Unai Sordo: "Es momento de pensar en grande, España puede saltar al pleno empleo en los próximos cinco años”
El líder sindical advierte de la amenaza que supone Trump, así como de las oportunidades de España en la producción de energía más barata y las tareas pendientes en reducción de jornada y despidoEl próximo Consejo de Ministros aprobará la ley de reducción de la jornada laboral A unos días de la celebración del día grande del movimiento obrero, uno de los protagonistas del Primero de Mayo en España es Donald Trump. Puede parecer extraño o lejano, pero no lo es, insiste Unai Sordo (Bilbao, 1972). Lo que hace y deshace el presidente de Estados Unidos puede traducirse en una crisis económica o en el aumento del paro en Europa y en España. Por ello, los sindicatos CCOO y UGT llaman a salir a la calle para reivindicar los derechos y libertades alcanzados. El desafío también se puede convertir en una oportunidad, advierte Sordo: “España está en condiciones de saltar al pleno empleo en el próximo lustro”. Con la visión estratégica que le caracteriza, el secretario general de Comisiones Obreras (CCOO) subraya la necesidad de que España aproveche sus ventajas competitivas para producir “energía barata” gracias a las renovables. Estrictamente en lo laboral, defiende la reducción de la jornada laboral, que el Gobierno enviará al Parlamento el martes, y la reforma del despido como las medidas que “cerrarían el círculo” de varios cambios legislativos para mejorar la calidad del empleo. Este Primero de Mayo, los sindicatos CCOO y UGT han enfocado una mirada muy internacional. ¿Por qué? Más que muy internacional, situando en el centro un momento en términos socioeconómicos y laborales, pero también políticos y democráticos, me atrevería a decir que inédito. Que la primera potencia mundial esté planteando una batalla arancelaria, que puede tener unos efectos enormes de crisis y de recesión económica, y que cuestione además los principios básicos de cómo hacer sociedad en Europa, es un desafío de muchísimo calado a las clases trabajadoras y populares españolas y europeas. En realidad, lo que estamos haciendo es situar en el centro del debate esta gran amenaza. No es que situemos un mensaje internacional para obviar lo concreto. Es que lo que está pasando puede tener una afectación fuerte sobre las condiciones de trabajo y de vida de la gente, por eso queremos denunciarlo el Primero de Mayo y situar un frente común contra esta agresión. Lo que está pasando en EEUU puede tener una afectación fuerte sobre las condiciones de trabajo y de vida de la gente en España ¿Cree que la gente percibe esta amenaza? ¿Cómo puede afectar a la población trabajadora en España? Estamos hablando de un señor que dice que lo que hasta ahora costaba 100 en exportaciones de vino, de aceite, de automóviles de un país europeo a Estados Unidos va a pasar a valer 120, 125 o 150, lo que sea. Esto en una economía que está muy globalizada, puede tener efectos fuertes en la ralentización de la economía, en la generación de crisis y de desempleo. No quiere decir que lo vaya a tener, pero lo puede tener. Y este señor está diciendo: 'Para que no pase esto, quiero negociar con vosotros, porque vosotros también me ponéis a mí aranceles'. Lo que pasa es que se llaman impuestos o regulaciones de seguridad alimentaria, entre otras. Es decir, es un ataque a nuestra forma de construir sociedad. Como Europa entre en el chantaje de estos señores, podemos ir a un proceso de deconstrucción de nuestro modelo fiscal y de protección social, aparte de los riesgos de recesión y de paro que mencionaba. O sea, la ofensiva es muy gorda y puede tener afectaciones muy serias. Lo estamos viendo estos días, desde la propia Unión Europea se está impulsando una serie de decisiones presupuestarias en materia de defensa y en materia armamentística, que también son producto de la decisión de EEUU de a priori desvincularse de los compromisos de seguridad vinculados a la OTAN, y de repartirse Ucrania con Rusia. En esta sensación de inseguridad, que yo creo que es más que una sensación, se plantea el refuerzo de los presupuestos de defensa en la Unión Europea. De algún sitio tendrá que salir el dinero, lo cual es todo un reto que puede tener efectos muy importantes en las condiciones de vida de los europeos.

