Sigue el goteo de audios filtrados de Frank Cuesta: "Tenemos que andar con 'tasers', hasta que se le caigan los cuernos"
El herpetólogo habla de cuando el ciervo le atacó, provocándole graves heridas en el torso.
Estos días un excolaborador de Frank Cuesta, cuya identidad nadie conoce porque nunca muestra la cara ni los tatuajes de sus brazos, está filtrando una serie de audios de conversaciones de whatsapp. Antes amigos, ahora enfrentados, el excolaborador filtra audios sin contexto, sin sus propias respuestas o preguntas, a youtubers afines contrarios a Cuesta.
Los últimos audios se refieren a cuando hace tiempo un ciervo del Santuario de Frank Cuesta, uno llamado Perrito, le atacó, provocándole serias heridas con las astas.
"No me puedo ni mover de la paliza que me ha dado y me ha dejado agujeros por todos lados e inflamado de las hostias. Tengo las dos costillas del lado izquierdo rotas, por eso me costaba respirar", se le oye contar a su antaño amigo en esos audios.
A partir de ahí Cuesta se toma con humor lo sucedido y en un tono de risas y bromas comenta lo bien que ha ido el vídeo del ataque. "El vídeo lo han puesto para mayores de 18, pero van a sacar el clip en todos lados. Me tiene que casi matar un bicho para conseguir 100.000 visitas en dos horas y encima restringido".
"Mañana voy a comprar tasers, tenemos que andar con tasers [utensilios que dan descargas eléctricas no letales], hasta que se le caigan los cuernos a este hijoputa", dice ante el peligro que supone el animal.
"La leyenda continúa, esto es lo que necesitamos, de vez en cuando una cosa así. Esto nos vale para que la gente tenga la sensación de que aquí los animales son salvajes, que no es un zoo. Vamos a hacer esto cada tres meses (risas)", dice en otro corte el herpetólogo.
"Le voy a cortar lo de los cuernos a este hijoputa y en una semana le digo que se le han caído", dice en otro audio Frank Cuesta. Algo que no ocultó, pues ya hace semanas el aventurero contaba en su canal que Perrito había tenido que ser trasladado a un centro veterinario para recortarle las astas (que vuelven a crecer) hasta que pudieran hacer un cercado especial para él en el Santuario.
