5 canciones de heavy metal que no pueden faltar en tu playlist

El heavy metal no pide permiso. Nació para molestar, para incomodar, para patear la puerta del buen gusto y poner a gritar a todo aquel que no pudiera conformarse en la calma. A casi cinco décadas de su surgimiento, el metal sigue siendo un refugio para millones de fanáticos que encontraron en este género no solo música sino una comunidad entera.

Detrás de los gritos guturales y los riffs en baja afinación hay una búsqueda constante de identidad. Hoy, el género se mantiene vivo como un culto global. No está en las radios, no suena en las publicidades, pero llena estadios, encabeza festivales y expande su comunidad a través del tiempo.

Para celebrar su trascendencia y legado a través de las décadas, a continuación recopilamos 5 canciones que no pueden faltar en ninguna playlist metalera, con algunas de las bandas más grandes e importantes del género.

Iron Maiden – "Hallowed Be Thy Name" (1982)

Una obra maestra del metal clásico. El relato de un condenado a muerte en clave poética y feroz, con una progresión instrumental que va de la introspección al estallido. Steve Harris en modo Shakespeare y Bruce Dickinson volando en cada grito.

Metallica – “Master of Puppets” (1986)

La cúspide del thrash metal. Ocho minutos de palmutes demoledores, con cambios de ritmo, riffs memorables y una letra que explora la adicción y la manipulación.

Black Sabbath – "Paranoid" (1970)

El primer gran golpe. Dos minutos y medio que cambiaron toda la historia. Iommi, Butler y Ward construyen el esqueleto del metal mientras Ozzy lo recita como un profeta trastornado.

Judas Priest – "Painkiller" (1990)

El renacimiento de una banda legendaria en clave speed metal. Rob Halford grita como si quemara la garganta y las guitarras vuelan bajo. Una pieza que parece exigir resistencia física, mental y emocional.

Slayer – "Angel of Death" (1986)

La cara más agresiva del género: velocidad, precisión quirúrgica de Dave Lombardo en la batería y un riff que abre la canción como una motosierra. Como si fuera poco, la temática -el horror nazi encarnado en Josef Mengele- es una piña directa al estómago.

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