El líder sindical advierte de la amenaza que supone Trump, así como de las oportunidades de España en la producción de energía más barata y las tareas pendientes en reducción de jornada y despido
El próximo Consejo de Ministros aprobará la ley de reducción de la jornada laboral
A unos días de la celebración del día grande del movimiento obrero, uno de los protagonistas del Primero de Mayo en España es Donald Trump. Puede parecer extraño o lejano, pero no lo es, insiste Unai Sordo (Bilbao, 1972). Lo que hace y deshace el presidente de Estados Unidos puede traducirse en una crisis económica o en el aumento del paro en Europa y en España. Por ello, los sindicatos CCOO y UGT llaman a salir a la calle para reivindicar los derechos y libertades alcanzados. El desafío también se puede convertir en una oportunidad, advierte Sordo: “España está en condiciones de saltar al pleno empleo en el próximo lustro”.
Con la visión estratégica que le caracteriza, el secretario general de Comisiones Obreras (CCOO) subraya la necesidad de que España aproveche sus ventajas competitivas para producir “energía barata” gracias a las renovables. Estrictamente en lo laboral, defiende la reducción de la jornada laboral, que el Gobierno enviará al Parlamento el martes, y la reforma del despido como las medidas que “cerrarían el círculo” de varios cambios legislativos para mejorar la calidad del empleo.
Este Primero de Mayo, los sindicatos CCOO y UGT han enfocado una mirada muy internacional. ¿Por qué?
Más que muy internacional, situando en el centro un momento en términos socioeconómicos y laborales, pero también políticos y democráticos, me atrevería a decir que inédito. Que la primera potencia mundial esté planteando una batalla arancelaria, que puede tener unos efectos enormes de crisis y de recesión económica, y que cuestione además los principios básicos de cómo hacer sociedad en Europa, es un desafío de muchísimo calado a las clases trabajadoras y populares españolas y europeas.
En realidad, lo que estamos haciendo es situar en el centro del debate esta gran amenaza. No es que situemos un mensaje internacional para obviar lo concreto. Es que lo que está pasando puede tener una afectación fuerte sobre las condiciones de trabajo y de vida de la gente, por eso queremos denunciarlo el Primero de Mayo y situar un frente común contra esta agresión.
Lo que está pasando en EEUU puede tener una afectación fuerte sobre las condiciones de trabajo y de vida de la gente en España
¿Cree que la gente percibe esta amenaza? ¿Cómo puede afectar a la población trabajadora en España?
Estamos hablando de un señor que dice que lo que hasta ahora costaba 100 en exportaciones de vino, de aceite, de automóviles de un país europeo a Estados Unidos va a pasar a valer 120, 125 o 150, lo que sea. Esto en una economía que está muy globalizada, puede tener efectos fuertes en la ralentización de la economía, en la generación de crisis y de desempleo. No quiere decir que lo vaya a tener, pero lo puede tener.
Y este señor está diciendo: 'Para que no pase esto, quiero negociar con vosotros, porque vosotros también me ponéis a mí aranceles'. Lo que pasa es que se llaman impuestos o regulaciones de seguridad alimentaria, entre otras. Es decir, es un ataque a nuestra forma de construir sociedad. Como Europa entre en el chantaje de estos señores, podemos ir a un proceso de deconstrucción de nuestro modelo fiscal y de protección social, aparte de los riesgos de recesión y de paro que mencionaba. O sea, la ofensiva es muy gorda y puede tener afectaciones muy serias.
Lo estamos viendo estos días, desde la propia Unión Europea se está impulsando una serie de decisiones presupuestarias en materia de defensa y en materia armamentística, que también son producto de la decisión de EEUU de a priori desvincularse de los compromisos de seguridad vinculados a la OTAN, y de repartirse Ucrania con Rusia. En esta sensación de inseguridad, que yo creo que es más que una sensación, se plantea el refuerzo de los presupuestos de defensa en la Unión Europea. De algún sitio tendrá que salir el dinero, lo cual es todo un reto que puede tener efectos muy importantes en las condiciones de vida de los europeos.
El presidente del Gobierno ha anunciado que España va a aumentar el gasto en defensa al 2% este año. ¿Cómo valora esta decisión?
Esta decisión que adelanta el presidente del Gobierno se enmarca en una estrategia común que está promoviendo la Comisión Europea y la propia Ursula von der Leyen, que se configura en el llamado Programa Rearme y que, en mi opinión, es una visión y una estrategia errática, insuficiente y equivocada. No porque Europa no tenga que asumir desafíos en materia de seguridad e incluso en defensa, producto de la nueva posición mundial que está jugando Estados Unidos, sino porque lo que hay que reforzar en Europa es su autonomía estratégica, que es reducir las dependencias en todos los elementos críticos que podamos tener de economías como la norteamericana, en parte también la China, la rusa o la de Medio Oriente.
