Momento clave: números que sorprenden, un compromiso que falta

Las proyecciones sobre un crecimiento de la producción contrastan con la falta de definiciones estratégicas para ese fin y un entendimiento público-privado a largo plazo

May 3, 2025 - 11:16
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Momento clave: números que sorprenden, un compromiso que falta

Hace unos días, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) sorprendió con una proyección que dio que hablar: la Argentina, hacia 2035, podría producir 251,4 millones de toneladas de granos. Se trata de un número impactante, ya que serían unos 100 millones de toneladas más sobre un escenario considerado como base.

¿De qué depende llegar a ese volumen que forma parte de un modelo más amplio que apunta al aprovechamiento al máximo de toda la tecnología? Básicamente, de que se conjuguen estos elementos: mejora en la infraestructura, una menor carga impositiva —entre otras cosas, el final de las retenciones— y una inversión tecnológica a pleno. La Bolsa rosarina aclaró que, debido a su carácter teórico, este escenario —también proyectó otros dos con tonelajes más bajos— “no pretende ser una proyección realista a corto plazo, sino más bien una herramienta de exploración que permite dimensionar el impacto que tendría una adopción masiva de tecnología en la capacidad productiva argentina”. Sin embargo, el ejercicio con el número estimado es válido.

No es la primera vez que se conoce una proyección sobre lo que la Argentina puede producir con su amplio, pujante y siempre hábil sector agropecuario que supo adaptarse a cada uno de los vaivenes de la política y la economía. Organizaciones de la producción, fundaciones vinculadas con el sector, entre otros actores, han sabido a su tiempo realizar sus propias proyecciones. Más cerca o lejos de ese número. Incluso, diversos gobiernos también lo han hecho, aunque luego no fueran detrás del objetivo planteado.

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Vale recordar, por ejemplo, el Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial 2010/2020 (PEA), una herramienta impulsada por el exministro de Agricultura, Julián Domínguez, a partir de la colaboración de provincias, universidades, cámaras. Fue un compendio de muchas cosas para que, por ejemplo en granos, se pasara a producir 157,5 millones de toneladas. Algo que la Argentina todavía está lejos de alcanzar. Cristina Kirchner intervino los mercados agropecuarios cuando fue presidenta

Pasaron los años y en el país se fueron poniendo plazos y metas que no se cumplieron. La política se encargó de complicar el logro de buenas intenciones, como quedó demostrado con el kirchnerismo, que apeló al control de la exportación creyendo que así iba a cuidar la mesa de los argentinos.

Podrán venir nuevas proyecciones de producción e incluso de exportaciones, pero seguirá faltando un elemento esencial: trabajar de manera articulada, esto es el sector privado y el Estado para que haya una política permanente que permita cumplir cualquier proyección de crecimiento.

Escenario

El regreso a la normalidad lograda en términos comerciales para la producción, al menos porque la administración de Javier Milei no interviene para limitar el comercio, debería abrir la puerta para que el mismo Gobierno comprenda lo que los productores no se cansan de repetir: hay que eliminar las retenciones, gradual o de golpe, pero hay que hacerlo. El ministro de Economía, Luis Caputo, implementó una rebaja temporal de las retenciones

El país no puede quedarse rezagado, como ya lo ha hecho, ante países que no solo no tienen esa mochila sino que, además, supieron articular estrategias conjuntas vía el diálogo entre sus autoridades y el sector privado.

El esfuerzo tendría que incluir, además, otras cuestiones centrales para el sector: la infraestructura en general, que debe ser vista como un facilitador para el crecimiento, no como un gasto, la propiedad intelectual en semillas, la mejora del acceso al crédito, a las herramientas comerciales en general y hasta los seguros multirriesgo. Es una tarea que quizá la Mesa de Enlace y la confluencia de entidades como el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) tendrían que emprender coordinados, al unísono y con fuerza ante las autoridades. Es hora de demostrar que el trabajo conjunto se puede sobreponer a cualquier brillo momentáneo y particular de un actor o entidad individual.

En esto a la dirigencia rural, que tiene el termómetro de lo que pasa en el eslabón primario, que es el productor, le corresponde bajar al territorio y tomar contacto directo. Algo de esto, por ejemplo, hizo con una visita a Córdoba en la semana. Pero queda mucho más por delante para replicar esto.

La producción tiene tiempos biológicos de “campaña” según se trate del negocio agrícola o a más largo plazo como la ganadería o el tambo, por ejemplo. Lo que no puede demorarse más es una acción política para que cualquier proyección de cifras de producción pueda convertirse en una realidad duradera.