En una escalada diplomática transatlántica sin precedentes, Washington ha salido en defensa del partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD, por sus siglas en alemán), acusando al Gobierno de Berlín de utilizar métodos propios de una tiranía para silenciar a la oposición. La tensión se disparó después de que las autoridades alemanas clasificaran a AfD como una organización extremista el viernes, lo que provocó una reacción inusualmente dura desde la cúpula estadounidense. Horas después, el secretario de Estado, Marco Rubio , denunció la decisión en la red social X: «Alemania acaba de otorgar a su agencia de Inteligencia nuevos poderes para vigilar a la oposición. Eso no es democracia, es tiranía disfrazada . Lo verdaderamente extremista no es el popular partido...
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