Ese refuerzo de la autonomía estratégica apela a la energía, a reforzar los elementos de soberanía industrial y también al modelo de seguridad. Pero, para hacer frente a esto, hay que definir primero una estrategia común de seguridad en Europa. Porque si Europa se dedica simplemente a incrementar los presupuestos en armamento, por un supuesto riesgo de guerra convencional con Rusia, estamos haciendo un diagnóstico erróneo, que no se corresponde con la realidad.
Tiene que haber una estrategia mucho más integral de autonomía global de nuestro continente, donde soy consciente de que hay que abordar el tema de la seguridad, incluso el gasto en defensa y el militar, pero creo que no se están planteando las cosas correctamente.
¿Es posible que el incremento en 10.500 millones de euros en defensa este año no merme la inversión en políticas sociales, como asegura el Gobierno?
Con estos niveles de recaudación pública y con la previsión de la propia Unión Europea de que este incremento de gasto no compute temporalmente en los límites del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, creo que no va a tener un efecto en el corto plazo, que no va a haber recortes en España en ese terreno.
Una cosa es el corto plazo y otra, el medio y largo plazo. Si Europa consolida un incremento exponencial del gasto en defensa, de algún sitio hay que pagarlo. Pensar que no va a tener efecto en los presupuestos de los próximos años es vivir en el país de Alicia y las Maravillas. Por tanto, claro que hay un riesgo de descompensar nuestras cuentas públicas a futuro.
Europa tiene que ganar autonomía en seguridad y en defensa, no nos engañemos. Y para hacer estas cosas y no subcontratarlas en un país tan poco fiable como Estados Unidos, vamos a tener que invertir
El gasto en defensa está generando muchas tensiones en el Gobierno progresista. ¿Cómo valora la respuesta a este debate de las izquierdas, dentro y fuera del gobierno?
Al igual que digo que la estrategia del rearme es errática y equivocada, también digo que Europa tiene que garantizar sus marcos de seguridad. Que hoy en día es la garantía de las cadenas de suministro o la ciberseguridad, por ejemplo. Que pueda haber hackers que pongan en solfa nuestros sistemas informáticos y nuestras administraciones públicas es un serio riesgo y, para hacer frente a todo esto, Europa tiene que ganar autonomía en seguridad y en defensa. No nos engañemos. Para hacer estas cosas y no subcontratarlas en un país tan poco fiable en este momento como Estados Unidos, vamos a tener que invertir también ahí. Y se va a generar actividad económica y empleo. Ahora, confundir eso solo con una estrategia de gasto militar es donde está el error.
Creo que las izquierdas tienen que hacer una reposición de en qué momento está la Unión Europea, que creo que en parte lo están haciendo. Entiendo las tensiones porque el planteamiento de la Comisión Europea no es el más atinado, como decía, pero de ahí a hacer como que no pasa nada y tener una posición naif de que no pasa nada… Creo que las poblaciones tampoco están en eso. La sociedad sabe que se enfrenta a determinados marcos de inseguridad y las organizaciones progresistas, los sindicatos y los partidos políticos están en la obligación de tratar de fijar marcos de certeza y de seguridad. Porque, como abdiquen de esa responsabilidad, quien va a dar la narrativa es la derecha y la extrema derecha. Por si alguien no se ha dado cuenta.
El Gobierno ha anunciado que llevará el martes la ley de reducción de la jornada laboral. ¿Por qué consideran tan importante este debate en el momento actual?
40 y tantos años después de la última reducción por ley del tiempo de trabajo, España está en disposición de volver a hacerlo. La economía y las empresas han cambiado mucho. Y, sobre todo, porque creo que tanto la reducción de la jornada laboral como la reformulación del despido en España cerrarían un círculo sobre cómo cambiar el sistema de incentivos del mercado laboral español que ha dado un resultado bastante satisfactorio en los últimos cinco años.
