Acerinox, de posible ganadora del Ibex por los aranceles a blanco de los bajistas
La reinstauración de los aranceles en Estados Unidos ha encarecido las importaciones en ese país, pero también ha provocado que el exceso de acero asiático busque nuevos destinos, sobre todo en la Unión Europea

Hace apenas un mes, todo parecía pintar bien para Acerinox. La compañía española había reforzado su apuesta por Estados Unidos, donde ya generaba el 70% de su beneficio bruto, gracias en parte a la reciente adquisición de Haynes International por 740 millones de euros. Además, con el regreso de Donald Trump y sus viejos conocidos aranceles del 25% al acero importado, muchos vieron en Acerinox a una de las grandes beneficiadas.
La acción, de hecho, subía con fuerza. En el primer trimestre de 2025, se anotaba un avance del 20% y los analistas se frotaban las manos. Pero desde principios de abril, el optimismo ha dado paso a la inquietud. A día de hoy, la revalorización acumulada se ha reducido a la mitad. Los títulos se han desplomado desde los 11,55 euros de marzo a un mínimo de 8,97 euros, para luego estabilizarse en torno a los 10 euros. El giro ha sido brusco.
El problema empieza en Asia. La sobreproducción estructural de acero, especialmente en China, no se ha corregido. La reinstauración de los aranceles en Estados Unidos ha encarecido las importaciones en ese país, pero también ha provocado que el exceso de acero asiático busque nuevos destinos. Y ese destino es principalmente Europa. Un mercado ya presionado por la competencia externa y por unos costes energéticos mucho más altos que los de Estados Unidos.
Acerinox, pese a sus esfuerzos, no ha podido esquivar ese golpe. Aunque su exposición al mercado estadounidense es alta, sigue manteniendo operaciones importantes en Europa. Y aquí las cosas no marchan bien. A los problemas estructurales se han sumado factores puntuales como la venta de su planta en Malasia y la resolución del conflicto laboral en Algeciras, que dejó una factura de 43 millones de euros. Todo esto ha enfriado las expectativas.
Marshall Wace y Squarepoint Ops, dos de los fondos bajistas más activos del Ibex, han olido sangre. Desde el 2 de abril, el “Día de la Liberación” anunciado por Trump, han incrementado sus posiciones cortas sobre la acción. Marshall Wace ha pasado del 0,80% al 1,11%, mientras que Squarepoint Ops se ha colocado en el 0,51%. El mercado está apostando a la baja.
Los analistas de Deutsche Bank ya lo advirtieron. Aunque Acerinox está mejor preparada que otras para resistir la volatilidad del mercado, los aranceles por sí solos no bastan para sostener la cotización. La presión sobre los márgenes en Europa es real. El debilitamiento de la demanda industrial también. Alemania, el motor del continente, roza la recesión. Y la demanda de acero inoxidable no acompaña.
El entorno es complicado. La recuperación industrial va con el freno de mano puesto. Y aunque en Estados Unidos Acerinox cuenta con North American Stainless, la mayor planta de acero inoxidable integrada del país, eso no es garantía de inmunidad. Menos aún si la política comercial global sigue lanzando señales contradictorias y la inflación se mantiene alta.
Como explican los analistas de R4, “el impacto de los aranceles es positivo, pero no suficiente. La sobrecapacidad en Asia y los riesgos de saturación en Europa limitan el efecto positivo que esperábamos". A esto hay que sumarle un componente técnico que ha amplificado el desplome.
Cuando la acción de Acerinox perforó el nivel simbólico de los 10 euros, un soporte psicológico que muchos analistas y algoritmos de trading seguían de cerca, se activaron automáticamente órdenes de venta programadas. Estos niveles clave funcionan como puntos de referencia técnica. Mientras el precio se mantiene por encima, la sensación general es de estabilidad. Pero si se rompen, se interpretan como señales de debilidad. Y eso, en un valor con tanta exposición cíclica como Acerinox, es gasolina para el fuego.
Por eso, aunque los fundamentales de la empresa siguen siendo sólidos y su estrategia en Estados Unidos es acertada, la cotización refleja, sobre todo, otra cosa. Incertidumbre. Acerinox no está sola. El sector del acero entero se tambalea. Pero en su caso, la historia resulta especialmente paradójica. La empresa que debía brillar con Trump está atrapada entre los tambores de la guerra comercial y las grietas de una economía europea en baja forma. Y mientras tanto, los bajistas siguen oliendo oportunidad.