¿A qué juega Pedro Sánchez con la OPA BBVA-Sabadell?
La noticia de la semana ha sido, sin duda, el bombazo que soltó Pedro Sánchez el lunes en el Cercle d’Economía de Barcelona: la consulta pública sobre la OPA del BBVA sobre el Banco Sabadell. Una medida sin precedentes que ha desatado el cachondeo generalizado propio de nuestro carácter y también la preocupación en el … Continuar leyendo "¿A qué juega Pedro Sánchez con la OPA BBVA-Sabadell?"

La noticia de la semana ha sido, sin duda, el bombazo que soltó Pedro Sánchez el lunes en el Cercle d’Economía de Barcelona: la consulta pública sobre la OPA del BBVA sobre el Banco Sabadell. Una medida sin precedentes que ha desatado el cachondeo generalizado propio de nuestro carácter y también la preocupación en el mundo económico por el «intervencionismo» gubernamental. Pero, ¿qué pretende en realidad Sánchez con esta jugada?
El anuncio sigue a la inesperada decisión de la CNMC (la autoridad de Competencia), tras su maratoniana reunión del miércoles 30 de abril, de aceptar simplemente los compromisos ofrecidos por el BBVA sin condiciones adicionales, y ni siquiera obligarle a alargar los compromisos de mantener las condiciones del crédito a las pymes hasta 5 años (se han quedado en 3). Y eso, con un representante de Junts en la Sala de Competencia que votó la resolución.
A nadie se le escapa el cacao maravillao interno del partido del prófugo Puigdemont, así que éste reaccionó furibundamente y exigió al Gobierno que endureciera esas condiciones para hacer descarrilar la OPA. Como es bien sabido, puede hacerlo en la llamada Fase 3, si bien debe basarse en criterios de «interés general» y no de «defensa de la competencia», porque se supone que ésos son los que ha aplicado la CNMC.
El Gobierno ha manifestado desde el principio su oposición a la OPA y ha advertido de que no aprobará la fusión posterior de los dos bancos si la oferta sale adelante. Así que lo tenía fácil. Pero entonces, ¿por qué hacer una consulta? Pues, como ya conocemos bastante a Pedro Sánchez después de sufrirlo tantos años, la explicación en el caso BBVA-Sabadell es la misma por la que lo hace todo: mantenerse en el poder. Es decir, es un cálculo puramente electoral.
Imagen intervencionista
Si directamente endurece las condiciones y tumba así la OPA, va a ganar apoyos en Cataluña pero los va a perder en el resto de España, donde se interpretaría como la enésima cesión Puigdemont. Y hay un hartazgo cada vez mayor con la sumisión del Gobierno al tipo que intentó dar un golpe de Estado.
Por otra parte, hacerlo a las bravas agravaría la nefasta imagen de intervencionista que tiene España ante los inversores internacionales, ganada a pulso con casos como la OPA de Talgo o los asaltos a Indra y Telefónica. Eso sí que es intervencionismo y no la consulta, que precisamente lo que pretende es suavizar esa imagen.
Es decir, Sánchez quiere usar la susodicha consulta para poder decir que ha recogido el sentir general contrario a la OPA en vez de rechazarla porque le sale de las narices. Un sentir general que es así, no sólo en Cataluña o Valencia: todos los partidos (el PP también aunque más tibiamente), patronales y sindicatos se oponen, y, por supuesto, también las empresas, que van a ver dificultada su financiación. Lo ilustró con una metáfora el CEO del Sabadell, César González-Bueno: «El BBVA es el kamikaze que va en sentido contrario y se cree que son los demás los que están locos».
Otra cosa es que la forma de la consulta sea una chapuza, como todo lo que hace el Gobierno: que pueda participar hasta la señora María, que se pueda votar varias veces y con nombres falsos, etc. Lo suyo habría sido dirigirse uno a uno a los que tienen algo que decir en el asunto, los que pidieron personarse en el proceso de la CNMC y a los que ésta rechazó.
La opción B
Por tanto, Sánchez tendrá en su mano los argumentos para hacer casi imposible el éxito de la OPA como quiere Puigdemont… pero no saquemos conclusiones tan deprisa. Hay gente relevante del mundo financiero que cree que las cosas son más complicadas. Según su opinión, a pesar del paripé de la consulta, cargarse la OPA seguirá viéndose como una cesión a Junts y Sánchez quiere que quede claro que el que manda es él y no Puigdemont, para intentar recuperar votos fuera de Cataluña.
Y aquí hay otro frente, que es Carlos Cuerpo: como también les hemos contado en OKDIARIO, Sánchez está bastante molesto con el autobombo que se da el ministro de Economía, y considera que está volando demasiado alto y haciendo sombra al único que manda allí. Y ya se sabe que, en España, cuando uno vuela demasiado alto y se acerca al Sol, se quema, como Ícaro. Hay miles de ejemplos, desde el de Goirigolzarri en el BBVA al más reciente de Ángel Simón en La Caixa.
Por tanto, Sánchez quiere aprovechar la oportunidad de la OPA BBVA-Sabadell para dar un golpe de autoridad en la mesa. Según estos directivos de banca, ese golpe va a ser imponer unas condiciones salvables para el BBVA, es decir, no cargarse directamente la operación. Como Junts volverá a montar en cólera, le quiere dar a cambio más dinero para los accionistas del Sabadell, cosa a la que el BBVA ha corrido a prestarse, como publicó en exclusiva este medio.
El dilema de Torres
Ahora bien, Carlos Torres se ha quedado muy corto con los 1.000 millones de mejora de precio (y sólo en acciones, en principio) ofrecidos a Moncloa. Necesitaría subir al menos 2.000 solamente para igualar las condiciones de la OPA cuando se anunció hace un año. Ni siquiera para mejorarlas.
Pero, como les hemos contado muchas veces en esta columna, Torres es prisionero de sus palabras (no iba a subir el precio never, never, never porque no podía) y de la realidad de las menores sinergias, el elevado fondo de comercio, la falta de colchón de capital y el nuevo impuesto a la banca, que hacen muy difícil pagar más por algo que vale menos para el BBVA. Aunque otro banquero alude a un factor nada despreciable: «Torres no se puede echar atrás. Hay demasiado ego puesto en esta operación».
¿Qué va a pasar? Pues, aunque la opinión mayoritaria es que Sánchez va a cargarse la OPA de BBVA a Sabadell gracias a la excusa de la consulta, no se puede descartar en absoluto esta segunda opción: que imponga condiciones salvables y que haya una mejora del precio de la OPA. En ese caso, los accionistas del Sabadell serán los que evalúen si esa subida es suficiente y, en consecuencia, los que decidan el éxito o fracaso de la oferta.