Es decir, los ERTE en la pandemia, la reforma laboral, la reducción de la temporalidad y la subida del salario mínimo, entre otras medidas, han cambiado un poco el patrón del modelo laboral español ante las crisis, pero le faltan aspectos a lo que hemos hecho. Uno es una reducción del tiempo de trabajo que sirva para repartir mejor la productividad, que genere incentivos en las empresas para mejorar la forma de trabajar y completaríamos un círculo, que algunos anunciaban como la hecatombe, pero que creo que está en la base del mejor comportamiento del mercado laboral español, del récord de cotizantes a la Seguridad Social y de que el consumo interno esté siendo uno de los tractores de la economía española.
Nosotros hemos hecho ya la parte de negociación de nuestro trabajo, ahora lo que toca es hacer un seguimiento del proceso legislativo y, llegado el caso, hacer un proceso de movilización.
Porque Junts en principio ha dicho que no apoya la reducción de la jornada y su apoyo parece necesario, porque el PP tampoco ha respaldado la medida. ¿Están en conversaciones con Junts o van a focalizar más la presión en Catalunya?
A nosotros ellos [Junts] nos dijeron que no tenían una posición cerrada. Espero que nadie cometa la torpeza y casi el fraude democrático de evitar que se debata esto en las Cortes mediante algún tipo de enmienda a la totalidad. Luego, el juego de enmiendas puede jugar su papel. Este es un debate que tampoco los partidos de derecha, o de centroderecha, tienen tan sencillo justificar un no, porque es algo que sus propios electorados valoran de forma bastante positiva.
En todo caso, nuestra intención es reactivar el proceso de movilización que empezamos en febrero con una movilización en Barcelona de más de 10.000 delegados y delegadas sindicales. Evidentemente, no vamos a mirar este trámite desde la barrera, lo vamos a seguir y vamos a presionar. Veremos cómo se van situando Junts y todos los partidos.
Mencionaba antes la hecatombe. CEOE ha mandado un comunicado alertando del gran perjuicio económico y para el empleo que puede tener la reducción de la jornada laboral, especialmente para las pymes.
Todo lo vinculado al salario mínimo interprofesional viene a ser un poco el mismo razonamiento. Es decir: que España tiene un tejido productivo muy débil al que, si se le somete a una subida de los salarios mínimos o a una reducción de las jornadas, es incapaz de funcionar, desaparecen las empresas y se incrementa el paro. Afortunadamente, tenemos la ventaja de poder comprobar empíricamente si esto era como decían y no ha sido así. La prueba evidente es que las empresas han podido adaptarse a esta nueva situación salarial y estamos en el récord de personas trabajando.
Si en España siempre se resuelven los problemas por la vía de deteriorar las condiciones de trabajo, de tener normas muy laxas, mucha precariedad, muchos bajos salarios, se está induciendo o incentivando un modelo de competencia entre las empresas que prima las peores y genera una suerte de dumping laboral, que nunca ha sido bueno para nuestro país, pero creo que ahora es peor que nunca. Porque España, en este contexto de transformaciones productivas, digitales y energéticas, tiene que incentivar aquellos proyectos, sectores y empresas que inviertan en mejorar las formas de trabajar.
Es el momento de atreverse a apostar y de pensar en grande. En este nuevo contexto, si se moviliza inversión tanto pública como privada, España está en condiciones de saltar al pleno empleo en el próximo lustro.
El gran reto de España es aprovechar la potencialidad de producir energía barata, vinculado al despliegue renovable, como una forma de atraer inversión y reindustrializar nuestro país
Estamos hablando de un país que sigue teniendo un 11% de paro. ¿Cómo cree que se podría alcanzar ese pleno empleo? ¿Hay sectores clave para reducir sustancialmente el desempleo en España?
España está teniendo un comportamiento muy bueno en los sectores de servicios de alto valor añadido, que históricamente no habían jugado un gran papel en nuestra economía y que están generando bastantes empleos. También está habiendo una transformación de muchos de los empleos industriales, en actividades vinculadas con las ingenierías, por ejemplo. Pero el gran reto es aprovechar la potencialidad de producir energía barata, vinculado al despliegue renovable en España, como una forma de atraer inversión productiva e industrial. Esto puede servir para reindustrializar nuestro país.
El factor de atracción es un precio de la energía (marina, fotovoltaica, eólica) que te sitúa en un 20, 25 o 30% menos de coste energético, lo que es un incentivo a que inviertan aquí empresas industriales que España no ha tenido nunca. Es una oportunidad que, si se hacen las cosas bien, si se electrifica el transporte, si se electrifica parcialmente la economía y se suministra electricidad barata, España puede llegar en los próximos años al pleno empleo.
