida, no pude tomar la decisión. Aun así, fue muy difícil", agrega.

El neurólogo aconsejó a la familia considerar la internación para garantizar cuidados dignos y evitar sobrecargas o lesiones. Entonces, el próximo paso fue encontrar el lugar más adecuado para que la vida de Carlos fuera lo más confortable posible y su familia se sintiera segura respecto al futuro de su ser querido.

Para la doctora Lía Susana Daichman, médica especialista en gerontología y geriatría y presidenta del Centro Internacional de Longevidad (ILC), el momento de tomar esta decisión es "cuando las condiciones del domicilio no pueden responder las necesidades de la persona". 

También hay otro momento crucial que es cuando el paciente se vuelve incontinente, invierte el ritmo del sueño o deja de reconocer a los familiares responsables de su cuidado, según explica.

La licenciada Mara Maslavski, coordinadora gerontológica de la Residencia Manantial, en donde se especializan en atención de personas con deterioro cognitivo, también apunta a estos argumentos.

"No hay un único momento para tomar esta decisión, dependerá de cada familia. No es estrictamente necesario que la enfermedad esté avanzada, con un diagnóstico de deterioro cognitivo se pueden planificar decisiones e intervenciones terapéuticas para acompañar el progreso de la enfermedad, que sabemos es irreversible y con necesidades de cuidado en aumento", dice.  

Qué evalúan los profesionales

El acompañamiento profesional adoptado por la familia no solo depende del estado de la persona, sino también de las necesidades y dudas familiares sobre cómo se tratará a su padre, madre, cónyuge o abuelo. 

"El argentino tiende a pensar que un paciente con Alzheimer debe ser atendido en casa hasta que ya no se puede sostener", detalla Maslavski. Esta creencia, que considera que el hogar es el mejor lugar, a menudo disminuye la calidad de atención del ser querido", agrega.

Daichman explica que el proceso de internación general debe comenzar con "valoración geriátrica integral", a la que define como "una evaluación multidimensional en la que se detectan, describen y aclaran los múltiples problemas de la persona mayor, se registran recursos y posibilidades del individuo, se asesora sobre la necesidad de servicios y se desarrolla un plan de cuidados basado en cuatro dimensiones: la clínica o biomédica, la funcional física, la funcional mental y la social". 

Con todos estos elementos, se establece un diagnóstico multidimensional de mayor precisión. "Permite planificar los cuidados del mejor modo posible y rentabilizar al máximo los recursos socio sanitarios", aclara la especialista. 

El proceso de ingreso en la modalidad de vivienda permanente, en el caso del espacio de trabajo de Maslavski, comienza con una entrevista y una visita a las instalaciones. Si hay acuerdo, se inician las entrevistas relacionadas con lo terapéutico y clínico (la valoración geriátrica integral mencionada por Daichman), generando una historia clínica que incluye la evaluación de la historia de vida y los gustos de la persona que será internada.

"Nosotros abordamos todo el proceso de internación desde una perspectiva integral: terapéutica, clínica y ambiental", subraya Maslavski. Este tipo de mirada responde a la importancia de contemplar aspectos clínicos, neuropsicológicos, nutricionales y funcionales, para crear una propuesta de tratamiento personalizada, según el estadio cognitivo, funcional y la historia de vida de cada persona.

Maslavski comenta que la historia de cada persona se recoge a través de una entrevista extensa. "Eso ayuda a conocerla y es crucial para los momentos en que no esté en condiciones de recordar sus propios gustos", indica. "Puede que no recuerde el perfume que le gusta, pero si lo tenemos, podemos ofrecérselo y ayudará a que se sienta mejor al experimentar ese aroma familiar", especifica.

Las estadísticas del Alzheimer.

En esa línea, insiste en la relevancia de no esperar al avance prolongado de la enfermedad. "Generalmente los pacientes llegan en condiciones desfavorables porque el nivel de cuidado en casa es diferente", indica.

"No por falta de amor, sino por las limitaciones del familiar cuidador, que a menudo no dispone de un enfermero o profesionales capacitados para tratar a una persona con dificultades cognitivas o conductuales", cierra la especialista.

El Alzheimer y las estadísticas

Según el Programa Nacional de Datos, Docencia e Investigación en Alzheimer (Pronadial) de la Facultad de Medicina de la UBA, la población de adultos mayores está creciendo significativamente. "Se espera un aumento en la prevalencia e incidencia de enfermedades relacionadas con la edad, como la incontinencia de esfínteres, la inmovilidad, la depresión, el abuso y/o maltrato, la polifarmacia y la demencia", precisa.

"Uno de los trastornos más comunes en los adultos mayores es el Deterioro Cognitivo (DC).  Tanto en el envejecimiento normal como en el patológico, la disfunción en la memoria es la alteración cognitiva más común, afectando la calidad de vida y la capacidad de aprendizaje", indican en Pronadial.

Dentro de las enfermedades relacionadas con la vejez, la Enfermedad de Alzheimer (EA) aparece como "demencia neurodegenerativa progresiva que causa alteraciones cognitivas, conductuales y funcionales", responsable del 60% al 70% de los casos de deterioro cognitivo progresivo en adultos mayores. 

"Un número significativo de estudios sugiere que entre un 10% y un 15% de las personas mayores de 65 años padece deterioro cognitivo, y la EA es responsable de la mayoría de estos casos", informa el instituto. Además, la prevalencia se duplica aproximadamente cada cinco años, alcanzando hasta un 40% en personas de 85 años o más.