'Thunderbolts*' es la mejor de la Marvel reciente
Divertida, explosiva y sorprendentemente emotiva: Marvel levanta cabeza con su grupo de marginados y da un prometedor vuelco al futuro de su universo. Sí, ya sabemos lo que significa el asterisco.

[ESTE ARTÍCULO CONTIENE SPOILERS DE THUNDERBOLTS*]
Desde que Iron Man (Robert Downey Jr.) chasqueara aquel guantelete sacrificándose heroicamente al final de Vengadores: Endgame, el MCU no ha vuelto a ser el mismo. A excepción de algún que otro destello esporádico (Bruja Escarlata y visión, Guardianes de la galaxia Vol. 3), el universo de Kevin Feige se ha ahogado bajo un aluvión de series, producciones despersonalizadas y nuevos héroes a los que se les ha escurrido el testigo.
Tras el descalabro de Capitán América: Brave New World en febrero y justo antes de presentarnos a la Primera Familia de Pedro Pascal en Los Cuatro Fantásticos: Primeros pasos, Disney presenta en sociedad a un nuevo supergrupo de inadaptados en Thunderbolts*, que promete ser la primera gran película indie de Marvel. Jake Schreier dirige la apuesta capitaneada por Florence Pugh en la piel de la viuda negra Yelena Belova y Sebastian Stan con Bucky Barnes convertido en congresista.
Tras una misión fallida de Valentina Allegra de Fontaine (Julia Louis-Dreyfus), los personajes más perdedores y solitartios del MCU se ven obligados a aunar fuerzas para hacer frente a una nueva amenaza. Ellos son Yelena, Bucky, el Guardián Rojo (David Harbour), John Walker (Wyatt Russell), Fantasma (Hannah John-Kamen) y un misterioso hombre llamado Bob (Lewis Pullman).
Nos reencontraremos con todos ellos en Vengadores: Doomsday, la próxima reunión superheroica liderada por los hermanos Russo que llegará a las salas el 1 de mayo de 2026. Pero antes, estos inadaptados tendrán que aprender a trabajar en equipo. Son individualistas, no poseen grandes poderes pero sí antecedentes y, pese a todo, han puesto el futuro del Universo Marvel en sus manos. ¿Ha sido buena idea?
Resulta casi profético que los Thunderbolts se estrenaran en los cómics en plena crisis de Marvel, con los vengadores masacrados por Onslaught y la editorial en bancarrota. A riesgo de sonar agoreros, su salto al cine tiene ahora un regusto amargo similar, en un MCU con los 'vengatas' desmantelados y el estudio aquejado de proyectos fallidos y fatiga.
Dentro y fuera de la pantalla, Thunderbolts* y sus protagonistas son la medida desesperada de una Marvel Studios a la deriva tras despedir a los héroes de cabecera en Vengadores: Endgame. Por suerte, Florence Pugh y sus aliados ni 'súper' ni 'heroicos' han sabido responder a la llamada de auxilio, firmando una de las mejores películas de la era multiversal de la franquicia.
Con una apuesta narrativa más contenida, original y efectiva que las nostálgicas Spider-Man: No Way Home (2021) y Deadpool y Lobezno (2024), aunque sin logran la perfección de Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos (2021) o Guardianes de la galaxia Vol. 3 (2023), Thunderbolts* resulta una película certera, que honra las explosiones y los fuegos artificiales propios del género, pero que en esencia es una historia de personajes más profunda e íntima de lo esperado.
Afortunadamente, Schreier que emancipa todo lo posible del resto de apuestas marvelitas para explorar a sus vigilantes imperfectos, desconfiados y acechados por su pasado, forzados a reunirse no tanto para salvar el mundo como para salvarse a sí mismos. Florence Pugh es la protagonista indiscutible de esta aventura, absolutamente magnética en cada salto al vacío, en cada trauma confesado en voz en off, en cada pelea contra sus demonios internos, la antiheroína más interesante que ha dado la Marvel reciente con Bruja Escarlata (Elizabeth Olsen).
David Harbour bien podría ser el gran aliado en pantalla de Pugh, elevando indudablemente el sarcasmo afilado de Yelena, pero es Lewis Pullman quien realmente forma el tándem perfecto con la rubia. En la mejor presentación de un personaje desde Spider-Man, Pullman se alza como el gran descubrimiento de Thunderbolts* en un papel sugestivo y cargado de matices: Bob es el chico normal que sirve de espejo a la audiencia, pero también el héroe Sentry con traje y el poder de un millón de soles explosivos y el lado tenebroso conocido como el Vacío.
A través de Bob, Jake Schreier se adentra inteligentemente en la mente de sus protagonistas y profundiza en sus heridas como ninguna otra película del género. Thunderbolts* es una viaje a los errores, arrepentimientos y episodios dolorosos de unos pseudo-héroes, una exploración de la salud mental mediante los pacientes más obvios, un puñado de mujeres y hombres que se dedican a sobrevivir, salvar y matar, y el resultado es sorprendentemente demoledor y emotivo.
El ritmo narrativo flojea en más de una ocasión y hay personajes tremendamente desaprovechados, pero es valiente y refrescante dentro de un universo recientemente tan encorsetado. Por una vez en mucho tiempo, Marvel no se conforma con el entretenimiento puro. Este está, igual que la acción terrenal, el humor tontaina y las bases para Vengadores: Doomsday, pero prima la profundidad a la espectacularidad, prima un abrazo en el clímax final a una explosión, prima una reinterpretación más humana del heroísmo que reformula el futuro del MCU y nos devuelve las esperanzas con un cambio de tornas prometedor y necesario.
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