¿Qué cambios considera Comisiones Obreras que habría que hacer en el sistema de despido?
Hay que desincentivar el despido como recurso fácil de las empresas ante los problemas de toda índole. Esto se hace garantizando fórmulas alternativas, como las adaptaciones temporales de jornada, los ERTE, los Mecanismos Red, y que sea más costoso recurrir a ello.
El encarecimiento del despido es una opción. El despido en España está en 20, en 33 o 45 días y para personas con muy poca antigüedad es muy barato. Con lo cual habría que elevar las indemnizaciones mínimas. Es decir, que aunque lleves tres meses trabajando, si tienes un despido improcedente tengas una indemnización mínima que de alguna manera desincentive que el empresario haga eso. O que ante los despidos improcedentes, la opción de la readmisión, en vez de tenerla el empresario la pueda tener el propio trabajador.
Nosotros creemos que es bueno abordar esto en una mesa de diálogo social cuando se acaben de aclarar las resoluciones del Comité Europeo de de Derechos Sociales. Porque si no, los jueces van a aplicar los preceptos de la Carta Social Europea y los van a interpretar, y se va a generar una inseguridad jurídica evidente.
La siniestralidad laboral también es otro de los temas que destacaron de cara a este Primero de mayo, en un contexto de aumento de muertes en el trabajo, ¿Qué medidas cree que debería incluir esa ley que se está negociando en esa mesa de diálogo social?
Hay que diagnosticar correctamente lo que está pasando. Muchas de las muertes siguen siendo por las causas históricas. Es decir, no es que haya una nueva tipología del accidente mortal, es que son caídas en altura, atrapamientos... sigue pasando lo de siempre. Y hay un dato que a mí me parece brutal: más de un tercio de los accidentes mortales se dan por un riesgo que ni siquiera estaba diagnosticado en el plan de prevención. Es decir, alguien se ha muerto por algo que no estaba diagnosticado ni como riesgo. Es la leche y quiere decir que la actividad preventiva muchas veces es de una calidad bajísima.
¿Por qué? ¿Qué es lo que está pasando? Porque una parte del empresariado ha externalizado la actividad preventiva a través de los servicios de prevención y hay que fomentar que se internalice la responsabilidad otra vez en las empresas. Una cosa es que haya servicios especializados en prevención de riesgos, porque muchas empresas son pequeñas y ni siquiera tienen personal especializado para hacer un plan de prevención correcto, pero eso no puede ser una forma de quitarte la pelota de en medio y hacer como que la prevención no va con la empresa.
Luego hay que mejorar mucho las coordinaciones de las empresas en materia preventiva. Hoy en día hay centros de trabajo donde conviven un montón de empresas y muchas veces sus planes de prevención no están convenientemente coordinados. También hay que mejorar la vigilancia, con Inspección, con sanciones y dotando de medios que fiscalicen la actividad preventiva de las empresas. Nosotros tenemos muchos delegados y delegadas de personal, en concreto 112.000, pero ¿en cuántas empresas de España no hay ningún representante sindical? Muchas veces no hay ojos para cotejar si se hacen bien las cosas.
¿Cómo llegan las Comisiones Obreras a este Primero de Mayo? ¿Qué pulso tiene en los últimos años el sindicalismo?
Estamos en unos niveles de afiliación muy relevantes, hemos cerrado el año 2024 con 1.085.000 personas que han estado afiliadas a lo largo del año a Comisiones Obreras y con un número de representantes en torno a los 112.000. Y aquí hay una buena noticia: no solo es que Comisiones Obreras tenga más delegados, es que el conjunto del sindicalismo se está extendiendo. Está habiendo más densidad sindical en España.
A partir de ahí, esto es como lo de la botella medio llena o medio vacía, que puedes quedarte en esos números o puedes tener ambición. Y creo que hay que ser ambicioso. En España sigue habiendo muchísima gente que ni ha oído hablar del sindicato en su centro de trabajo o que no es consciente ni de que tiene un convenio colectivo de aplicación. Hay que extender el sindicato allí donde no está. Hay que llegar a nuevas realidades del trabajo, integrar organizativamente los flujos de migración que va a haber en España en los próximos años y hay que seguir luchando contra las mil formas de precariedad que existen en nuestro país.